Cristiano seduce a propios y extraños
Los votos a CR fueron mayoritariamente desinteresados; a Messi le amparó su entorno
La primera lectura de la gala de la FIFA, celebrada el lunes, exhibe dos ganadores claros. Por un lado el Real Madrid, que contó con Cristiano como mejor jugador; colocó a Di María, Ramos, y Kroos en el 'once' mundial; y tuvo a James como premiado por el mejor gol. El otro vencedor fue el fútbol alemán, que colocó a Lahm, Kroos y Neuer en el 'once' mundial y elevó a Löw al pedestal de mejor técnico. Cerrado el primer balance, las elecciones dejaron un curioso rastro de decisiones públicas, reflejadas en los votos de los capitanes y los técnicos de las principales selecciones del planeta.
Genuflexiones a Cristiano. El goleador del Madrid recibió el voto de sus compañeros y compatriotas, que suele ser interesado. Pero también le valoraron mucho los desinteresados. El seleccionador portugués, Fernando Santos, le dio tres puntos (el dictamen máximo) en una genuflexión habitual entre paisanos. Los otros que le dieron tres votos fueron Casillas, Del Bosque; Rooney, capitán inglés; el seleccionador francés, Didier Deschamps, y su capitán Lloris; el seleccionador italiano, Antonio Conte, y su capitán Buffon; el seleccionador chileno, Sanpaoli; el seleccionador uruguayo, Washington Tabárez; y el seleccionador mexicano Miguel Herrera.
Adulaciones a Messi. Votado en masa hasta hace dos años, esta vez fueron pocos quienes le dieron tres puntos a Messi sin traslucir un intento de hacer relaciones públicas con el afán de gozar del beneplácito de la figura. Empeñado en demostrarle su admiración, Neymar le dio su primer voto; lo mismo que Bravo, el capitán de Chile, que desde agosto comparte vestuario con el ídolo. El último voto de tres puntos que recibió el argentino fue el de su nuevo seleccionador, Tata Martino, que también le dirigió en el Barcelona, a donde llegó por recomendación del padre del jugador.
Mourinho inesperado. El entrenador del Chelsea solo recibió dos votos de miembros de las selecciones tradicionales. Ambos fueron votos de un punto, los de menor valoración. Uno se lo concedió Dunga, el entrenador de Brasil, porque ambos comparten dogma. El otro se lo dio Messi en un acto que resulta tabú para el barcelonismo y que revela la reciente e inesperada proximidad que existe entre el astro argentino y Mourinho, a pesar de que jamás trabajaron juntos. Messi tiene pocos elementos de juicio para ponderar la metodología del portugués y en cambio le sobra conocimiento de Martino, ex técnico en el Barcelona y actual seleccionador de Argentina al que no le juzgó ni con un punto. La misma indiferencia manifestó hacia Luis Enrique, a quien no le devolvió ni un cumplido, ni una sonrisa, cuando la organización emitió un vídeo del asturiano deshaciéndose en elogios hacia su futbolista. Messi miró para otro lado. Votó a Sabella, Guardiola y Mourinho.
Ingleses acomplejados. De todos los participantes de países con tradición en el fútbol, los ingleses fueron los únicos que no se votaron a sí mismos. Fue una mezcla del fair play, la nobleza, y el terrible complejo de inferioridad que sufre el fútbol inglés desde hace unos años. Rooney votó a Cristiano, Kroos, Bale; Ancelotti, Löw y Simeone. El seleccionador, Hodgson, premió a Mascherano, Lahm, Neuer; Löw, Ancelotti y Simeone.
Alemanes autorreferenciales. Löw y su capitán, Bastian Schweinsteiger, hicieron alarde de su chauvinismo. De los 12 votos que emitieron solo uno fue para alguien que no es alemán ni ha tenido nada que ver con la Bundesliga: el entrenador madridista, Carlo Ancelotti, elegido por Löw con tres puntos. Hecha esta salvedad, se homenajearon a sí mismos.
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