Suárez remata un partidazo del Barça
Instintivo, el uruguayo cerró con sus goles el desequilibrio generado por Messi, que erró un penalti
Al partido más rimbombante respondió el Barça con una actuación convincente, la más solemne quizá de la temporada, importante después de su caída con el Málaga. La exhibición azulgrana fue tan completa coral e individualmente durante el primer tiempo que hasta reapareció la mejor versión de Luis Suárez. El uruguayo acreditó en su regreso a los campos ingleses por qué se ganó la Bota de Oro con 31 goles en el Liverpool. Instintivo, el 9 remató el desequilibrio generado por Messi, imperial con el balón en juego, errático de nuevo desde el punto de penalti, fallón en la última acción en el Etihad.
M. CITY 1-BARCELONA, 2
Manchester City: Hart; Zabaleta, Kompany, Demichelis, Clichy; Nasri (Fernandinho, m. 61), Milner, Fernando, Silva (Sagna, m. 78); Dzeko (Bony, m. 68) y Agüero. No utilizados: Caballero; Mangala, Lampard y Navas.
Barcelona: Ter Stegen; Alves (Adriano, m. 75), Piqué, Mascherano, Alba; Rakitic (Mathieu, m. 71), Busquets, Iniesta; Messi, Suárez y Neymar (Pedro, m. 80). No utilizados: Bravo; Xavi, Rafinha, Sergi Roberto.
Goles: 0-1. M. 16. Suárez, desde el pico del área pequeña. 0-2. M. 30. Suárez, tras una jugada participada por Messi y Alba. 1-2. M. 69. Agüero, a bocajarro.
Árbitro: Felix Brych (Alemania). Expulsó a Clichy (m. 74) por doble amarilla. Amonestó a Rakitic, Alves, Adriano y Fernando.
Etihad Stadium: 47.726 espectadores.
Tiene el Barça más y mejores jugadores que el City, que fue víctima de su propia temeridad más que valentía, ninguneado por el saber estar y jugar del Barcelona. El mayor mérito citizen fue el de saber combatir desde la adversidad e inferioridad, cuando era carne de cañón, expuesto a una goleada y finalmente derrotado por la mínima después del gol de rigor de Agüero: 23, seis en seis encuentros de la Copa de Europa. No marcaron en cambio ni Messi ni Neymar sino que el honor recayó anoche en exclusiva en Luis Suárez, inédito hasta este martes en el Etihad. Hart detuvo el penalti del 10 después de ser abatido por Zabaleta. Tuvo suerte el City.
Aseguraban en Manchester que al City le motivan los escenarios majestuosos, los partidos más exigentes y los mejores rivales. Necesita de citas mayúsculas para alcanzar en días la gloria que los clubes más históricos se han ganado en años. La visita del Barça abonaba la ansiedad por triunfar del plantel de Pellegrini, escarmentado por la eliminación del año pasado y resucitado en la Champions desde de que derrotó al Bayern. Anunció el técnico que saldrían a buscar el partido, como se pide y corresponde a los equipos más admirados, y en consecuencia cantó un once con dos delanteros (Agüero y Dzeko) y un segundo volante (Milner) más futbolero que Fernandinho, una copia de Fernando. El encuentro demostró en cambio que el City tiene de momento delirios de grandeza, retratado de nuevo por el Barcelona.
Agradeció el Barça su liturgia grandilocuente. Ha penalizado con los adversarios bien organizados, armados desde la defensa, y en cambio le convienen los contrarios que le plantean un encuentro abierto, de una rápida combustión dispuesta para la explosión de Messi. El Barça no podía encontrar mejor plan de ataque que la propuesta del City: se trataba de ver quién activaría mejor a sus delanteros, y los puntas barcelonistas encontraron muy pronto a Hart. Aún sin Xavi, el Barça estabilizó su juego con largas posesiones, aseguró el pase con paciencia y supo ser preciso, la mejor manera de combatir a un nervioso City, entregado al reprís de Agüero.
