El Madrid hace lo que quiere
El equipo blanco vuela hacia el clásico tras abrumar al Levante con buen juego y grandes goles
Cuando le dio la gana y como le dio la gana. El Real Madrid abrumó al Levante, equipo que en épocas recientes siempre le supuso un calvario, sin necesidad de explotar sus múltiples vetas. Con el Liverpool y el Barça a la vista, a los blancos les bastó con un Madrid medio contenido, que ya es muchísimo, para desbaratar a un rival anémico, un conjunto que ha perdido armazón y se ha quedado en los huesos. Nada que ver con aquel Levante áspero e ingrato para los grandes de las últimas temporadas. Bien que se lo hizo pagar el grupo de Ancelotti, que se dio otra panzada de goles, casi todos a la altura de un campeón de Europa, y que se organizó muy bien en torno a la pelota, en esta ocasión su mejor sustento. Incluso con una versión algo rebajada, este Madrid parece desatado. Anfield y los azulgrana darán su medida más real.
LEVANTE, 0; R. MADRID, 5
Levante: Mariño; P. López, Rodas, Juanfran, I. López; Diop, Camarasa; R. García (Xumetra, m. 75), Gavilán (V. Pérez, m. 46), Morales; Casadesús (Barral, m. 67). No utilizados: Jesús, Adoua, Ivanschitz y Sissoko.
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Pepe, Nacho, Marcelo (Arbeloa, m. 73); James Rodríguez, Modric (Medrán, m. 79), Kroos (Illarramendi, m. 68), Isco; Chicharito y Cristiano. No utilizados: Keylor, Llorente, Khedira y Bale.
Goles: 0-1. M. 13. Ronaldo, de penalti. 0-2. M. 38. Chicharito. 0-3. M. 61. Ronaldo. 0-4. M. 66. James Rodríguez. 0-5. M. 82. Isco.
Árbitro: Ignacio Iglesias Villanueva. Amonestó a los locales Juanfran, Camarasa, Gavilán y Pedro López.
Estadio Ciutat de València, ante 23.506 espectadores.
Nunca fueron fáciles de gestionar las citas ligueras tras el interruptor internacional, lo que suele despistar a los grandes, que sufren una espantada de emigrantes. Tomó nota el Madrid, que en tres minutos ya había rumiado el gol en dos ocasiones de Cristiano, que arrancó y terminó como un tiro. Quince goles suma ya el portugués, lo que nadie en la historia había conseguido en ocho jornadas. Es un futbolista de otro mundo. Ancelotti dio un respiro a Bale, lo que permitió al equipo agrupar a cuatro centrocampistas, por más que Isco y James siempre intenten cruzar la frontera. Sin el talentoso velocista galés, el formato exhibió a un Madrid que se vertebró como casi nunca sobre el balón. Menos explosivo, y con el Levante refugiado, el equipo se vio obligado al juego corto, al ataque en estático. Pasó el examen de forma sobresaliente, con Kroos, Isco, Modric y James esquivando obstáculos. Cuatro jugadores deliciosos.
Con un juego geométrico, el Madrid gobernó el partido a su antojo, con pausa y diligencia hasta encontrar la rendija final. Así descubrió pronto James a Chicharito, que en carrera le sacó un pie al veterano Juanfran, que por mucho que gruñera al árbitro no pudo disimular el claro penalti sobre el mexicano. Mariño, portero local, no se creyó capaz de evitar el gol de Cristiano, aunque su estirada casi le lleva la contraria. También intervino James en el segundo gol. Su centro combado desde la derecha lo cabeceó Chicharito de maravilla, con el balón picado sobre la hierba y los defensas granotas de caza de musarañas, agobiados por su pésimo inicio de campaña y porque poco antes del sello del chícharo, Camarasa había estado a un dedo del empate. Modric, bajo el larguero, lo evitó en lo que fue la mejor y única parada de un madridista en toda la tarde. Con Keylor Navas a la sombra en su vuelta a casa, lo único que molestó a Iker Casillas fue el sol.
Cristiano suma 15 goles, lo que nadie había conseguido en ocho jornadas
Sin tajo el portero visitante, no hubo compañero que no cumpliera con su cometido, incluidos los que tienen el indiscutible cartel de suplentes. Salvo un despiste en el primer acto, Nacho, relevo de Varane y Sergio Ramos, se comportó como suele, como un defensa riguroso, como un recluta de lo más fiable. De existir un ránking de los mejores suplentes del campeonato, este chico optaría a ser capitán. Lo mismo que Chicharito, fichado para ser un goleador provisional, a turnos, cuando le toque. Ya lleva tres y ante los granota, con Benzema con fiebre, él fue el abrelatas.
De la reserva también intenta huir Isco, uno de esos futbolistas que certifican las variantes artísticas de este juego. Ante el Levante dejó algunos solos exquisitos, como su despegue desde la defensa para asistir a CR en el tercer tanto visitante. Lo que hizo después el luso fue demoledor para Héctor Rodas y Juanfran, que a su paso acabaros despatarrados. En dos marchas, les sacó la cadena, se plantó ante Mariño y resolvió a lo Cristiano: golazo. Una rutina ronaldesca.
Pese a la aplastante superioridad del Madrid, nunca dio la sensación de que el equipo apretara todas las clavijas. Hoy, a medio gas, su distancia con este irreconocible Levante de garrafón, que defiende con el flequillo y ni pestañea en ataque, es abismal en todas las zonas del campo. Sin apretones delante de Casillas y sin fogueo ante Mariño, el medio campo fue colonizado por completo por los blancos, con Kroos a la cabeza. El alemán se hartó de dar toques y toquecitos, de ventilar rivales con un pase o dar sintonía al juego con servicios de apariencia irrelevante. Con su primera partitura, una asistencia estupenda sobre el cogote de los centrales adversarios, enfiló a James hacia la cuarta diana. El colombiano ejecutó un control de alta escuela con el pecho que le permitió orientar su remate hacia la red sin que la pelota acariciara el césped. Uno de esos goles que merecen un brindis general, como el de Isco para cerrar la jornada. Ya estaba en el campo hasta Medrán, un canterano. Era un día para todo, un día en el que el Madrid hizo lo que quiso cuando quiso. Y mucho bien con el clásico a la vista.
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