Los vaivenes de Luis Enrique

A Luis Enrique le encanta mantener el espíritu competitivo de su plantilla. No quiere a nadie relajado el entrenador azulgrana que, hasta ahora, en los 12 partidos que ha disputado el Barça esta temporada, no ha repetido una alineación. “Ni una cosa ni la otra”, responde el técnico, sobre si le gustaría tener un once fijo o prefiere cambiar la pizarra de acuerdo con el rival. “Normalmente, hacemos el equipo en función de cómo le podríamos hacer más daño al rival, pero es evidente que con la calidad y el nivel de estos jugadores se pueda conseguir un once de memoria”, completa el entrenador asturiano.

En la zaga es donde ha habido más vaivenes. Luis Enrique ha combinado hasta nueve defensas diferentes, y la línea que más veces ha repetido (tres) formó con Alves, Mascherano, Mathieu y Alba. Sin embargo, tanto el francés como el argentino han mutado su lugar en el campo. El Jefecito regresó con naturalidad a la medular en dos ocasiones (Eibar y Ajax) y el asturiano colocó a Mathieu, para su asombro, en el ala izquierda en dos oportunidades (Rayo y Madrid). “Me sorprendió jugar lateral”, dijo el exjugador del Valencia tras el partido en el Bernabéu. “Puede jugar de central y de lateral. Y si le sorprende jugar en una de las dos posiciones, pues apaga y vámonos”, le contestó, rápido y sin tapujos, el técnico del Barça. Pero a pesar de los cambios en la zaga, el cuadro azulgrana estuvo ocho jornadas en la Liga sin encajar un gol.

En el ecuador del campo, el Barça ha contado con un poco más de estabilidad. Pero el que parecía el tridente preferido de Luis Enrique, con Rakitic, Busquets e Iniesta (jugaron juntos en cinco ocasiones, entre ellas en la visita a París), se desvaneció en Chamartín. El croata, que arrancó la temporada clavado en el once inicial, fue perdiendo fuelle y el clásico lo empezó en el banquillo. Su lugar lo ocupó Xavi y frente al Madrid se vio el mediocampo conocido, con el interior de Terrassa junto a Busquets e Iniesta. Un síntoma que se extendió al resto del equipo: en el Bernabéu saltó al césped un equipo con sólo tres novedades de este verano: Bravo, Mathieu y Luis Suárez.

En este mundo donde todo se sabe antes, considero que es importante no dar muchas pistas al rival" Luis Enrique, entrenador del Barcelona

Con la penitencia del delantero uruguayo cumplida, en la delantera parece que no hay dudas. Luis Suárez, Messi y Neymar apuntan a disfrutar de muchos minutos. No es ninguna novedad que al 10 le gusta jugarlo todo. El argentino es el único de la plantilla que ha disputado desde el inicio todos los partidos.

Messi tiene claro que juega siempre, el resto de sus compañeros se enteran una hora y cuarto antes de que empiece cada partido si juegan o no desde el pitido inicial. “Les digo a los jugadores que se sienten, que se agarren fuerte a la silla y ahí les comunico quienes van a jugar”, bromea Luis Enrique. “¿El objetivo?”, añade, “a mí gusta que todos piensen que pueden competir. Siempre lo he hecho de esta manera y creo que hace sentir bien al futbolista saber que tiene posibilidades de participar”. Y no esconde el entrenador del Barça su idea de mantener el secretismo. “En este mundo donde todo se sabe antes, considero que es importante no dar muchas pistas al rival. Los jugadores se adaptan y no rompe nada, al contrario, los potencia”, concluye el técnico asturiano.