Gennaro Gattuso: “Discutiría con un Gattuso constantemente”
El exjugador del Milan, que dejó de entrenar al OFI Creta en diciembre, reflexiona sobre su carácter como futbolista y como entrenador
Es lunes, son las cuatro de la tarde. Gennaro Gattuso (Corigliano Calabro, Italia, 37 años) contesta al móvil con su acento calabrés. Acaba de volver de Glasgow donde ha jugado un partido benéfico para un excompañero enfermo de ELA. Charlar con él es divertido. Cuenta que sigue tomando cortisona a diario por una enfermedad en el ojo, que el fútbol es su droga y que está intentando aprender a contar hasta diez. Se volvió de Grecia a finales de diciembre por los graves problemas económicos del OFI Creta por los que dimitió como entrenador.
Pregunta. ¿Cómo ha sido volver a Glasgow después de tanto tiempo?
Respuesta. Emocionante. La última vez que fui fue hace seis años para jugar un amistoso. Fue cuando llegó Beckham al Milan. El vestuario sigue siendo igual que hace 18 años, el ambiente también, hay algo especial en ese campo. El otro día había 41.000 aficionados, fue increíble.
P. ¿Qué hace ahora que está en el paro?
R. Veo los entrenamientos de compañeros de trabajo. He estado en Inglaterra viendo partidos de la Championship, que adoro, he ido a ver partidos de Segunda en Italia y al Milan.
P. ¿Grecia fue como se lo esperaba?
R. Han sido seis meses muy intensos con muchísimos problemas económicos.
P. ¿Cómo es el fútbol griego?
R. Es un calcio maschio [un fútbol masculino, duro], complicado y muy competitivo.
P. ¿Cómo era su vida en Creta?
R. Vivía en Heraclión y era como vivir en mi pueblo. Es una isla maravillosa, con una gente maravillosa. La he vivido poco porque me iba al campo de entrenamiento a las 9 de la mañana y volvía a las 7 de la tarde.
P. ¿Era el factótum?
R. Era más que un entrenador, sí. Cuando dimitió el presidente me tocó hacer de todo.
P. ¿Incluido buscar subvenciones?
R. Sí. Pero no ha habido manera, no conseguimos hacer nada.
P. ¿Ha pagado de su bolsillo los sueldos de sus jugadores?
R. Antes de Navidad los que esperaban los pagos se encontraron sin nada. [Algunos incluso se quedaron sin piso porque el club dejó de pagar los alquileres]. No podían comprarse los billetes de avión para volver a casa y les he ayudado un poco.
Lo más difícil de ser entrenador es aprender a contar hasta diez antes de hablar... Yo he llegado al 3,5"
P. En octubre llegó a dimitir por los problemas económicos y dio marcha atrás después de que 300 aficionados pasaran la noche debajo de su casa. ¿Qué sintió?
R. Si he aguantado seis meses en Creta ha sido por el cariño de la gente y de los hinchas y por la relación con mis jugadores. Es lo único que me daba fuerza para seguir porque era insostenible trabajar en esas condiciones. Lo demuestra el hecho de que varios jugadores han dejado el club y de que la FIFA le ha quitado seis puntos.
P. ¿Esta experiencia, qué te ha enseñado?
R. Dejé de jugar con 34 años y medio, hoy tengo 37. He aprendido que entrenar es infinitamente más difícil que jugar. Pero yo tengo muchísimas ganas y pasión. Eso sí, lo básico es tener un club bien organizado en el que cada uno tenga su tarea.
P. ¿Le han dado ganas de tirar la toalla?
R. Muchísimas veces. Cuando exploté en rueda de prensa después de un partido. Ese día por la mañana mi intención era abandonar el barco, si no lo hice fue por el cariño que tenía a mis jugadores. Pero mi intención diaria era irme.
P. ¿Qué le hizo enfadarse tanto?
R. Que algunos fueran escribiendo por ahí que estaba trapicheando con el presidente. [Gattuso echó a dos jugadores por no respetar las reglas y la prensa escribió que lo había acordado con el presidente diciéndole que estaba dispuesto a pagarle el sueldo con tal de que los echara]. Y nada de eso era cierto porque para mí es prioritario el respeto a las personas con las que trabajo.
