Orden y progreso detrás del gol
El Barça se organiza a través de Busquets hasta encontrar el camino a la portería
Le sopla el Barcelona a la nuca del Real Madrid, a un punto en la clasificación, tras el partido de ayer en San Mamés. Avanzan los azulgrana a golpe de los goles que mete Messi y las paradas de Bravo en esta Liga, pero resulta que en el plantel de Luis Enrique, después de ellos nadie juega más que Busquets, que anoche sumó su partido 200 en Liga, siempre como quien no quiere la cosa. Ayer, en un campo que no se le da nada mal, donde no hace mucho incluso festejó un gol, dio una asistencia y se dejó ver a la sombra de un tridente que lo eclipsa todo, incluso a él, al que le cuesta dar con la portería contraria, pero a cambio le da sentido al equipo por pura presencia: ayer no fue el que más balones robó, ni el que más pases dio, ni tampoco el que más veces participó en una jugada, pero según las estadísticas, fue el segundo en todas, excepto en los goles.
Toda una serie de datos que seguramente sólo le tendrán en cuenta sus propios compañeros, esos que no le piden nada más que encontrarle cuando le buscan. Busquets no mete goles, pero pasa la pelota como ninguno y aparece siempre para darle salida y orden al equipo, en un proceso que, como ayer, llena de razón la manera de ser de un equipo que creció en San Mamés.
Ayer, como de costumbre, el número 5 del Barcelona, el heredero del dorsal de Puyol, volvió a comerse el centro del campo con la discreción que le caracteriza. Fue noticia porque terminó por darle una asistencia a Pedro pisando el área, cosa que no acostumbra, para cerrar la manita en el estadio de San Mamés. Al lado de su amigo Xavi no parece necesitar que le expliquen cómo darle cobertura a los laterales, ni respiro a los volantes, porque hace años que lo hace aunque no siempre consiga darle pausa al desorden.
El mediocentro azulgrana, vital para Luis Enrique, completó su partido 200 de Liga
A Busquets, 200 partidos de Liga después, no parece encontrarle sustituto Luis Enrique como mediocentro, por mucho que lo haya probado de manera anecdótica —por ejemplo con Gumbau, contra el Elche en la Copa; alguna que otra vez con Samper, en la Champions y también en la Copa; y en algún encuentro puntual a Mascherano—, pero siempre ha terminado por utilizar al medio de Badía en los partidos grandes. Será porque como dice El Jefecito Mascherano, “Busi es el mejor”.
Busquets retrocede a veces para dar cobertura a la zaga, en otras da un paso adelante para facilitar la salida de la pelota, y siempre acude en ayuda de sus compañeros, en los mejores y los peores momentos, así que le idolatran los jóvenes, le respetan los mayores y le reconocen partidos como el de ayer. A Luis Enrique le alcanzó con Busquets, auxiliado por Rakitic y Xavi, para soportar el centro del campo. No necesitó a Mascherano en defensa ni a Iniesta en el centro del campo, para encadenar el noveno triunfo consecutivo desde la derrota en Anoeta, donde el Barcelona pareció tocar fondo.
En el tránsito vertiginoso de San Mamés, nunca renunció el Barcelona al orden de Busquets. El pivote representa la evolución del mediocentro del Barcelona, el tránsito que va desde Milla y después de Koeman hasta la llegada de Samper, ahora en el Miniestadi, en el filial de Eusebio. Si el holandés dio un paso atrás para convertirse un referente en defensa, Busquets es la sublimación del eslabón posterior a Milla, que terminó por emigrar al Madrid cuando le echó un pulso a Cruyff y motivó la aparición de Guardiola, punto y aparte, referente absoluto del dream team. A partir de ahí, Busquets se presenta como referente de la pizarra de Guardiola, como lo fue de la de Del Bosque en la selección española que alcanzó el título de campeón del Mundo en Sudáfrica 2010. Ya dijo entonces el seleccionador que si pudiera reencarnarse en un futbolista le gustaría que fuera Busquets.
Tan discreto fuera del campo como solvente dentro, a Busquets no se le da nada mal San Mamés, donde ha marcado goles, los ha dado, y ha celebrado victorias que han encarrilado títulos. Tampoco se le da mal el Athletic, al que recordará por haberle ganado dos títulos de Copa del Rey y siempre llevará en su memoria por ser el equipo contra el que jugó su partido 200 en la Liga.
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