El Madrid busca el sol en la nube
Ancelotti advierte de que necesitan vencer al Schalke para salir de la crisis
La concentración del Madrid en Essen, en el invierno de 2014, bullía de entusiasmo. Al ver por televisión a José Mourinho, el que había sido su entrenador, descalificando públicamente a Eto’o en el Chelsea, los jugadores madridistas se juramentaron para darle un escarmiento al que consideraban su gran detractor. Aquel 26 de febrero saltaron al campo del Schalke con la intención de demostrarle al técnico portugués que ellos, tantas veces menospreciados por él, eran un auténtico equipo campeón. El 1-6 fue la respuesta. La constatación de que algo importante se cocinaba en el Madrid. El anticipo de la Décima.
La historia dice que es casi imposible volver a ser campeón al año siguiente. Pero tenemos que intentarlo
Ancelotti, que observó con atención la motivación revanchista de sus futbolistas en el campo de Gelsenkirchen, siempre se preguntó qué sucedería con esa fuerza competitiva “el año que viene”. El destino le ha devuelto al mismo escenario, exactamente un año después, en octavos de la Champions. Hasta ahí las simetrías. Esta vez no están Alonso, ni Modric, ni Ramos, ni Di María. Tampoco Cristiano, castigado por problemas físicos, es el mismo. El 4-0 del derbi de Liga ha depositado una nube negra sobre la expedición. Miasmas que Ancelotti intenta despejar. “La historia dice”, advirtió ayer, con gesto severo, “que es casi imposible volver a ser campeón al año siguiente. Pero tenemos que intentarlo”.
“Si tú tienes un bajón”, observó el italiano, “un resultado como contra el Atlético, y no tienes una reacción rápida, eso te puede afectar para el resto de la temporada. Nosotros hemos ganando ante el Deportivo. Ahora necesitamos mejorar y seguir encadenando buenos resultados contra el Schalke y contra el Elche el próximo sábado”.
La ventaja del Madrid reside en que el Schalke tampoco es el mismo equipo que hace un año: ha empeorado. Está a 18 puntos del líder en el campeonato alemán (el Bayern) y lo abruman las lesiones. Las bajas dejan fuera de competición a Draxler, la figura; Farfán, el extremo derecha; Kolasinac; Obasi; Goertzka; y los dos porteros principales, Fährmann y Giefer. Bajo palos actuará un niño, Timon Wellenreuther, de 19 años. El entrenador tampoco será el mismo: el ingenuo Jens Keller ha sido reemplazado por Roberto di Matteo, último exponente reseñable del catenaccio.
Ancelotti espera a un Schalke metido en su área. Cree que Di Matteo procurará viajar al Bernabéu con un 0-0. El desafío parece forzar al Madrid a masticar las jugadas, tarea que sin James ni Modric le cuesta más. Elaborar, tocar, ser pacientes, saber cuándo y cómo, con y sin balón, y casi nunca con espacios para correr. Pepe ingresará por Nacho. La única duda del técnico madridista reside en si apostará por Illarra o Silva en el mediocentro. El cielo está nublado en la cuenca del Ruhr. Casi negro. Y el campo asombra por su deterioro. La hierba irregular supone otro hándicap para el Madrid porque perjudicará al equipo que tenga el balón y que lo necesite mover con más precisión.
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