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historias de un tío alto
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Atlanta Hawks, un líder misterioso

La franquicia, cuyo último hito reseñable era el mate de molinillo de Wilkins, respira una sensación embriagadora

Horford, con el balón, y Noel en un Hawks-Sixers.
Horford, con el balón, y Noel en un Hawks-Sixers.Jason Getz (USA Today Sports)

Atlanta Hawks continúa, una semana más, en lo más alto de la clasificación de la Conferencia Este (40 victorias y 8 derrotas). Pero ahí no acaba todo, porque cada noche, en función de lo que haya hecho Golden State Warriors en su partido, pelean por tener el mejor récord de victorias de la NBA. Una sensación embriagadora para una franquicia cuyo último hito reseñable era el mate de molinillo de Dominique Wilkins (allá por 1985).

Por vez primera en muchos años volvemos a hablar de los Hawks. Y aún mejor: tenemos material para hablar de ellos. Empecemos por el principio. El pasado otoño, su propietario se vio envuelto en el típico escándalo de la era de Internet: alguien filtró uno de sus correos electrónicos personales. En él, al tiempo que exponía su opinión acerca de cómo atraer más público a la cancha, escribía: “En mi opinión, los espectadores blancos sienten rechazo por sus compañeros negros de grada. Nuestro problema es que carecemos de una base de aficionados negros suficientemente amplia como para cubrir el cupo de abonos”.

Los Hawks contarán con Teague, Millsap y Horford en el Partido de las Estrellas, pero ninguno de ellos puede considerarse como tal

¡Ahí lo tienes! ¡El equipo ha alcanzado la cima a pesar de tener a un cretino como propietario! Se han conjurado para demostrar que ese personaje no define a la franquicia. Le han dado la vuelta a la situación. En fin, elige el cliché que más te guste (tal y como haría cualquier columnista).

El problema es que la historia tiene más matices. De hecho, esas palabras no son las únicas de Bruce Levenson (dueño de los Hawks) en ese correo en el que, además, critica la tendencia de los seres humanos a “sacar conclusiones apresuradamente”. “En muchos foros he leído comentarios sobre la inseguridad alrededor de nuestra cancha. Y eso que en los últimos nueve años no ha habido ni un sólo atraco ni ningún hurto en sus inmediaciones. Sólo puedo definir como racista la actitud de quienes comentan todo eso”.

Por sus palabras, cualquiera con dos dedos de frente podría concluir que las apreciaciones de Levenson no son racistas, sino que reflejan de forma realista el hecho de que los aficionados negros de Atlanta no tienen el dinero suficiente como para sostener una franquicia de la NBA.

Algo que se comprueba al ver la plantilla del equipo. Aunque habrá tres jugadores de los Hawks en el Partido de las Estrellas (Teague, Millsap y Horford), ninguno de ellos puede considerarse como tal. Si destacan es porque los técnicos han sabido exprimir sus posibilidades. Incluso es difícil cuantificar el estilo de juego del equipo. Tienen algo de San Antonio (su primer entrenador, Mike Budenholzer, llegó a Atlanta después de 18 años con los Spurs) pero no se parecen tanto. Y siguen sin tener un jugador que asuma los galones, nadie que destaque por su personalidad y dé titulares todas las semanas.

En otras palabras: su temporada (como tantas otras cosas: el racismo, que Kim Kardashian siga estando de moda…) sigue siendo un misterio. Nadie encuentra explicación aunque eso no impedirá que haya quién siga buscándola con absurdas teorías.

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