Xavi, un capitán sin brazalete
“No me conformo con ser suplente”, dice el medio del Barça, actor secundario en lo que va de curso
Empezó la pretemporada y pareció que nunca se hubiese planteado siquiera vestir otra camiseta que no fuera la del Barça. “Su inicio ha sido extraordinario, como si no hubiese pasado nada. Ha disfrutado y gozado del fútbol porque es futbolero y se ha reencontrado con su ambiente”, decía el director deportivo Andoni Zubizarreta. “Está en su mejor versión. Estoy encantado de que se haya quedado con nosotros porque nos ayudará”, insistía el entrenador. Pero cuando se alzó el telón de la Liga empezó otro cuento distinto. De los seis partidos de Liga, Xavi Hernández, de 34 años, ha jugado tres (sólo uno completo); fue sustituido en el primero de la Champions y salió desde el banquillo en el segundo. Suma 215 minutos en total, una cifra pobre para el capitán, tan lejos de los 720 de Leo Messi, de los 577 de Rakitic —ya instaurado en el centro del campo como su sucesor, con dos goles en este inicio de campeonato— o los 575 de Busquets. “No me conformo con ser suplente”, dijo ayer.
Apenas unos días después de alcanzar una cifra histórica —logró, como suplente el martes en París, el récord de 143 partidos en la Champions—, Xavi explicó cómo se siente. “Quiero jugar más y sentirme útil. Quiero sentirme importante. Me toca aguantar y aprovechar al máximo los minutos. Estoy entrenándome a tope para ponérselo difícil a los de mi posición en el campo y al entrenador”, afirmó en un acto promocional de Adidas. Y no se mordió la lengua: “No es una situación dramática para mí, simplemente intento revertirla”.
Quiero jugar más y sentirme útil. Pero me toca aguantar y aprovechar los minutos”
Tras un año en el que cargó con más penas que glorias —“la temporada pasada acabé un poco decepcionado. Quizá fue una de las peores de mi carrera”—, Xavi decidió este verano quedarse en el Barcelona. Y lo hizo, así lo explicó, porque el entrenador le convenció. “Hablé tres o cuatro veces con Luis Enrique y me explicó que seguiría siendo útil para el equipo. Fue claro conmigo y me dijo que empezaba de cero. Agradezco al club su espera y su paciencia”, explicaba el día en que anunció su adiós a la selección española.
Claro que también advertía entonces que en ningún momento nadie le señaló que tendría un rol secundario. Eso sí, Luis Enrique, le advirtió: “Si te quedas, por mí perfecto, pero si no te pongo, no me toques las pelotas”. Y Xavi aceptó el desafío. Las cosas se ven distintas ahora, desde el banquillo. “Me tengo que adaptar, el equipo está por encima de cualquier individualidad. Intento ser competitivo en los entrenamientos y demostrar que puedo ser titular. Pero eso ya depende del entrenador”, insistió.
En verano, poco después de convencerse de que sus años en el Camp Nou no habían terminado, sus compañeros le eligieron como su representante. Pero Xavi, rara vez titular en este inicio de curso, es un capitán sin brazalete.
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