Zarra, el rey de la antigüedad
El delantero del Athletic, un rematador nato, da paso a Messi 59 años después
Muchos delanteros recuerdan el gol que le marcaron aquel día a José Ángel Iribar. Encajó muchos, pero todos recuerdan el suyo. Y aún más, todos aquellos que El Chopo les evitó. Muchos, muchísimos porteros recordaban el gol o los goles que les marcó Telmo Zarraonaindia. Zarra no los recordaba todos porque 251 goles son muchos goles. Pero seguro que sí se acordaban de él Primitivo Eroles y Monserrat, los dos porteros del Lleida que actuaron en el partido contra el Athletic el 19 de noviembre de 1950 y encajaron 10 goles. Zarra anotó seis de una forma democrática: tres a cada uno. Y lo recordará el portero catalán, Vicente Dauder, que tuvo el honor de encajar el último gol de Zarra con el Athletic. Era el 26 de septiembre de 1954 y el badalonés, que defendía la portería del Celta, recibía a los 18 minutos el primer gol del partido y el que a la postre sería el último de Zarra en Primera División (luego jugó una temporada en el Indauchu, en Segunda, y se retiró en el Barakaldo, en la misma categoría). A pesar de Zarra, que ya languidecía en su juego (sólo disputó seis encuentros esa temporada), el Celta logró empatar a dos goles en La Catedral.
Desde entonces, nadie había batido la marca de Zarra: 251 tantos en 278 partidos de Liga con la camiseta rojiblanca a lo largo de 15 temporadas. Marcó más en otras competiciones: disputó 352 partidos en total con el Athletic en los que sumó 332 tantos. Con la selección española mantiene una cifra redonda: 20 goles en 20 partidos. Datos que revelan que el gol era una parte más de su cuerpo y que el fútbol de los años cuarenta y cincuenta era inconcebible sin el festejo del gol. Las goleadas escandalosas producían de todo menos escándalo, por habituales. Seis veces conquistó el trofeo Pichichi y, amén de los seis goles al Lleida, le hizo cinco al Celta (1-0), al Oviedo (8-1) y al Castellón (6-0). Aun así, se quedó a uno del récord de goles en un partido que aún comparten Bata (Athletic) y Kubala (Barcelona), que les hicieron siete al Barça (12-1) y al Sporting (9-0) respectivamente. Bata, que era el apodo de Agustín Sauto Arana, jugó en los años treinta y fue un goleador matemático: 208 goles en 208 partidos (105 los marcó en Liga).
Puesta a elegir quién batiera el récord, Carmen, la hija de Zarra, se quedaba con Messi “porque es un gran futbolista y una persona loable”
El récord de Zarra ha durado 59 años, un dato revelador teniendo en cuenta que en sus tiempos se disputaban menos partidos oficiales, aunque ciertamente el tipo de fútbol proponía mayores diferencias en el marcador y premiaba a los goleadores con un surtidor de ocasiones. Las épocas en el fútbol son siempre incomparables. Los futbolistas también. Nada une a Messi con Zarra, futbolistas de épocas distintas, de equipos distintos, con físicos distintos y características contrapuestas. Messi, habilidoso, rapidísimo, intuitivo; Zarra, poderoso, rotundo, rematador nato, “uno de los delanteros centro más inteligentes que yo he visto”, como lo definió su compañero Gainza en el libro A mí el pelotón, de Patxo Unzueta. Les une el gol, eso sí, la vocación por el gol. Carmen, la hija de Zarra, reivindica el valor del récord de su padre, como lo testifica el hecho de durar casi 60 años. “Aunque lógicamente tenía que ser batido alguna vez”, afirmaba en una entrevista. Y puesta a elegir quién lo batiera, se quedaba con Messi “porque es un gran futbolista y una persona loable”.
Los goles de Zarra han dado muchas vueltas hasta convenir en 251 las veces que levantó los brazos en la Liga para celebrar el éxito. Quizás metió más, no menos. Hubo un tiempo en que el fútbol no se regía por la estadística y mantenía ese aspecto artesanal, ahora devorado por los programas informáticos. Zarra, el chicarrón de Asua, el del gol a Inglaterra, fue el rey de aquella época; Messi, el de la presente.
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