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Busquets quiebra la resistencia

Un gol del medio en el descuento le da la victoria al Barcelona en Mestalla

Busquets marca el gol que da la victoria al Barcelona en Mestalla.
Busquets marca el gol que da la victoria al Barcelona en Mestalla.Gonzalo Arroyo Moreno (Getty Images)

La perseverancia del Barça obtuvo el premio a escasos segundos de expirar el tiempo añadido por el árbitro. Un tiro a bocajarro de Busquets tras una parada de Diego Alves al cabezazo de Neymar acabó con la resistencia valencianista. Mestalla, acostumbrada a estos fiascos finales (en la memoria, el gol de M'Bia en la pasada semifinal de la Liga Europa ante el Sevilla), saboreó la hiel de perder en el último suspiro. El Valencia creía haberse merecido el empate, laborioso toda la noche en defensa e impreciso en ataque, al errar varios remates ante un impecable Bravo. El Barça fue insistente y variado en busca de la victoria, desde el minuto 1 hasta el 93, con variedad de recursos: el último consistió en que Messi ocupara la posición de falso nueve y, desde esa zona indetectable, fabricara con un centro el gol de la victoria azulgrana. Con los cambios, Luis Enrique impulsó a su equipo hacia adelante; Nuno, hacia atrás, y tan retrasado acabó defendiendo que Busquets acribilló a Alves a escasos metros de distancia. El Valencia sigue sin ganarle al Barça en Mestalla. La última vez que lo logró fue en 2007.

VALENCIA, 0 - BARCELONA, 1

Valencia: Diego Alves; Barragán, Mustafi, Otamendi, Gayá; Parejo (Filipe Augusto, m.83), Javi Fuego, André Gomes; Feghouli, Negredo (Alcácer, m.81) y Rodrigo (De Paul, m. 71). No utilizados: Yoel, Orban, Carles Gil y Piatti.

Barcelona: Bravo; Alves, Piqué (Rakitic, m. 68), Mathieu, Jordi Alba; Busquets, Mascherano, Xavi (Rafinha, m.79); Messi, Luis Suárez (Pedro, m.79) y Neymar. No utilizados: Ter Stegen, Adriano, Bartra y Munir.

Gol: 0-1. M.93.Busquets remacha con la zurda un rechace de Diego Alves.

Árbitro: Fernández Borbolán. Andaluz. Amonestó a Mathieu, Piqué, Barragán, Mustafi, Jordi Alba, Rodrigo y Messi.

Mestalla: 52.000 espectadores.

De inicio, Luis Enrique le inyectó más músculo al centro del campo (Mascherano) en detrimento de la técnica de Rakitic. Y dio órdenes de que todo empezara por El Jefecito, que debía combinar el juego en corto con el largo. Le imitó después Piqué, con un envío en vertical a fin de habilitar a Neymar. La maniobra del brasileño, de espaldas a la meta de Alves, fue perfecta: embolsó la pelota y la dejó franca para la entrada enfurecida de Luis Suárez. Era gol o gol en cualquier otro contexto, pero si hay un portero que adora este tipo de retos ese es Diego Alves, que rechazó con el cuerpo.

El Barça encontró una vía de acceso al meta brasileño en esos centros verticales hacia uno de sus tres puntas, deslizándose entre la zaga de cuatro. Messi, que se aburría de extremo derecho, se trasladó al centro al cuarto de hora. Neymar se acomodó en la izquierda y se topó con un hueso en la figura de Barragán. Y Luis Suárez se movió por todo el frente de ataque sin apenas hallar puntos débiles en la pareja de centrales formada por Mustafi y Otamendi.

El Barça encontró vía de acceso a Alves en los centros verticales a sus tres puntas

El Barça disponía del balón y del campo, obligando a multiplicarse a Javi Fuego en las ayudas defensivas. Al conjunto de Nuno le quedaba robar y salir a toda mecha, aprovechando el juego de espaldas de Negredo, que solía lanzar a la izquierda (Rodrigo), pues en la derecha Feghouli no comparecía. A falta de juego colectivo en ataque, bienvenidas eran en el cuadro de Nuno las arrancadas de André Gomes, un falso lento, con ese regate en seco con la zurda que le permitía ir superando líneas defensivas. La primera mitad acabó justo con una contra endemoniada del Valencia: Negredo abría a la izquierda a la carrera de Rodrigo, que filtraba el pase para André Gomes, y terminó la jugada con el disparo a la red lateral del mediocampista portugués, al que le sobró el regate al portero: se quedó sin ángulo. A Dani Alves se lo llevaban los demonios camino del vestuario, aplacado por Piqué, que le eximía de sus posibles errores. Aunque la realidad es que las mejores ocasiones locales se concentraron en el ataque izquierdo, aprovechando el tirón de Rodrigo y las fugas ofensivas de Dani Alves, apenas auxiliado por Messi.

