El pago de la deuda
Indira Terrero consigue la plata en el 400, su segunda medalla como española
Indira Terrero volvió a enseñar sus uñas ayer, tan sofisticadas, las medias lunas doradas, tan peleonas. No lo hizo ante los medios, donde se mostró emocionada y sentida, sino donde importa, en la pista. Le tocó la calle uno en la final, la peor, y la peor parecía la cubana nacionalizada española en la recta del 200: última y unos metros por detrás de un pelotón de codazos, empujones e incomodidades. Y ese pelotón lo tenía delante, como un magma insondable, a la entrada de la última curva, un bloque contra el que se lanzó, suicida y afilada, y del que, milagrosamente, salió viva, abierta y peleando por las medallas, como el submarinista que suspira por el aire al salir a la superficie.
“No me lo creo todavía”, dijo la atleta, que entrena en Padua y tiene novio italiano, y una madre que está de visita en Venecia. “En españa he aprendido a correr en pista cubierta con Rafael Blanquer, porque en Cuba nunca se corre bajo techo”, dijo Terrero, de 29 años, quien el pasado verano logró la medalla de bronce en los Europeos al aire libre de Zúrich.
Y una camiseta española. “Me dije, me tengo que meter ahí dentro y salir, porque yo no me conformo quedándome aquí encerrada”. Salió, aguantó zancadillas y empujones y con fuerza y rabia aparentemente muy poco caribeñas, salvo la de los revolucionarios, superó a las que iban delante, a atletas como la inglesa Seren Bundy-Davies que tenían mejor marca que ella. Terminó segunda porque no llegó a la ucrania Nataliya Pyhyda. Y terminó tan agotada física y emocionalmente que le costó tiempo recuperarse. Se tumbó en la zona mixta con los pies en alto, sobre una silla, y hasta parecía que se le saltaban las lágrimas. Y se sentó en la silla para hablar, serena y calculadora. “Estoy superorgullosa y superagradecida a España”, dijo. “Y con estas medallas les agradezco lo que han hecho por mí, dándome el pasaporte español y dejándome competir en los grandes eventos”. Y lo dijo como lo dice quien paga una deuda contraída.
Terminados los campeonatos iberoamericanos de Huelva en 2010, Terrero, junto a otros atletas de su país, se quedó en España, compitiendo en diferentes clubes, hasta que en marzo del año pasado consiguió la nacionalidad española. Es la atleta discreta por definición. Apenas sale en los medios pese a sus éxitos, lo que le gusta. “No me importa que se me reconozca o no”, dijo. “Hay mucha gente famosa que no tiene resultados. Yo prefiero los resultados a la fama”.
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