La nueva Ducati, una moto obediente

Andrea Dovizioso la describió así: “Es una moto más normal”. En el estreno de la temporada en Qatar lo que se vio fue una Ducati capaz de pelear por la victoria —Dovizioso y Iannone se subieron al podio—, muy rápida (339 km/h en Austin, sólo por detrás de la Honda oficial: 342 alcanzó Márquez), y, por fin, capaz de defenderse en las curvas. La revolución tiene nombre propio: Gigi Dall’Igna. El italiano, director general de Ducati Corse desde 2014, ha parido en dos años una Desmosedici que sólo conserva de su predecesora la esencia. Y ya es mucho. La deriva durante las dos temporadas (2011 y 2012) en las que Rossi se peleó con aquella moto provocó muchas dudas y muchos debates internos que resultaron inútiles. Hoy, el nuevo director general ha conseguido dar con una moto diferente y competitiva sin renunciar a los principios de la casa.

“La Ducati siempre será una Ducati”, dice Dall’Igna. Pese a las intensas discusiones de hace sólo algunos meses ahora puede afirmar que esta moto ni se parece a las japonesas, ni tiene por qué hacerlo: “Ha nacido en Ducati y con su filosofía: sigue teniendo el motor desmodrómico [por la distribución, característica exclusiva de la marca] y en forma de L, como la anterior”. Sin embargo, las similitudes con la máquina del año pasado son mínimas, además de prácticamente imperceptibles: “La termodinámica del motor y la electrónica son lo único que conservamos de la Desmosedici GP14.2. Todo lo demás es totalmente diferente: el motor y el chasis son más compactos. Es otro mundo”, explica.

El motor y el chasis son más compactos. Es otro mundo”, dice el director general

La idea es la misma en la que se trabajó en 2014: hacer una Ducati en versión reducida, que fuera, por ende, más dócil y manejable, más fácil de pilotar. Y para ello ha sido fundamental diseñar un motor más pequeño, lo que ha permitido también reducir el chasis y facilita trabajar con las geometrías de la moto: “Las dimensiones y el volumen del motor son fundamentales, de ello depende que se puedan usar diversos reglajes”. Eso se nota en la pista: “Es una moto mucho más equilibrada. No tiene un carácter extremo, como antes, y será más regular”, explica Dovizioso, segundo en las dos primeras carreras del año, encantado de tener, por fin, una moto obediente: “No es que haya cambiado mi estilo, mi línea es diferente este año porque la moto ahora me permite hacer la línea que quiero”.

Es mucho más equilibrada, más normal”, explica Andrea Dovizioso

Además, la nueva Desmosedici GP15 también permite a sus pilotos ser constantes en carrera cuando el rendimiento de los neumáticos cae en las últimas vueltas. Y, por fin, gira. Se ha dado respuesta así al problema para el que no se encontraba solución desde que Stoner, el único que la dominaba, se marchó a Honda. “Ahora preocupa la frenada. Al mejorar el paso por curva, ha empeorado la estabilidad”, concede Dall’Igna. Las alas aerodinámicas que estrenaron en Qatar están para eso, para mejorar la frenada. “También falta un poco de tracción, no es fácil llevarla en el primer golpe de aceleración”, añade Dovizioso, que puntualiza: “Son pequeños detalles”.

La juventud del proyecto es un hándicap para las Ducati, pero ha quedado claro que hay una tercera marca dispuesta a pelearse con las Honda y las Yamaha. Podrá hacerlo aun sin el combustible extra del que disponía, pues logrados tres podios desde 2014, Ducati perdió esa concesión en Austin: ahora llevan 22 litros en lugar de 24. “No será un problema”, dice, tajante, el ingeniero italiano. Si ganan tres carreras perderán también el neumático de clasificación. Pero tampoco parece que vaya a perjudicarles. Seguirán teniendo 12 motores y sin sellar (en lugar de los cinco que tienen Honda y Yamaha), lo que les permite seguir evolucionándolo durante la temporada. Y no preocuparse por la velocidad punta. No hay recta que se les resista.