Muy destemplados, los muchachos de Pellegrini fueron reincidentes en la pérdida del balón, especialmente Fernando y Kompany. Los azulgrana encontraron munición de sobra en el robo de la pelota para marcar las diferencias a partir de Suárez. El uruguayo remató sin parar ni pensar un mal rechace de Kompany después de un centro de Messi. A la que Suárez se paró, cuando tuvo que combinar en situaciones de ventaja, habilitado por Messi y Neymar, se equivocó y se convirtió en un ariete barroco, difícil de entender en el Barça. El 9 tuvo hasta tres tiros de gol en media hora y metió el segundo: 0-1. Repitió en el cuarto remate después de embocar de primeras un centro de Jordi Alba, asistido por el 10.
Las aceleraciones de Messi, espléndido e inalcanzable en sus profundas y vertiginosas carreras, y el gatillo de Suárez destrozaron al City. Únicamente la llegada del descanso rompió el ritmo azulgrana y propició la entrada en el partido del City, muy fiero en la estrategia, poco clarividente en la asociación, bien encimado por la anticipación de Mascherano y rebajado por la calma de Iniesta. La defensa barcelonista fue más efectiva en los momentos de agobio que la del City hasta que apareció Silva, un jugador extraordinario, el mejor que tiene hoy Pellegrini. El canario se coló entre los centrales y con un toque delicioso habilitó el tiro del Kun.
La rueda de cambios alteró la mecánica de juego del Barça, que perdió el control del partido y el hilo del fútbol excelente del primer tiempo, hasta que el árbitro expulsó discutiblemente a Clichy. A los azulgrana les cuesta enfriar los partidos, defender con la pelota, porque no saben especular y se entregan fácilmente al intercambio de golpes, una suerte muy complicada cuando el rival es inglés, como es el caso del City, diezmado por la ausencia de Touré, el mejor futbolista africano, punto de referencia en el Etihad Stadium. Los barcelonistas recuperaron el mando en cuanto se quedaron 11 contra 10 y pudieron cerrar incluso la ronda en la última jugada del partido cuando Zabaleta derribó a Messi. Hart, sin embargo, rechazó el tiro de Leo.
El error de Messi sirvió para recuperar el debate sobre la bipolaridad del 10 y del Barça, capaces de ofrecer excelentes actuaciones que invitan al optimismo y también de protagonizar errores y petardazos puntales que convidan al derrotismo o abonan la confusión, como pasó el sábado en el Camp Nou. Ya son cuatro los penaltis fallados por el equipo sobre seis, y ya se sabe que los detalles acostumbran a ser decisivos en confrontaciones que se suponen parejas, sobre todo en la Champions. Anoche, en cualquier caso, al Barça le alcanzó con media parte para expresar su superioridad sobre el City. El equipo azulgrana tiene hoy mejores jugadores que el citizen, ninguno como Messi, excelso en lo difícil y humano en lo fácil, cosas de genio.
Un regreso a lo grande
A Luis Suárez se le resistió el primer gol con el Barcelona hasta que frente al Apoel de Nicosia, en Champions, rompió la maldición. Poco después repitió frente al PSG en el Camp Nou y a partir de ahí empezó a justificar su trabajo, excelente en el rendimiento más allá de la relación con la portería rival, con goles importantes. Ayer, en el Etihad Stadium, Suárez fue determinante, y con su primer doblete en el Barça firmó el triunfo ante el City, rival al que conoce bien: era la séptima vez que se enfrentaba a los celestes, ante los que acumulaba tres triunfos, dos empates y tan sólo una derrota, siempre como jugador del Liverpool. Ayer, con dos tantos y la camiseta del Barcelona, Suárez regresó por la puerta grande a Inglaterra. Con el doblete, suma nueve esta temporada; además, cuenta con 10 asistencias.
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