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Phelps, obsesión y descontrol

El nadador anuncia que dejará temporalmente la piscina tras dar positivo por alcoholemia

Diego Torres
Phelps, en una imagen de archivo.
Phelps, en una imagen de archivo. Patrick Semansky (AP)

Fue un día del otoño de 2008. Bob Bowman, su entrenador, su padre putativo, le esperó en la piscina para volver al trabajo. Pero Michael Phelps nunca llegó. En lugar de coger la bolsa hizo la maleta y se subió a un avión con rumbo a Las Vegas. “En ese punto simplemente no tenía nada”, confesó Phelps, años después. “fue extraño ir de lo más alto -el punto más alto en mi vida, ganar ocho oros olímpicos- a decir, ‘muy bien, ¿a dónde voy ahora?’. No estaba motivado. Engordé 12 kilos. Durante mucho tiempo no hice nada. Literalmente, ‘nada’”.

La nada volvió a tragarse a Phelps hace una semana. El hombre que más medallas olímpicas ha ganado en la historia, el mejor nadador de todos los tiempos, el modelo más perfecto de héroe de la producción industrial americana, fue arrestado por la policía de Maryland en la madrugada del martes 30 de septiembre por duplicar la velocidad permitida en el Túnel del Fuerte McHenry, la autovía que pasa por debajo del puerto de Baltimore. Su tasa de alcohol en la sangre era de 0.14%, mucho más allá del máximo de 0.08%. Antes de montarse en su Land Rover, había estado encerrado durante ocho horas en el Horseshoe Casino (el único establecimiento en la ciudad con licencia para vender alcohol las 24 horas) jugando al Black Jack.

Acudiré a un programa que me dará la ayuda que necesito para comprenderme mejor a mí mismo" 

Phelps, que ya fue detenido por conducir ebrio en 2004, anunció esta mañana, vía Twitter, que dejará la natación temporalmente para cuidarse a sí mismo. Pudo tratarse de una forma críptica de informar que ingresará en una clínica de rehabilitación. “Reconozco”, dijo, “que este no ha sido mi primer error de juicio y estoy extremadamente decepcionado conmigo mismo. Me tomaré un tiempo para acudir a un programa que me proveerá la ayuda que necesito para comprenderme mejor a mí mismo. La natación es una parte importante de mi vida, pero ahora mismo necesito enfocar mi atención sobre mí mismo como individuo, y hacer el trabajo necesario para aprender de esta experiencia y tomar mejores decisiones en el futuro”.

El jefe del servicio de salud mental Retiro del hospital Gregorio Marañón, el psiquiatra Néstor Szerman, tiene amplia experiencia en tratar deportistas de alta competición. “No es generalizado”, advierte, cuando le hablan del caso de Phelps, “pero hemos tenido deportistas de elite que han repetido estas conductas. Especialmente en deportes solitarios, como la natación. La natación es un deporte de muchísimo esfuerzo. Es el deporte que más aísla a quienes lo practican. El nadador está solo frente al peligro. Depende de su esfuerzo y de su enorme determinación. En niveles como el de Phelps tienen personalidades muy obsesivas, muy controladoras. Son luchadores y ‘conseguidores’ pero tienden a disfrutar menos de la vida. Predomina el sufrimiento sobre el goce. Lo mismo que les lleva al triunfo les puede conducir a estas situaciones de descontrol y sufrimiento”.

Muchos deportistas de elite tienden al descontrol", explica Néstor Szerman, psiquiatra especializado

El juicio a Phelps por conducir bajo la influencia del alcohol se celebrará el 19 de noviembre. En el peor de los casos le podrían imponer una pena de un año de prisión. Pero esa no es la única amenaza de su carrera. La federación estadounidense de natación, USA Swimming, evalúa una suspensión. Fuentes de la federación indicaron a este diario que es muy poco probable que la sanción le impida acudir a los Mundiales de Kazán del próximo año, y mucho menos a los Juegos de Rio, en 2016. Phelps es demasiado atractivo para las televisiones y los patrocinadores como para dejarlo al margen de un deporte minoritario que necesita de su presencia para ganar popularidad.

Szerman explica que el proceso que desencadena conductas adictivas en los atletas responde a un patrón. “Los deportistas como Phelps”, dice, “se dedican solo a nadar y quieren ser el mejor y el mejor y el mejor... El carácter les empuja a conseguir lo que se proponen. Sí o sí. Practican la contención. Son hipercontrolados para poner toda su energía en el esfuerzo para conseguir lo que se proponen: ser el mejor. Al mismo tiempo, son personas con tendencia al descontrol. El alcohol pone en marcha mecanismos neurobiológicos que los calman, los tranquilizan, los distancian de esta determinación obsesiva. Por eso, cuando beben lo hacen de forma compulsiva. Beben la primera copa y ya no pueden parar. El descontrol aparece en otros ámbitos como en el juego, que hoy se considera trastorno adictivo. El juego se incluye en las clasificaciones internacionales de enfermedades mentales igual que el alcohol”.

La federación busca vías para permitirle ir a los Mundiales de 2015 y a los Juegos de Río

“Después están los factores ambientales”, concluye Szerman. “Phelps está llegando al final de su carrera deportiva y esto produce una situación de cambio: no va a tener la atención y los focos que ha tenido hasta ahora. Ve próximo el fin de una profesión y lo ve de forma más angustiosa porque estas grandes figuras necesitan el reconocimiento exterior. Por eso luchan y pelean y dan más que los otros. Porque son triunfadores”.

Phelps anunció que dejaba la natación tras ganar seis medallas en los Juegos de Londres, en 2012. “No quiero nadar después de los 30”, dijo. En enero de 2013 le fotografiaron en las Bahamas tocado con una gorra de los Orioles y empinando una botella de vino blanco espumante del valle del Columbia: un Domaine Ste. Michelle que dio la vuelta al mundo. Hace cinco meses decidió anunciar que volvería a competir. Entonces proclamó su deseo de despedirse a lo grande, como campeón olímpico, en los Juegos de Rio, en 2016. Para entonces tendrá 31 años.

Nadie nadó los 100 mariposa más rápido que Phelps en 2014: 51,71s

Se calcula que su fortuna asciende a más de 50 millones de dólares. No será por dinero. Si se lo propone, y en la federación americana están convencidos de que no quiere dejar de entrenarse, es muy factible que vuelva a colgarse un oro en Rio. Le bastaron tres meses de preparación para nadar en 51,71s los 100 metros mariposa en los Campeonatos Nacionales celebrados el pasado verano. La marca sigue en lo más alto del ránking de la FINA en 2014.

El 29 de septiembre, horas antes de la detención de su nadador, Bob Bowman publicó una frase en Twitter: “La excelencia no es un acto, es un hábito”.

Fue lo más parecido a una premonición. La señal de que algo no iba bien. Era otoño y volvía el frío, y con el cambio de estación los nadadores abandonaban la vida comunal de los grandes torneos y se disponían a iniciar el solitario tránsito invernal hacia la temporada siguiente. Entonces surgen las tentaciones. La necesidad espantosa de salir del agua y afrontar el vacío de una vida sin metas imposibles.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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