“Mi objetivo ha sido siempre ser la mejor, contando chicos”
Tras lograr la más alta clasificación de una mujer en la historia del Dakar, lo que Laia Sanz necesita es "desconectar" para pensar en su futuro. No descarta que sea en coches
Laia Sanz (Corbera de Llobregat, 29 años) asegura resignada y sonriente que aún no ha parado desde que terminó el Dakar. “Esto no es el fútbol, hay que aprovechar los momentos de exposición”, dice su mánager. En el icónico rally, ha sido ganadora en categoría femenina en las cinco ediciones en que ha competido y novena en la clasificación absoluta en 2015, la mejor de una mujer en la historia. En su palmarés hay además 13 títulos mundiales de trial y tres de enduro. Pero para planear cuál será su inmediato futuro, la Reina del desierto tiene que aflojar un poco la muñeca. Por una vez.
Pregunta. Le han llamado leyenda, la mejor motociclista de todos los tiempos… ¿Qué se siente al oír esas expresiones refiriéndose a usted?
Respuesta. Es un honor. Yo empecé con todo esto como un hobby, y haberme convertido en el referente de muchas chicas, de jóvenes… ¡Tener seguidores! Me parece increíble.
P. Para muchas chicas, como dice, es un modelo. ¿Cómo han cambiado las cosas desde que empezó?
No trabajo nada la preparación mental. No me ha ido mal”
R. Al principio yo era siempre la única que corría, un bicho raro. Ahora hay muchas más chicas que empiezan, y en eso creo que he ayudado mucho. Si hay algo de lo que me puedo sentir orgullosa de verdad, es por eso. No solo porque les he hecho ver a ellas que pueden. También los padres saben ahora que pueden comprar motos a sus hijas.
P. Cuando empezó en el Dakar, venía de ser la mejor del mundo en trial y la mejor del mundo en enduro, pero ambas en categoría femenina. ¿Es un aliciente extra competir para ser la mejor a secas, sin distinción de sexo?
R. Lo que pasa es que en el trial siempre he corrido con chicos. El Europeo, el Mundial Junior y el Campeonato de España, por ejemplo. También competía en el Mundial Femenino, pero para mí el objetivo fue siempre intentar ser lo mejor posible, contando chicos. Por esa exigencia llegué a ganar tantos títulos femeninos. Así que no me viene de nuevas.
P. ¿Qué va a cambiar el año que viene, qué experiencias ha adquirido? ¿Toca apuntar más alto aún?
R. Ahora mismo no lo sé, está todo muy reciente todavía. Lo que sí toca es disfrutar un poco y relajarme. Luego tengo que hablar con el equipo, que se acaba el contrato, y plantear la temporada. Pero supongo que, como todo deportista, he de intentar mejorar… Ya veremos.
P. ¿Pero qué tiene en mente, qué es lo que le gustaría hacer si tuviera las manos libres? ¿Dedicarse exclusivamente al raid, por ejemplo?
R. De lo que tengo ganas es de descansar y desconectar para pensar un poco mejor. Me gustaría que fuese como el año pasado, no hacer muchísimas carreras de especialidades muy distintas al año, como venía haciendo antes. Quiero centrarme más, poder entrenar mejor, y para descansar, que es una parte importante del entreno.
P. Desde muy, muy pequeña, se pueden ver fotos suyas con un manillar en las manos. Y ahora ha dejado caer su interés por los coches.
R. Ya, pero lo dije un poco de broma al acabar el Dakar y ya me están preguntando en todas partes. A ver… Me encantaría, y sé que no abundan las oportunidades. Hay pocas marcas oficiales y hace falta un patrocinador potente para sacar un coche. Pero si saliese la oportunidad está claro que la cogería. Es algo que me gusta tanto o más que las motos. Pero no es el momento, me queda mucha cuerda y margen para mejorar en motos.
P. ¿Tanto o más?
R. Siempre me han llamado mucho la atención los coches. Soy muy quemadilla, y cuando tengo oportunidad los pruebo. Yo siempre he sido motorista, y creo que el Dakar auténtico es en moto, pero sería una muy buena manera de alargar la vida profesional. En el coche el desgaste físico es menor, y es más seguro.
P. ¿Ha aprendido con el tiempo a dosificarse, a descansar?
R. En el Dakar es muy importante dosificarte. Son 15 días de carrera y no puedes salir a fondo y a la semana estar hecha polvo. Con la temporada en general es lo mismo. Igual de importante es entrenar que descansar después, aunque es difícil porque hay poco tiempo. Es la razón por la que dejé el trial.
P. En el videoblog que mantiene, me llamó mucho la atención la entrada en que se despierta…
R. [Risas] ¡Ha causado furor!
P. ¿Qué se le pasa por la cabeza en el instante en que está soñando, tras ocho días a ese nivel de desgaste, y la despiertan?
R. A las tres de la mañana no hace mucha ilusión, no. Hay días que es muy duro. Si pudieses harías eso de apagar la alarma, 10 minutos más. Pero tienes que activarte rápido. Luego te subes a la moto y se te pasa. Realmente no sé cómo aguantamos.
P. En las imágenes del vivac se ve al resto de pilotos serios. En cambio, usted aparece siempre sonriendo
R. Sí, pero es que yo tengo una cara así, siempre me río. Siempre me lo decían, llegaba el final de la etapa, y todos ahí hechos polvo, y yo hecha polvo igual, pero me río. Es como en las sesiones de fotos, a veces tengo que estar seria y no puedo… Es mi cara. Me río. Si no me pasa nada malo, me estoy riendo.
P. ¿Cómo trabaja la preparación mental?
R. No la trabajo nada. Hay muchos pilotos que tienen psicólogos, pero yo no. Creo que no me ha ido mal.
P. Algunos compañeros suyos han destacado cómo no baja la guardia, cómo siempre va bien encima de la moto.
R. Hay que tener la cabeza fría, dosificarse, saber si un día puedes correr un poco más, si estás más o menos cansada. No he tenido problemas en ese aspecto. Motivación no me falta.
P. Descríbanos las sensaciones de la octava etapa, la del Salar de Uyuni.
R. Fue horrible por el frío. El problema del salar es que veníamos de una etapa maratón. Mucha gente se había mojado, e íbamos con lo puesto, sin ropa de recambio ni abrigo. Ya en el enlace, 30 kilómetros, nos congelamos. Muchos no querían salir. Luego, al salir, te intentas olvidar, pero es que yo no tenía tacto, no podía darle al freno. En el cuerpo tienes frío y te aguantas. Pero las manos… La sensación de 130 kilómetros en línea recta, que realmente no calientas, a dos grados, muy mojado, a una velocidad alta…
P. También hubo días de calor…
R. El segundo día lo sufrimos mucho. Esa fue ya una etapa de criba, 500 kilómetros, empezaron a machacarnos. Los 450 primeros fueron muy bien, y pensé: “Buah, era larga pero la acabo bien”. Luego vino el fesh-fesh, era como harina o polvo de talco, muy difícil y peligroso, y luego una pista de 40 kilometros de arena, con baches, muy física, y ahí estábamos a 50 grados. Recuerdo que tenía mucho calor, que el agua del camelbag estaba hirviendo, no se podía apenas beber. Encima, me la acabé. Ese día cogí fiebre, y los siguientes tuve problemas de estómago.
P. ¿Hay que estar un poco loco para hacer el Dakar?
R. No creo… No se pueden tener muchas manías y hay que ser echao palante, pero creo que precisamente a los que mejor les va es a los menos locos.
P. Porque alguno hay…
R. Alguno hay. Pero no suelen acabar muy bien.
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