Ni amistoso ni gaitas
España y Alemania se miden con el objetivo español de mejorar su autoestima Ante este rival, he notado ilusión en el grupo”, dice Löw
Un partido entre los dos últimos campeones del mundo siempre es un duelo solemne. Lo mismo da que no tenga carácter oficial, siempre puntúa en el palmarés y destila más certidumbres que un España-Bielorrusia o un Alemania-Gibraltar. Españoles y alemanes se miden en Balaídos por 25ª vez y el recuento evidencia una igualdad impensable hasta hace no muchos años. Desde la goleada encajada por la selección de José Antonio Camacho en Hannover en agosto de 2000 (4-1), La Roja ha encadenado tres victorias consecutivas, algunas de enorme prestigio, como las logradas en la final de la Eurocopa de Viena en 2008 y en la semifinal del Mundial de Sudáfrica en 2010. Con el repunte español, la poderosa Mannschaft solo tiene dos triunfos más.
Con los tiempos se han igualado tanto que Alemania padece la misma epidemia que España tras coronarse en Johanesburgo, el virus de la cima. Es costumbre rodar hacia atrás conquistada la cumbre.
La España entronizada en 2010, después de perder solo dos de sus 44 partidos anteriores, recibió de inmediato una zurra en Argentina y Portugal. La Alemania que demolió a Brasil había perdido solo uno de los 28 choques previos al bingo de Maracaná ante Messi y sus compañeros. Desde entonces, ganó a Escocia, empató con Irlanda, sucumbió con la Albiceleste y Polonia, y se quedó en un 4-0 ante los gibraltareños que les supo a poco.
Joachim Löw, entrenador alemán, aludió en Vigo al “agotamiento” tras el cuarto título de campeón del mundo. “Lo padecen todos los que llegan lejos en el Mundial, luego faltan las fuerzas”, puntualizó el seleccionador.
El técnico germano también se refirió al “agujero” que han dejado jugadores como Lahm y Klose, dos clásicos ya jubilados de la selección. A ello se suma una plaga de bajas: Schweinsteiger, Neuer, Draxler, Kramer, Boateng y Reus no están en Vigo. Tampoco es segura la alineación de Khedira —que sería el capitán— y el central valencianista Mustafi, los dos con molestias.
Pero Alemania es Alemania, y cuenta con Kroos —que al igual que Löw elogió la escuela del fútbol español—, Müller, Götze... “Ante un gran rival como España he notado que hay mucha ilusión en el grupo y para muchos es una oportunidad única de demostrarme si valen para el futuro”, subrayó Löw.
Para España tampoco será un partido cualquiera. Vicente del Bosque enfatizó el propósito: “Subir nuestra autoestima”. Bien que lo necesita el conjunto. Una victoria ante un adversario de tanto rango ayudaría a confirmar el nuevo tránsito.
La idea del seleccionador es introducir numerosos cambios para dar juego a todos los convocados, salvo a De Gea, con un dedo de la mano derecha dañado. Del Bosque quiere competencia, como sostuvo al referirse a ausentes como Diego Costa y Cesc: “Si uno no juega y el que le sustituye lo hace bien, luego el primero tendrá que mejorar para entrar en el equipo”.
En el ensayo del lunes, el seleccionador español probó con este equipo: Casillas; Azpilicueta, Piqué, Ramos, Bernat; Busquets, Bruno; Raúl García, Isco, Nolito; y Morata. A ellos, o los que entren, corresponderá aliviar el decepcionante curso de 2014 con una victoria de mérito ante todo un gran campeón, ante un clásico entre los más clásicos del fútbol mundial. De amistoso, nada. Mal asunto para quien se lo tome así.
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