La resaca descoloca a Holanda
A Hiddink le cuesta gestionar la herencia de Van Gaal tras del acomodamiento del plantel
Holanda se ha quedado en fuera de juego en la fase de clasificación de la Eurocopa 2016. Tercera en la pasada Copa del Mundo, después de golear a la anfitriona Brasil (0-3), subcampeona en Sudáfrica 2010, solo derrotada en la final por España, y número 1 en el ranking FIFA de 2011, hoy cuenta con seis puntos menos que Islandia y la República Checa en un torneo que ganó en 1988. Incluso tuvo problemas para derrotar a Kazajistán y en el único amistoso disputado al regreso de Brasil perdió con Italia. Guus Hiddink, respetado incluso por Johan Cruyff, no encuentra la manera de gestionar una situación de interinidad que parecía muy sencilla para un el venerable técnico que entrenó a equipos como el Madrid y el Valencia y a la propia selección oranje (1994-1998) a la que clasificó cuarta en el Mundial 1998. A sus 67 años, Hiddink parecía el seleccionador ideal para ejercer de puente entre Louis van Gaal y Danny Bind. Hoy, sin embargo, empieza a haber serias dudas sobre el futuro de Holanda.
Aunque siempre fue difícil relevar a Van Gaal, sobre todo porque exprime hasta el límite a sus equipos, la federación confiaba en el pragmatismo de Hiddink, capaz de adaptarse a estilos de juego opuestos y supuestamente también de mantener el nivel competitivo de Holanda. Ahora se cree, sin embargo, que la selección oranje rindió muy por encima de sus posibilidades en Brasil, animada por su goleada inicial a España y mucho más a gusto cuando enfrenta a grandes rivales que a selecciones de menor rango como la hoy sorprendente Islandia de Lars Lägerback. “Necesitamos hacer más cosas para sobrevivir”, ha afirmado Hiddink. El equipo ha perdido ambición y ha ganado retórica, o al menos así se advirtió en Reikiavik, donde fue más un gestor del juego que protagonista del partido. A pesar de dominar el juego, no hubo manera de meter un gol pese a disponer de delanteros como Robben, Van Persie o Huntelaar.
Han reaparecido las diferencias entre sus veteranos delanteros y su fútbol es hoy rutinario
La plantilla es prácticamente la misma que tan buen impresión causó en Brasil, incluso reforzada con una de las mejores versiones del recuperado Afellay, ahora en el Olympiacos después de su paso por el Barcelona. Y la mayoría de sus jugadores, especialmente los jóvenes zagueros formados en la Eredivisie, han mejorado su situación profesional desde el Mundial. Blind fichó por el Manchester United, Janmaat está en el Newcasle, Martins Indi juega en el Oporto y De Vrij en el Lazio.
Algunos especialistas coinciden precisamente en que el grupo se ha acomodado desde la abundancia y, por otra parte, se han reproducido las tensiones internas que tantas veces han dinamitado a Holanda. El punto de mayor fricción sigue siendo Robbin van Persie. Ahora capitán, el jugador del Manchester United, ha tenido sus desencuentros con Huntelaar y Sneijder. El seleccionador sabe, de todas maneras, que la llave la continúa teniendo Arjen Robben. Holanda depende del estado de forma y de los goles del delantero del Bayern Múnich.
“Subconscientemente, tal vez pensábamos que las victorias llegarían solas”, advirtió Sneijder. “Jugamos un gran Mundial y eso dio lugar a algunos traspasos importantes. Pero ahora hay que empezar de cero”. A Holanda le ha podido la confianza por su buena trayectoria y porque la fase de clasificación —los dos primeros de cada grupo acceden a la fase final— invita a la administración de esfuerzos o a la pereza entre los máximos favoritos.
Así que La Naranja Mecánica no solo envejecería —los delanteros superan todos los 30 años— sino que sería hoy víctima de una resaca tan monumental que obligará al seleccionador a intervenir sin dilación para evitar que el equipo pase del éxito al fracaso en una fase que se suponía de tranquila transición.
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