Templado por los pases de Parejo, el Valencia entró con menos complejos en la segunda parte, mucho más atrevido. La decisión de Gayà para encarar a Alves así lo apuntaba. Claro que el Barça siguió por el mismo camino: el servicio de Mascherano a la cabeza de Suárez, que remató esta vez fuera cuando se había desembarazado en el regate de Diego Alves. En la acción se lastimó Otamendi, reincorporado poco después como un torero herido, aclamado por la grada de Mestalla. La bicicleta posterior de Rodrigo a Dani Alves hizo pensar a Mestalla que lo mejor estaba por llegar.

El Valencia sentía que también podía hacer daño y Piqué sacó desde la raya de gol otro disparo raso de Rodrigo. Cada acción a balón parado era un tormento para la zaga azulgrana, aliada con la suerte para evitar el tanto valencianista.

A falta de juego colectivo en el equipo de Nuno, Mestalla aplaudía las arrancadas de  André Gomes

Luis Enrique entendió que su equipo necesitaba aventurarse más y dio entrada a Rakitic en lugar de Mathieu para retrasar a Mascherano. Al minuto marcó Suárez tras rechazar un disparo cruzado de Dani Alves, pero el tanto fue invalidado por un fuera de juego inexistente (lo rompía Otamendi). La respuesta valencianista no se hizo esperar en otro contragolpe de libro en el que Negredo habilitó en el tiempo y espacio ideal para el disparo de Feghouli. Se interpuso Bravo en una gran estirada. Era la noche de los porteros, refrendada poco después por un tirazo de Negredo que volvió a desviar el guardameta chileno.

Cuando faltaban 10 minutos, los entrenadores tiraron con todo a la espera de algún extra para ganar. Messi quedó de falso nueve tras la marcha de Suárez y Alcácer ocupó el puesto de un Negredo exhausto. El Valencia trataba de sobrevivir. El corte de Otamendi a Messi parecía asegurar el empate. Pero a La Pulga siempre le queda una bala, esta vez un centro muy suave a la cabeza de Neymar. El paradón de Alves sólo fue una invitación al disparo furioso de Busquets, que acabó con la resistencia de Mestalla.

Tarjeta a Messi tras un botellazo

C. ROS

Juega el Barça tan pendiente del rival que a menudo se niega a sí mismo, como ayer en Mestalla. A cambio de intentar ganar consistencia, de dar salida a sus laterales, perdió control, fluidez y circulación de pelota, por no hablar ya del estilo, sacrificado por la obsesión de sorprender y de habilitar a sus tres delanteros: Messi, Luis Suárez y Neymar. La sorprendente alineación de los dos mediocentros, Mascherano y Busquets, afectó a la mecánica de juego, sobre todo porque no hubo conexión con Xavi y menos con Messi. Busquets, en cambio, quedó en evidencia cada vez que fue habilitado como interior derecho y después también como pivote, cuando un error suyo provocó una ocasión clarísima de Feghouli que evitó Bravo.

Messi ni siquiera pudo rematar a portería, salvo en una falta directa, después de conseguir dos tripletes consecutivos —contra el Sevilla y ante el Apoel— y batir los récords goleadores de Zarra en la Liga y Raúl en la Champions. El 10 acabó amonestado por perder tiempo después de quejarse al árbitro por recibir un botellazo de la grada, enfadada por el gol de Busquets. Perdido en la montonera, guiños del destino, el centrocampista se reencontró con el gol en la última jugada cuando remachó con la zurda un rechace del portero después de un remate de cabeza de Neymar.

El Valencia, a través de un comunicado, dijo lamentar el lanzamiento aislado "de una botella pequeña de agua sin tapón", esa que impactó, sin consecuencias, en Messi. Y añadió: "El club intentará localizar y expulsar de por vida de Mestalla al autor del lanzamiento. El Valencia tiene tolerancia cero con este tipo de acciones".

“Tuvimos suerte”, confesó Busquets. “No nos valía el empate y la victoria nos viene bien porque el Valencia es un rival muy difícil. Hay que madurar mucho los partidos y aprovechar las ocasiones”. Y remachó: “Juego donde me dice el técnico y pueda ayudar al equipo. Hoy tenía que controlar las contras y cerrar las subidas de Alves”.

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