El regreso del Pingüino más grande del mundo
La norteamericana Melissa Seindemann reforzará hoy al Sabadell en la final de la supercopa contra el Olympiacos Hace un año, cuando jugaba en Can llonc, llegó caminando al entrenamiento vestida de ave palmípeda. “!Era Halloween!”
En el vestuario de Can Llonc, aun se ríen las chicas del CN Sabadell al recordar la escena. "La estoy viendo llegar. ¡El pingüino más grande del mundo!", se carcajea Laura Esther, la mejor portera del mundo, 1,71, 58 kilos, físicamente la nada al lado de Melissa Seindemann (Illinois, EE.UU., 1990) 1'90, 105 kilos en la báscula al inició de la pasada temporada. "Bueno, era Halloween, ¿no? En mi país lo hacemos", se justifica entre risas, la boya norteamericana que el año pasado jugó en el CN Sabadell, que le dio la Supercopa con un tiro exterior imparable y que después de ganar la Copa de la Reina, la de Europa y la Liga, en un año antológico de las vallesanas, se volvió a casa porque echaba de menos a sus perros y a su familia, pero que antes dejó huella. "No sabía de qué disfrazarme y alquilé un disfraz de Pingüino" Y así, vestida de pingüino, recorrió, a pie el par de kilómetros que separaban su casa en Sabadell de la pileta donde se entrenaban. "¡Imagínate el pingüino!", se exclama Mati Ortiz, defensora de boya de las blanquiazules y de la selección española.
"No es solo por lo que aporta en la piscina, nos hizo feliz saber que la íbamos a ver porque es una tía magnifica" explica Jennifer Pareja
El pingüino jugara esta tarde (18.00 h) en la Sant Jordi la final de la Supercopa porque la Federación estadounidense aceptó la solicitud del Sabadell. Y ella, encantada, tan feliz como Nani Guiu, el entrenador que hoy tratara de dar con la tecla para superar al potente equipo del Olympiakos, "Es una maravilla de la naturaleza, tiene una fuerza espectacular. Nos da un plus en defensa y en ataque. Con EE.UU únicamente hace labores defensivas, pero nosotros nos ayuda mucho porque es muy fuerte y cuesta mucho de parar, tiene un buen lanzamiento, es selectiva y efectiva" asegura Guiu, que la fichó porque necesitaba una marcadora de boya que apuntalara el equipo, tras un par de bajas el verano del 2013. "Durante el Mundial de natación le comenté al seleccionador norteamericano, con el que me llevo muy bien, la situación en la que me encontraba y le pedí una jugadora que estuviera a nivel de selección".
Lo que nunca esperaba es que pusiera el nombre de Melisa, que había sido una de las mejores en el camino al oro olímpico en Londres 2012 de las yanquis. La presencia de la jugadora americana le costó al Sabadell 800 euros al mes, la comida en el bar del club y el alquiler del piso que compartía con la húngara Gabriela Szucs, de vuelta a su país este año para estudiar veterinaria . "Visto lo que pagan en Italia o Grecia, y con lo buena jugadora que es, fue un "chollo", admiten en el club del Vallés.
Se la paradoja en EE UU que mientras las jugadoras cursan estudios universitarios entrenan muy duro cada día, pero al dejar la Universidad solo se entrenan con la selección
Se la paradoja en los EE UU que mientras las jugadoras cursan estudios universitarios entrenan muy duro y cada día, pero al dejar la Universidad, al no haber liga, solo se entrenan con la selección cuando hay concentraciones de cara algún torneo cuando acaban las universitarias. Mientras, han de entrenar por su cuenta razón por la que su Federación les busca equipos en Europa. Seindemann, que ha ganado casi diez kilos desde que volvió a casa, en San Francisc, se fue con el mismo castellano que llegó. "Cero, no hablo nada de nada" explicaba entre risas, mientras asume que hasta el verano del 2013 no tenía ni idea de donde estaba Sabadell. Ahora lo define como " un lugar muy bonito, donde puedes caminar por la calle". Cuentan en Can Llonc que sólo deja de reir cuando se entrena. "Uno practica como juega. Me divierto también, pero hay que trabajar", dice ella.
Es normal que la noticia de que Seindemann regresaba para la disputa de la final de hoy en el Sant Jordi fuera muy celebrada en el vestuario. "No es solo por lo que aporta en la piscina, nos hizo feliz saber que la íbamos a ver porque es una tía magnifica" explica Jennifer Pareja. "Es un solete" sostiene Mati Ortiz. "Melisa es una crack, espectacular. Simpática, positiva, trabajadora... se adaptó a todo" explica Olga Doménech. "La llevábamos a comer y nos moríamos con las caras que ponía al ver según qué cosas. Como el día de la calçotada. ¿Te la imaginas comiendo calçots?" se ríe la capitana de este equipo irrepetible. "¡Me encantan!", se exclama Melissa al recordar la ingesta de cebollas. "Es todo corazón. Se preocupaba mucho de las pequeñas, siempre nos animaba, nos hacía de mamá", reconoce Judit Forca, que con 17 años es una de las más jóvenes y prometedoras jugadoras de un equipo feliz al saber que el pingüino más grande del mundo ha vuelto a Sabadell para echar una mano... y unas risas.
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