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El Athletic sigue en Europa

La victoria ante un modesto BATE le permite seguir en la segunda competición continental

Los jugadores del Athletic celebran el segundo gol
Los jugadores del Athletic celebran el segundo golANDER GILLENEA (AFP)

Allá por el minuto 40 de la primera mitad, el BATE se cobró un córner. El segundo que conseguía. O sea, la segunda oportunidad de acercarse a la victoria que necesitaba para caer a la Liga Europa y no irse a casa con la cabeza gacha. Pues el chico que sacó el córner se lo tomó con calma, caminando desde el centro del campo a la esquina, colocó el balón, lo golpeó sin fe y cayó en las manos de Iraizoz. Era el síndrome del perdedor. Aún necesitando ganar, el BATE no quería perder. Grave dilema. O sea, que aceptaba el monólogo del Athletic y asumía el papel de público agradecido con el guion rojiblanco, con su ingenio u ocurrencias, sentado en las butacas de su área viendo caracolear a Susaeta, deslizarse a Guillermo o rematar a Rico o De Marcos o Ibai Gómez.

ATHLETIC, 2 - B. BORISOV, 0

Athletic: Iraizoz; Iraola (Unai López, m. 75), San José, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, De Marcos, Rico; Susaeta, Guillermo (Aduriz, m. 78) e Ibai Gómez (Viguera, m. 87). No utilizados: Herrerín, Aurtenetxe, Erik Morán, Muniain y Viguera.

BATE Borisov: Soroko; Olekhnovich, Filipenko, Tubic, Kagush; Gordeychuk, Volodko (Signevich, m. 60), Yablonski (Baga, m. 76), M. Volodko; Karnitski y Rodionov (Likhtarovich, m. 83). No utilizados: Chernik, Gayduchik, Aleksievich y Yakovlev.

Goles: 1-0. M. 47. San José. 2-0. M. 88. Susaeta.

Árbitro: D. Orsato (Italia). Amonestó a Yablonski e Iraola

Unos 48.000 espectadores en San Mamés

Hasta en 13 ocasiones disparó el Athletic contra la portería de Soroko, en la primera parte, que resolvió con agilidad las tres que fueron entre los tres palos. Tenía el Athletic variedad dentro de un diseño clásico, con sus dos extremos, su delantero centro, su asistente en la media punta. Clasicismo en estado puro, sostenido por los toques esenciales de Susaeta en estado puro, tirando de repertorio: regates clásicos, caños, cabriolas, centros enroscados con la derecha, con la izquierda, sombreros... Cierto que casi todo se difuminaba en el proscenio del área, con disparos bienintencionados pero mal dirigidos mientras el BATE se afanaba en llevar baldes y más baldes para achicar el agua.

Pero el agua acaba siempre encontrando la rendija de salida. Y la encontró, nada más iniciarse la segunda mitad, San José, ¿quién si no?, ese espía que tiene el Athletic en los saques de esquina y especialmente en la Champions para desentrañar los conflictos. Fue en un córner, pero no fue de cabeza, sino anticipándose a la voz dormida de la defensa del BATE para empalmar un derechazo como un témpanoo que se enganchó a la red superior de la portería de Soroko. Esa no pudo repelerla. Ni la vio.

El gol certificaba la ambición. Quien puso más se llevó el premio. El BATE nada puso: ni un disparo a portería, ni un disparo fuera de la portería, ni una jugada con tres pases, ni un despeje intencionado. El Athletic redondeó su noche con un gol de Susaeta que premiaba su fútbol. Un gol fácil para premiar todas sus habilidades en las que prevalecía el grado de dificultad. Y así alcanzó un lugar en la Liga Europa. Lo que seguirá preguntándose es cómo pudo perder contra este equipo en Minsk. Todo un enigma.

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