¿Quién no teme a Contador?
El chico de Pinto, dispuesto a realizar el doblete imposible: ganar Giro y Tour el mismo año
Como en las películas en las que el buscavidas de billar ofrece al paleto de turno varias carambolas de ventaja antes de pasar a desplumarle sin sentimientos, así parece Alberto Contador en estos días de comienzo de 2015, el año en que cumplirá 33, dirigiéndose a sus rivales presuntos en el Tour futuro, a Froome, a Quintana, a Nibali tricolor: ¿Qué os jugáis a que os gano el Tour? Estoy tan seguro que, además, os concedo una ventaja: antes del Tour, mientras vosotros os preparáis científicamente, con concentraciones en altura, con entrenamientos medidos, sin gasta nada que después necesitaréis, yo correré el Giro, y lo haré sin medida, sin pensar que puede haber un día siguiente, sin pensar en el Tour. Lo correré para ganarlo y lo ganaré también.
Tal parece ser el efecto que para la moral y la autoestima del campeón español tuvo su victoria en la última Vuelta, la del duelo de caídos en el Tour en el que el británico Froome mordió el polvo en todos los enfrentamientos directos. Lo ocurrido en la sierras de los Ancares y en el macizo cantábrico –ataques largos de Froome, contraataques dañinos de Contador--, permitió al chico de Pinto minar la confianza del británico para futuros enfrentamientos, a la afición quitar valor a la exhibición de Nibali en el Tour (si no se hubieran caído Froome y Contador, ¿hasta dónde habría llegado el siciliano…?), a todos pensar que lo considerado imposible, el doblete Giro-Tour, dos carreras separadas por cinco semanas, en el mismo año no solo es probable, sino incluso seguro. Siempre cuando el que lo intentara fuera Contador, por supuesto, como lo intentará en 2015. Los demás, el trío que completa los así llamados fab four, los cuatro magníficos, Nibali-Froome-Quintana, quedan reducidos a la condición de fondo de pantalla.
La voz de un continente
El Tour solo lo han ganado europeos y un estadounidense y por eso la posibilidad de que un latinoamericano participe en 2015 con la aspiración de terminar de amarillo en París hace soñar no solo a su país, a la Colombia andina de Nairo Quintana, sino a todo un continente. Y que Quintana, el escalador que descendiendo el Stelvio nevado ganó el Giro, puede ganar el Tour lo creen so solo los suyos o los que encuentran una suerte de justicia poética en el deporte, sino cualquier especialista que le haya visto crecer imparable los últimos tres años.
Y a los medios, conmovidos por su ‘milagrosa’ recuperación de la herida en la rodilla, el mismo ‘milagro’ que tan escépticos había dejado a sus rivales, mucho más ateos que la prensa, les tocó tanto la historia que la aposición natural tras cualquier cita a Contador (un recordatorio entre comas a su positivo por clembuterol en el Tour de 2010) dejó de ser habitual para convertirse o en extrañísima o en señal de malquerer. Contador ha sido ya perdonado, santificado su regreso al panteón de los grandes como ganador de dos Tours, tres Vueltas y un Giro, como mejor escalador de la última década. Y al cambio de percepción, y al aumento de cariño, también ha contribuido la imagen de Contador como único residuo del instinto en estos tiempos en los que todas las acciones ciclistas parten de consideraciones racionales llamadas científicas, en el que las decisiones nacen de lo que transmiten los potenciómetros a las mentes cuadriculadas de los nuevos directores, tan amantes de la seguridad.
Por eso, el optimismo que rodea su desafío (y es tan grande la seguridad de unos cuantos que incluso le reclaman a Contador que no se conforme con dos, que después del Giro y del Tour, un doblete que nadie consigue desde 1998, Pantani, vaya a por la Vuelta y gane las tres el mismo año, lo que los más grandes de la historia, ni Merckx, Anquetil, Hinault o Coppi ni soñaron siquiera con conseguir), por eso y porque los recorridos anunciados del Giro y del Tour están hechos a la medida de sus condiciones. Y porque en el Giro, la carrera que Contador ganó en 2008 y también en 2011 (aunque luego le desclasificaran de esta edición por su clembuterol) apenas tendrá rivales que le exijan sobrepasar sus límites.
Nibali ante los buenos
Al último ganador del Tour, el siciliano Vincenzo Nibali, le acompañaron en el podio dos ciclistas franceses, uno viejo y uno joven, pero no ninguno de los dos grandes favoritos cuando la carrera partió de Leeds tres semanas antes. Las caídas y consiguientes abandonos de Chris Froome y Alberto Contador dejó al Tour convertido en un monólogo del italiano, el mejor escalador del lote. El previsible regreso a lo grande de los dos exganadores de la 'grande boucle' y también del Nairo Quintana segundo tras Froome en 2013 permitirá por fin medir el valor real del Nibali todopoderoso.
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