P. ¿Cómo es el Gattuso entrenador?
R. Atípico, porque he sido un jugador que se ha pasado la vida recuperando balones y ahora me gusta que mis equipos jueguen un fútbol ofensivo, que arriesguen y suban con muchos jugadores. Todo lo contrario respecto a cuando jugaba. Eso sí, hay algo en lo que no transijo y eso sigue igual: el respeto por los demás y la pasión.
P. ¿No tendría cabida entonces un Gattuso en su equipo?
R. Sí, vendría bien. Pero si le soy sincero, si tuviera a un Gattuso en mi equipo, que hiciera todo lo que yo hacía, discutiría constantemente con él. Yo cometía muchísimos errores, era indisciplinado, acababa siempre con el culo en el suelo… Si hoy tuviera un jugador así, pues no sé yo… Escondía mis errores detrás de mi fuerza física, de mi fuerza de voluntad, ganas y garra, pero cometía muchos.
A mis jugadores les doy el corazón, por eso soy tan exigente. Una traición de un futbolista es como la de mi mujer”
P. ¿Tiene un modelo de entrenador?
R. No existe. El entrenador lo hacen sus jugadores. Tú, si eres bueno, puedes hacerlos jugar con esmoquin.
P. ¿Lo más divertido de ser entrenador?
R. Enseñar el fútbol a diario y pisar el césped. Es lo que más echo de menos ahora.
P. ¿Lo más difícil?
R. Cuando jugaba decía las cosas de manera muy directa y ahora he aprendido que tengo que contar hasta diez antes de hablar. Es lo que menos me gusta. Pero tengo que hacerlo para no crear problemas al grupo.
P. ¿En serio es tan así?
R. Sí, porque cuando eres jugador representas a ti mismo, cuando estás en un banquillo representas a un club y tienes que tutelarlo. Dicen que el club es de un entrenador, pues no, es de los aficionados, del presidente, el entrenador simplemente forma parte de un grupo de trabajo.
P. Aparte de haber aprendido a contar hasta diez [interrumpe la pregunta]...
R. ¡No, no, todavía no lo he conseguido! He llegado a tres, tres y medio. Espero llegar a seis.
P. ¿Cómo es en el vestuario?
R. Cojo mi corazón y se lo doy a mis jugadores; por eso soy muy exigente. Para mí una traición de un futbolista es como una traición de mi mujer. Yo me pongo a disposición de todos ellos para cuestiones futbolísticas y también personales.
P. ¿Las reglas sagradas en un vestuario?
R. El respeto por los compañeros. Para formar un grupo hay que saber respetar a los que trabajan contigo.
P. ¿Su droga es el vestuario?
R. Mi droga es el fútbol, intento respetar la privacidad del vestuario porque pertenece a los jugadores, no me gusta entrar allí y no me gusta que mis ayudantes vayan y me chiven cosas. Pisarlo antes de los partidos sí es una droga.
P. ¿Hay que resetear el pasado de jugador cuando se es entrenador?
R. Yo lo hice el primer día. El pasado para mí no cuenta nada. Cuenta el presente, intentar demostrar lo que valgo hoy.
P. ¿Se ha llevado algo de su vida futbolera al banquillo?
R. Todo. Todo lo que me ha pasado lo conservo con celo. Lo que ha cambiado son las dinámicas. Nunca he pensado llevar a los equipos el tipo de fútbol que yo jugaba porque ese fútbol era de otro planeta.
P. ¿Guarda algunas botas o camisetas especiales?
Soy un entrenador atípico. Me he pasado la vida recuperando balones y ahora me gusta que mis equipos ataquen"
R. Cuando jugaba era un pesado con este tema, pero desde que he empezado a trabajar ya no, prefiero coger un libro que habla de fútbol, de cómo comportarse en el fútbol, que abrir cajones y ver los recuerdos. He dejado de perder el tiempo con esas cosas.
