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“Cuando debutas a los 35, con una mirada basta”

Añibarro, central del Eibar desde 2ªB, en excedencia de su empresa y maestro infantil, logró su objetivo de enfrentarse a los más grandes

Añibarro se lleva un balón ante Raúl García.
Añibarro se lleva un balón ante Raúl García.JUAN HERRERO (EFE)

Fue un día cualquiera. Pongamos que un miércoles, quizás por la tarde. Txema Añibarro es un hijo de Zeberio, una población rural vizcaína de poco más de 1.000 habitantes, divididos en barrios separados. Añibarro, aunque vizcaíno, juega en el Eibar, como defensa central, a donde llegó en 2008 tras pelearse con el futuro en el Lemona, Aurrera de Ondárroa, Gernika y Sestao, todos de segunda incluido el Eibar, pero con otra prestancia. Ese día cualquiera, Añibarro se plantó en Zeberio con un Porsche Cayenne, con el estruendo de sus centímetros cúbicos. "No me digas que ese coche es tuyo..." le soltó su padrino nada más verle alterar el ecosistema del pequeño pueblo. "No me digas que te has gastado el dinero en comprarte ese coche", le espetó con la indignación de quien se ha ocupado de su vida porque Txema Añibarro no llegó a conocer a su padre, muerto antes de que viera la vida. "¿Qué?, ¿no te gusta?". Debió torcer el morro el padrino y se acabó la broma. Txema Añibarro descubrió el entuerto: el coche era de Jota Peleteiro, que venía del Celta y del Madrid y que daba lecciones de tacto en el Eibar que acabó subiendo a Primera.

La marcha de Albentosa a Inglaterra abrió las puertas de su debut en Primera

Las palabras de su padrino fueron contundentes respecto a una forma de ser ("No te habrás gastado el dinero en un coche así"). Ni mucho menos. Hay palabras que valen su peso en oro. Y hay miradas que son más claras que una enciclopedia. El 16 de enero Txema Añibarro se encontró con un debut inesperado. Se había marchado del Eibar un indiscutible, Raúl Albentosa, que con Raúl Navas, formaba quizás la pareja de centrales más infranqueable de la Liga. Tremendos en el juego aéreo, ofensivo y defensivo, que jugaban con la mirada. Albentosa se fue al Derby County y su lugar lo ocupó Borja Ekiza, llegado del Athletic, con Añibarro en la recámara. Pero Ekiza se lesionó y a Añibarro le llegó su hora.

Añibarro, pese a su aspecto juvenil que quizás le acompañe siempre, quizás un baby face, tenía 35 años y 174 días, y la Primera División parecía un Annapurna en temporada invernal. "Cuando Gaizka [Garitano] me dijo que tenía que salir no necesitó decirme más. Con la mirada fue bastante para los dos. Yo, mirándole, sabía que él confiaba en mí y él sabía que yo estaba perfectamente dispuesto para responder. Creo que solo me dijo que sabía que lo iba a hacer bien y yo no dije nada, porque estaba convencido de mis posibilidades. Además, aún siendo un equipo novato en Primera, tenemos bien aprendida la lección y todos sabemos lo que hay que hacer. Las cosas están claras para todos y para mí". Gaizka Garitano, apenas cinco años más que Añibarro, retrató sus sentimientos una semana después cuando la Real iniciaba la segunda vuelta en Anoeta, ante la Real: "Veo a Añibarro saltando a Anoeta de capitán y me emociono. Vamos, que me estoy emocionando y todo", dijo en una rueda de prensa.

"Veo a Añibarro saltando a Anoeta de capitán y me emociono", dijo Garitano

Añibarro venía "del fútbol de barro, aprendiendo de todo, de todos los entrenadores, de todas las circunstancias". Pero no había perdido el tiempo. Nunca se sabe donde está el trono, y Txema Añibarro optó por cuidarse las espaldas. "Aún sigo en excedencia en una empresa de automoción en la que trabajaba cuando di un paso adelante en el fútbol. He estudiado un módulo profesional de FP II y he sacado la diplomatura en Magisterio infantil". Aún recuerda cuando junto a Koikili (cuando coincidieron en el Sestao), "íbamos a estudiar a Zeanuri, porque ¿quién nos iba a decir que nos íbamos a ganar la vida con el fútbol? El tiempo nunca hay que perderlo". Trabajador en excedencia de una empresa de automoción y maestro infantil aún solo piensa en los puntos que necesita el Eibar para ser totalmente feliz, y no en los que le faltan para encontrar trabajo en las listas del Gobierno Vasco que ordena las sustituciones en los colegios públicos, "porque la educación empieza desde el principio. Yo tengo dos sobrinos y hay que educar desde el principio".

Después de la Real Sociedad le llegó el Atlético, recordando los viejos tiempos de lluvia, barro, agua y temporal, con la diferencia de que enfrente estaban Mandzukic o Griezmann o Raúl García. Cambio de planes con el pasado. "Fue un partido tremendo, de desgaste absoluto, pero para los dos igual, aunque ganaron ellos".

Añibarro vivía en Zarauz y ahora ha vuelto a su pueblo, Zeberio, sin el Porsche de Jota Peleteiro, ahora en Inglaterra. Acaba contrato este año, con 36 primaveras, el sueño cumplido de haber ascendido con el Eibar "un ascenso que a nuestro entrenador y sus compañeros se les escapó y nos pidió que aprovechásemos ese momento". Pero aún no arroja la toalla. "Físicamente estoy bien, no he tenido lesiones graves, acabó contrato y no sé lo que pasará". Quizás el fútbol pierda a un viejillo de 36 años, pero los niños ganen a un joven maestro. O la cooperativa de automoción. Nunca el tiempo es perdido

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