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El Madrid se impone con pitos

Isco encarrila un partido descontrolado frente a un Deportivo que no dejó de amenazar

Diego Torres
Benzema hace el segungo gol
Benzema hace el segungo golalejandro ruesga

El noventa por cien de los partidos que el Madrid juega en el Bernabéu reflejan las enormes diferencias deportivas que han devaluado el campeonato de Liga. Los aficionados deben asistir a una especie de ficción de competición. Agradable para los habitantes del palco, distraídos con la vida social y corporativa, pero poco interesante para la mayoría, que son los que pagan para emocionarse con aquello de incierto que ofrecen las competiciones. Al hilo de esta atonía general, la visita del Deportivo al Bernabéu tuvo el atractivo añadido de ver la reacción de los socios a la derrota del equipo en el Calderón después de una semana saturada de campañas propagandísticas, informaciones de maquillaje y cortinas de humo de fiestas y golpes de autoridad emitidos en todos los canales. Pues bien, a tenor del recibimiento a los jugadores, bastante indiferente, a los socios las cosas que ocurren fuera del campo le interesan poco. Mucho menos que el preocupante nivel de juego del equipo, incapaz de controlar los partidos, incluso ante adversarios lastrados por los accidentes y las deudas como este Deportivo.

Real Madrid, 2-Deportivo, 0

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Varane, Nacho, Marcelo; Kroos, Illarramendi (Lucas Silva, m.71), Isco (Carvajal, m.81); Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema (Jesé, m.86). No utilizados: Navas, Derik, Chicharito y Medrán.

Deportivo: Fabricio; Laure, Manuel Pablo, Lopo, Luisinho; Bergantiños, Borges (Juan Domínguez, m.84), Cuenca, Lucas Pérez (Medunjanin, m.80), Cavaleiro; y Oriol Riera (Helder Costa, m.65). No utilizados: David Gómez, Borja López, Wilk y Canella.

Goles: 1-0. M.23. Isco. 2-0. M.72. Benzema, a pase de Cristiano.

Árbitro: Estrada Fenández. Amonestó a Nacho, Arbeloa, Lopo y Laure. 73.671espectadores en el Santiago Bernabéu.

El Madrid siguió jugando igual que en el último mes. Es un equipo herido por bajas importantísimas que se esfuerza por ajustarse. El regreso de Marcelo le dio juego por la izquierda, amplitud y desborde. Bale se mostró más generoso en defensa, más vigilante de su lateral. Por lo demás, el planteamiento insistió en dar vuelo a la velocidad de los puntas. Consiste en agruparse sobre el círculo central, circular, buscar los cambios de orientación, y esperar a que el adversario, en su constante basculación, deje huecos. Entonces Isco, o Kroos, cambian de velocidad. Meten el pase y Benzema, Bale y Cristiano se lanzan al galope en un desmarque masivo. El Deportivo no solo aguantó la primera andanada, sino que respondió moviendo el balón con soltura. Avanzó con cierta facilidad, incluso. Cuenca y Bergantiños fueron los primeros en rematar. Casillas hizo su parada. El público, descontento, pitó.

La pitada sacudió al Madrid, que intentó apretar. El Deportivo se plantó en dos líneas defensivas, bien incrustado atrás, y la solución al desafío de la falta de espacios, como casi siempre, la propuso Marcelo. El brasileño levantó la vista y cruzó un pase tenso al pecho de Bale, de banda a banda. Cosas que pocos, además de Marcelo, pueden lograr con tanta precisión. Bale descargó para Cristiano, que aprovechó el agobio de los centrales armando un tirazo. Pegó en el larguero. El Deportivo dio dos pasos atrás. Minutos después Bale se sacó otro disparo soberbio. Fabricio alcanzó a desviarlo con la punta de los dedos y el balón se estrelló en el larguero anunciando tormenta.

Hace tiempo que el Madrid dejó de ofrecer un fútbol reconocible. Pero sigue siendo un equipo de apariciones abrumadoras. Sobre todo frente a equipos endebles, como este Deportivo al que ha tenido que auxiliar Manuel Pablo, de 39 años, debutante esta temporada, en el Bernabéu, y como central. Al Dépor se le quemó la casa en un fogonazo. Bale penetró por la derecha y centró con el exterior del pie izquierdo al segundo palo, a Benzema. El punta entregó a Cristiano, que no llegó, y antes de que le pelota se fuera por la línea de fondo apareció Arbeloa para dar el pase atrás. El gesto de bravura de Arbeloa propició la aparición de Isco desde la segunda línea, el giro, el golpeo con el interior del pie derecho, y la rosca al segundo palo. Fabrizio cubrió tarde el ángulo y el público cantó el golazo.

Benzema marca el segundo.
Benzema marca el segundo.Alejandro Ruesga

El 1-0 descomprimió el clima de expectación en el estadio, pero no alivió a los jugadores madridistas. Bien conducido por Bergantiños y Borges, el Deportivo continuó creando problemas. En el arranque de la segunda mitad fue Cavaleiro quien rompió a Marcelo con una de sus incansables incursiones. Su centro acabó en los pies de Borges, que envió el tiro al palo. Un minuto más tarde, Cuenca encontró una vía por la otra banda. Riera conectó el centro con un cabezazo y otra vez Casillas desvió el tiro. El panorama se oscurecía para el Madrid. Irritado ante la desorganización, el público volvió a pitar. Y los jugadores respondieron como pudieron. A falta de ideas, pusieron energía. Empeño. Como el empuje con que Arbeloa se llevó esa pelota en una jugada que parecía condenada a la intrascendencia justo antes de que se cumpliera el minuto 80. El pase acabó a los pies de Cristiano, que punteó sobre la salida de Manuel Pablo para asistir a Benzema. El francés elevó el balón sobre la salida de Fabricio. El 2-0 invitó a la capitulación.

Serio como en un funeral, Ancelotti no celebró los goles. El técnico hizo debutar a Lucas Silva, que sustituyó a Illarra con el 1-0 y apenas participó. Cuando le dio el relevo a Isco, la gente se entregó a aclamar a su nuevo ídolo: “¡Iiiiiiissscoooo…!”. En tiempos de crisis, el pequeño mediapunta se ha convertido en un puntal. Los hinchas se lo agradecen.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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