El Athletic examina su futuro ante el BATE Borisov

Estadísticamente es difícil de intuir un partido entre el más goleado y el menos goleador, aunque de por medio esté el hecho de que tanto Athletic como BATE Borisov se jueguen una plaza en la Liga Europa, para la que parte con ventaja el Athletic porque le vale el empate para ser tercero de grupo. Para el conjunto de Valverde es un examen de aptitud. Los rojiblancos tocaron fondo ante el equipo bielorruso al que tanto Oporto como Shakhtar golearon dos veces cada uno sin piedad y, sin embargo, el Athletic le hizo sentir al BATE la sensación de ser un equipo acreditado. El Athletic perdió 2-1 (que pudo acabar en goleada local) y en Minsk toco el suelo del infierno. "Ya no se puede jugar peor", debieron pensar uno por uno. Bastaba con ver las caras de un entrenador tan poco gesticulante como Valverde durante el partido para entender la magnitud del desastre.

El BATE ha encajado 22 goles en esta fase de grupos, pero el Athletic solo ha conseguido tres. ¿Qué pesa más en la balanza de un partido?, ¿la necesidad de lavar el honor rojiblanco o la posibilidad de sentirse europeo del equipo bielorruso, presuntamente condenado a tocar la pandereta del grupo? El antecedente rojiblanco no es precisamente un himno a la alegría. Ante el Córdoba dio muestras de una inoperancia absoluta. Todo un síntoma ante un BATE Borisov que le va a plantear un encuentro similar: protección absoluta por detrás y a comprar décimos o participaciones en el área rival. Cuando el reloj dé muestras de cansancio, llegará la hora de tocar a rebato. La misión del BATE está cumplida: ha vuelto a ganar la Liga bielorrusa y el aguinaldo de la Liga Europa sería lo más parecido a un frenesí. Para ello necesita ganar en San Mamés, a priori un asunto complicado, pero que ha estado al alcance de equipo como el Córdoba o el Granada.

Para el Athletic, la Liga Europa es una obligación tras los errores en la Champions, una competición que solo ha disputado en sus distintas versiones cuatro veces en los últimos 31 años. Hace dos años alcanzó la final de la segunda competición europea que perdió frente al Atlético en Bucarest. Sin embargo, ni Valverde da con la tecla del equipo, ni el equipo da con la tecla de su propio piano. Con Aduriz lesionado, el Athletic está huérfano de gol, de referencias. Le falta el listo de la clase. más aún para competir en el concurso europeo. Una derrota ante el BATE no solo le privaría de dinero y de autoestima, sino que le engulliría una depresión con Champions y la Liga Europa perdidas y quedarse tocado para la Liga española. Por eso aunque estadísticamente sea difícil resolver las probabilidades entre el más goleado y el menos goleador, el partido ante el BATE es un examen de futuro.