Seguros Busquets
El medio del Barcelona sigue jugándolo todo con unos registros similares a los de siempre
En verano, cuando Javier Mascherano tenía ya pie y medio en el Nápoles, reaccionaron a tiempo el área deportiva del Barcelona y también el técnico Luis Enrique. “Se le dijo que no sólo sería central, sino que también actuaría de mediocentro”, cuentan desde el club, conscientes de que el jugador prefiere ser el timón y no la raíz como expresó durante toda su carrera y también en el último Mundial con Argentina. Tal es así, que al propio Bartra —no dudó nunca en seguir , pero sí quiso saber su situación— le admitieron que el rol de su compañero cambiaría. Y, aunque El Jefecito sigue siendo una prioridad en el centro de la defensa, también ha actuado de eje azulgrana en cinco encuentros (dos en Liga y tres en la Champions). No ha sido, sin embargo, una bocanada de oxígeno para Sergio Busquets, que desde que ascendiera con Guardiola al primer equipo allá en 2008 lo ha jugado todo por definición, devorando mediocentros como Touré, Song y también al propio Mascherano, con el que ha compartido la medular en algún encuentro esporádico de este curso (frente al Valencia, el catalán jugó de interior y argentino lo hizo de pivote). Y sus números no cambian, por más que empezara titubeante el curso, ahora ya entonado como demostró ante el Atlético, gustoso con la jarana. “Todos los jugadores disfrutan de este tipo de partidos”, resume Busquets sobre los duelos intensos y friccionados, también de alta alcurnia.
Un manotazo de Mandzukic para cobrarse el hueco derribó a Busquets a la media hora del encuentro. Quejumbroso como es el mediocentro, no tardó el croata en recriminarle su actitud, momento en el que se encendió el cinco azulgrana porque, futbolista de cuna y tipo de barrio que soluciona jaleos, bien con el balón en los pies o bien para defender a un compañero, el de Badia no rehúsa de los envites gallardos. Desde ese momento, ambos no pararon de citarse, hablar, soltar recaditos y demás piques sobre el tapete, aunque no se le contó falta alguna y sí recuperó seis balones. “No se arruga nunca. Sabemos que con él siempre podemos contar en cualquier situación”, reflexionaba tras el encuentro un jugador del vestuario; “Busi es mucho Busi”.
No se arruga nunca, sabemos que con él siempre podemos contar”, dicen de Busi en el vestuario del Barça
Un tanto lento en la corrección y en la composición —porque le gusta adornarse con un regate de más—, a Busquets le costó coger el hilo a esta temporada. Ocurre, sin embargo, que su juego mejora a cada encuentro, como evidenció ante el Atlético; siempre supo qué hacer con la pelota antes de recibirla, cortó las transiciones defensa-ataque del rival hasta en seis ocasiones y que se multiplicó en el césped tratando de conectar con Messi (en 11 ocasiones) e Iniesta (10). Aunque, ajeno a las críticas, replica: “En la primera parte de la temporada hubo un rumor que tenía problemas de pubis. Desde que dije que no los tengo, parece que estoy mejor para la prensa”. Entiende, en cualquier caso, que el fútbol del Barça sí que ha virado en positivo. “Ahora el equipo está mejor”, analiza el mediocentro. Pero descarta que con Luis Enrique se haya perdido el ADN azulgrana. “El estilo de juego del equipo es más o menos el mismo; el año pasado, con el Tata, también se decía había cambiado”, defiende el internacional. Pero abunda: “Y depende del rival o del resultado, conviene hacer variantes”.
El que no cambia nunca es Busquets, que siempre está. En esta temporada, sólo se ha perdido una jornada de Liga, ante el Eibar. Así, suma 1.420 minutos, poco más de la mitad de los que alcanzó el curso anterior (2.652) y hace dos años (2.246). Del mismo modo, su regularidad es pasmosa: cuenta 15 faltas (por las 28 y 30 de las dos últimas campañas); ha recibido 26 (50 y 51); contabiliza 1.159 pases buenos (por 2.272 y 2.153) y 97 malos (por 182 y 183), además de 101 recuperaciones (por 195 y 197). “Busi no falla”, remarcan desde el Barça. “Busi es un seguro de vida”, rematan desde el vestuario. Los números lo certifican.
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