De la canasta de los abuelos a la del Madison
Marc Gasol asume su duelo con su hermano Pau como un momento irrepetible inundado de sentimientos y recuerdos de su infancia
El Madison Square Garden y la canasta del patio de la casa de los abuelos de Pau y Marc Gasol no tienen nada en común, pero para los dos jugadores españoles nada hay más parecido en el mundo. Mañana, cuando se enfrenten en el salto inicial y los cuatro cuartos del All Star de la NBA, los hermanos de Sant Boi, en Barcelona, harán un viaje en el tiempo. “Lo que hacíamos en la canasta de mis abuelos de niños lo haremos en el Madison. Eso sí, con mucha más gente alrededor”, dijo Marc rodeado de decenas de periodistas en el cuartel general de la gran fiesta del baloncesto de EE UU, el atiborrado Sheraton de Times Square.
Los Gasol han hecho del All Star algo mágico e histórico. Son los primeros hermanos titulares y los primeros jugadores europeos elegidos por los fans. Conseguir introducir un hecho para el recuerdo en una cita desorbitada, exagerada en todos sus conceptos, como la que organiza la NBA tiene mucho mérito. Rodeados de más de 200 jugadores y leyendas del baloncesto; asediados por 1.500 periodistas y contemplados por casi 800 millones de seguidores del All Star en las redes sociales, los Gasol han puesto el punto emotivo a la fiesta del Madison. De sentimientos, y no de números o estadísticas, habló ayer Marc.
“Es abrumador, bonito, increíble, para recordar. Yo era escéptico, no me lo acababa de creer, no queríamos creerlo, pero cuando vimos que era una realidad... Fue un momento muy especial, con mis padres en casa", declaró la estrella de los Grizzlies de Memphis. Llegado a Nueva York con unos números espectaculares en su mejor temporada, Marc sólo piensa en disfrutar desde el salto inicial. “Ese salto será un momento muy especial, cargado de simbolismo. Por muchas razones. Por el hecho de ser hermanos, por venir de donde venimos, por los valores que nos guían. Representamos a mucha personas que nos quieren, y es difícil poner palabras a las sensaciones, pero nos sentimos muy felices de ver a tanta gente contenta”.
Pese a la euforia reinante a su alrededor por el significado que su presencia en la gran cita de las estrellas significa para el deporte español, el hermano pequeño mostró su tradicional humildad, esa rara manera de estar siempre con los pies en el suelo que comparte con Pau. “Queremos vivir esto con normalidad. Queremos disfrutar de un momento irrepetible, pero viviéndolo en familia. Es una suerte tener los padres que hemos tenido. No imagino un escenario sin ellos”, explicó.
Por encima de todo, la admiración por Pau, el pionero: “Le daría hoy mismo un sitio en el Hall of Fame. Sinceramente, no he visto nunca a nadie como él. Trasciende al deporte, son sus valores como persona”. Como ejemplo, Marc recordó algunos malos momentos vividos por su hermano en su paso por los Lakers, con los que logró dos anillos de campeón: “Para valorar a Pau hay que ver cómo ha actuado estos años en los que no ha podido ganar títulos. Ganó el anillo y se mostró como la persona más educada. Cuando no lo ganó, siguió siéndolo. Eso dice lo que es él”.
Pese a todo, Marc, de 30 años, evita las comparaciones, un ejercicio inútil: “Pau cree en lo que hace y yo creo en lo que hago. Me limito a seguir creciendo. Las nuestras son dos maneras de llegar a una meta, las dos válidas”. Para el internacional español, la cita de Nueva York es un momento especial, pero en absoluto la culminación de nada: “La culminación es el final de la carrera, pero todavía nos queda mucho camino por delante. Solo se puede seguir creciendo si piensas que no hay límites”.
Un hito que comienza a vislumbrarse es una final de la NBA entre Chicago y Memphis, dados los buenos resultados que están obteniendo los dos equipos. “Sería algo muy especial, inédito. Pero ya habrá tiempo de ver qué pasa. De momento me limito a desearlo”.
La posibilidad de acabar en una ciudad como Nueva York, en los atribulados Knicks, una vez Marc se convierta en agente libre, tampoco figura entre sus prioridades, pese a que son muchas las voces que le colocan en el equipo que preside Phil Jackson: “Nueva York es un escenario inmejorable, una de las mecas del baloncesto, la capital del mundo, pero ya habrá tiempo de hablar de eso”.
Preguntado antes de concluir su comparecencia por el que sería su cinco ideal de jugadores no estadounidenses, bromeó: “Yo, ya que soy el entrenador, mi hermano, Navarro… El resto los puedes poner tú”.
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