P. Ha tenido entrenadores como Ancelotti, Lippi, Terim, Trapattoni, Allegri… ¿De quién aprendió más?
R. He ganado todo con entrenadores tan diferentes como Lippi y Ancelotti. ¿Ve? Es lo que le decía antes. No existe un modelo de entrenador, ni un estilo. Igual que la experiencia, no se pueden comprar. No vas al supermercado y dices "póngame usted dos kilos de estilo y tres de experiencia".
P. ¿Está todavía en contacto con Ancelotti?
R. Sí, hablamos muy a menudo a pesar de que no soy de tocar mucho las bolas con asuntos técnicos o tácticos. Hablamos de otras cosas porque no me gusta ser pesado y sé que él está muy ocupado.
P. Dijo Ancelotti en una entrevista: “El jugador con el que he tenido más confianza ha sido Gattuso, para mí era como un hermano a pesar de que era su entrenador. Le conté cosas que no conté a nadie más”.
R. Para mí esto es como ganar otra Champions. Carlo es bueno, entendió qué tipo de persona tenía enfrente y que tipo de hombre era yo y sintió la exigencia de confiarme cosas. Yo también lo intento, pero muchas veces dar demasiada confianza puede ser un arma de doble filo si delante tienes a una persona poco inteligente.
P. ¿Es mejor poner distancias?
R. No, no soy de esos, para mí un entrenador tiene el deber de ponerse a disposición de sus jugadores.
“Mi problema en el nervio del ojo sigue, tendré que tomar cortisona toda la vida”
P. En el Palermo, en Segunda, le dejaron trabajar tan solo seis jornadas. ¿En Italia ya no se tiene paciencia con nadie?
R. Es así y por eso mi prioridad es ir a trabajar al extranjero. Mi mentalidad, forma de pensar y de ser, se casa más con el exterior.
P. ¿Le gustaría España, Inglaterra, Escocia, Alemania?
R. A mí lo que me gusta es el fútbol, todo el fútbol. Me entra la risa cuando escucho ciertos comentarios. Para mí el fútbol es igual en todos los sitios, cambian las mentalidades, pero jugar al fútbol y hacer un buen fútbol es complicado en todas las partes del mundo.
P. ¿Zamparini [presidente del Palermo que ha cambiado unos 40 entrenadores] es tan lunático como parece?
R. Es una persona con una cierta edad, que lleva muchos años en el fútbol y cree saber mucho. Sabe, pero cuando te cruzas con este tipo de presidentes te das cuenta de que en los momentos de dificultad, si quieres mantener tus ideas, es difícil poder seguir.
P. ¿Sigue en contacto con Inzaghi?
R. Cuando yo trabajo no me gusta que la gente me moleste y pienso lo mismo de los demás. Este es un trabajo que cuando llegas a casa por las tardes te hace sentir que no has hecho lo suficiente... Desde que empecé a ser entrenador tengo una pésima relación con el teléfono, no porque no me guste hablar con mis excompañeros o porque no exista amistad con ellos, sino porque me involucro mucho en mi trabajo. Cuando nos vemos por ahí, lo pasamos bien. Pero no, no hablo mucho con él por teléfono.
P. ¿Hasta cuándo cree que va a jugar Pirlo?
R. Con la calidad que tiene, hasta los 50 años.
P. ¿Sigue sufriendo de miastenia ocular [lesión que sufre en el ojo] o se ha recuperado?
R. Estoy bien, tomo 5 miligramos de cortisona a diario.
P. ¿Todavía?
R. Sí, tendré que tomarlo toda la vida. Son pequeñas dosis, pero no puedo prescindir de ellas. Lo estoy viviendo bien. Solo tuve una recaída, cuando jugaba en el Sion y tuve que parar dos semanas, pero le doy las gracias a Dios por poder vivir bien el día a día.
P. ¿Le explicaron a qué debe eso?
R. Es un problema neurológico. Ha golpeado la parte más débil de mi sistema inmunitario que es el de los músculos de los ojos.
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