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Miller y el arte del despiste

El australiano, con fama de alborotador y futuro piloto de Honda, se descubre como un tipo listo

Nadia Tronchoni
Jack Miller, en el box durante la primera sesión de entrenamientos libres en Alcañiz.
Jack Miller, en el box durante la primera sesión de entrenamientos libres en Alcañiz.ANDREU DALMAU (EFE)

A Jack Miller, piloto australiano de 19 años, no le gusta que le comparen con su compatriota Casey Stoner. “Yo soy Miller, y punto”, responde. Y no lo hace porque idolatre a Valentino Rossi, que lo idolatra. No sólo intenta reivindicarse, que también. Entiende, además, que el dos veces campeón del mundo no supo adaptarse al entorno, no quiso aprovecharse del tirón mediático que rodea MotoGP. Y él, un imberbe todavía, parece tener un máster en eso de captar la atención de las cámaras. Pero que no les engañe con sus tonterías. Es mucho más inteligente de lo que parece, advierten en su entorno. Sabe dónde hacer y a quién decir cada cosa. El líder de Moto3, el piloto del futuro para HRC, con quien ha firmado un contrato de tres años, una de las caras nuevas de MotoGP el año próximo –llevará una Honda open en el equipo LCR, así lo anunciaron la semana pasada– despista con sus ideas de bombero.

Miller engaña con sus posturitas al final de los entrenamientos –él dice que imita a Mick Doohan; le gusta provocar–, con sus bromas ante los micrófonos, con sus dientes postizos –se rompió las dos palas en las pistas de cross– y sus rizos enmarañados. Domina el arte del despiste. Porque sus locuras esconden la tenacidad de un piloto que ha decidido por su cuenta y riesgo dar el salto a la categoría reina sin pasar previamente por Moto2. “Mi objetivo era estar entre los mejores del mundo. Cuando me dieron la oportunidad pensé ¿por qué no? No quise desaprovecharla”, dice, ya en Alcañiz, tras el flamante anuncio. Afirma estar “en la luna” y asume que su debut despierta “muchas incógnitas”. “Pero las hubiera habido igual si hubiera dado el salto a Moto2. Creo que tengo tiempo por delante y que con la actitud correcta todo es posible. La MotoGP tiene dos ruedas y un motor”, añade con chulería.

El australiano (de Townsville) es un amante del motocross, logró su primer título nacional de dirt track con solo 14 años y ganó el campeonato alemán de 125cc en 2011 a pesar de que alternaba con algunas carreras del Mundial y también del campeonato de España. Fue en aquella época cuando se mudó con su familia a Moià (Barcelona); y ahora vive entre Tarragona y Australia, según le permita el calendario mundialista. Es uno de los talentos emergentes del motociclismo. Y Honda no lo dudó un segundo. Las negociaciones empezaron en Le Mans, durante la quinta carrera de la temporada. Y poco después el chico decidió que no necesitaba pasar antes por Moto2 –tenía un precontrato con el equipo Marc VDS– para cumplir su sueño.

Es un entusiasta y un auténtico trabajador en equipo. Quiere aprender cada vez más” Aki Ajo, director del equipo KTM

Tiene las ideas claras: “Tan pronto tomé la decisión opté por no escuchar opiniones de nadie más. No sabré qué es llevar una 600cc, una moto de peso similar a la 1000cc, aunque con menos potencia y sin electrónica, pero confío en que lo que me perderé en Moto2 lo ganaré en los próximos dos años como aprendiz en MotoGP”. Y las aptitudes necesarias. Así lo cree Aki Ajo, su representante y también el director del equipo oficial de KTM con el que Miller aspira al título de Moto3 –con permiso de Márquez y Rins. “Mucha gente, especialmente en el pasado, hablaba de él como de un australiano loco. Yo creo que es un chaval muy listo, con hambre, y que está haciendo un gran trabajo. Con Jack muchas cosas han sido incluso más fáciles que con otros pilotos. Es un entusiasta. Quiere aprender cada vez más. Y es un auténtico trabajador en equipo. Ahora es una persona mucho más tranquila, está más concentrado en sus tareas de lo que la gente cree”, indica Ajo, consciente de que a su chico le persigue la fama de alborotador.

Miller, puro talento (hoy menos salvaje que hace un par de años), es un piloto atrevido y agresivo, pero también constante. Y que, después de romperse la clavícula derecha en cinco ocasiones –a final de año se someterá a otra cirugía– y la izquierda en tres, ha reducido drásticamente su parte de accidentes: “Quizá cuando era más joven era un poco más alocado y entusiasta y por eso se caía más. Ha crecido y ha asumido que debe ser consciente de por qué y cómo pasan las cosas: es muy sensible a los cambios que experimenta su moto”, añade Ajo.

A sus futuros rivales, que ven con sorpresa su irrupción en MotoGP, les preocupa su aterrizaje. “Necesitará tiempo para adaptarse a la nueva moto, al peso, a los neumáticos y a la potencia, aunque viéndolo pilotar te das cuenta de que será capaz de llevar motos muy distintas”, apunta Pedrosa. “El salto es grande y Jack es muy valiente. Empezar por tomarse el tiempo necesario será uno de sus mayores retos porque luego, en la pista, todos queremos ser los más rápidos”, concluye Rossi.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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