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En el nuevo Barça, vuela Neymar

El brasileño explota su desmarque y velocidad lanzado por Messi

Neymar conduce el balón en el partido ante el Levante.
Neymar conduce el balón en el partido ante el Levante.afp

Vuela Neymar en un inicio de Liga marcado por la presencia de Luis Enrique en el banquillo del Barça. En su segundo curso en España vive el brasileño activado por Messi, presionado por Pedro y Munir y condicionado por la política del palo y zanahoria que ha impuesto el entrenador azulgrana, para él y para cualquiera que se cambie en el vestuario de la Ciudad Deportiva Joan Gamper.

El técnico asturiano, concentrado en la tarea de recuperar a Messi, ha terminado por activar casi por carambola al delantero brasileño. La idea de atacar con extremos que juegan de fuera para dentro ha terminado por acercar al brasileño al pase de Messi hasta terminar por conseguir que se entiendan y se encuentren como no lo hicieron la temporada pasada. Liberado de la tensión que le rodeaba hace un año, cuando el entonces presidente Sandro Rosell le convirtió en fichaje estrella y, por la ingeniería financiera de su contrato, en prioridad de la Agencia Tributaria, vuela el brasileño en el nuevo Barça de Luis Enrique.

Aunque juega menos, es más resolutivo que la temporada pasada: ya suma tres goles

Neymar empezó el curso como suplente, a la espalda de Pedro, y de un sorprendente Munir, y hasta de Sandro, llegado el caso. Apretado por el entrenador, siempre exigente, el delantero juega menos y juega mejor o por lo menos resulta más resolutivo, menos estrella y más jugador de equipo.

Resulta que Neymar ha participado menos en este arranque de temporada, en los primeros cuatro partidos disputados, que en las cuatro primeras jornadas de su estreno en la Liga con Tata Martino. Lo dicen los números: acumula menos minutos (109, por 232 del curso anterior) y participa menos, porque toca menos la pelota (84 veces, a razón de 0,77 por minuto este año, contra los 233, 1,04 del curso pasado). También da menos pases (51, 0,46 por minuto, frente los 152, 0,65 cada sesenta segundos de la pasada temporada) pero remata más (10 contra 9), y marca más goles: lleva tres cuando antes no había marcado ninguno.

Decisivo como no lo era, termina más que empieza, acaba mucho más de lo que crea, aunque tenga el mismo punto de partida y aparezca en escena casi en el mismo lugar donde lo hacía con el técnico argentino, eso es, pegado a la banda izquierda. Pero en vez de perderse en requiebros, vuela sin balón buscando la jugada en profundidad, al espacio y no solo al pie, mucho más incisivo y vertical, y hace mucho más daño al rival.

Neymar marcó los dos goles contra el Athletic, comenzando como suplente y siempre a pase de Messi, y repitió el domingo frente al Levante, también a pase de La Pulga, lo que demuestra que con menos da más. "Está en un gran estado de forma", le reconoció Jordi Alba, otro que parece haberle pillado al fin el truco en una banda izquierda donde le busca tanto como Iniesta.

Consciente de la competencia, no quería ser sustituido contra el Levante pese a la lesión

Expuesto a los focos hace un año, Neymar parece haber entendido que no hay mejor escaparate para su fútbol que dejarse llevar por el pase de Messi y en eso anda. Mientras, Luis Enrique protege en la medida de lo posible: negó públicamente las informaciones que apuntaron a que le había multado por firmar un autógrafo durante el calentamiento en Vila-real y hasta se mostró satisfecho viéndole en las fotos colgadas en las redes sociales, publicadas por el brasileño durante el día de descanso que decidió pasar en Italia. Pero no le tiembla el pulso al asturiano, que no está para muchas gaitas, durante los partidos. Así, tan pronto le vio quejarse del tobillo izquierdo después de un lance en el Ciutat de València, decidió sustituirle. Parte el equipo de la premisa que marca el entrenador: a quien le duela que levante la mano. Precisamente por eso, el domingo tras verle en el suelo retorciéndose de dolor en el tobillo que ya le había causado problemas hace unas semanas, le cambió por Sandro. No le hizo ninguna gracia a Neymar, pero no hay opción. "No hay polémica, se ha doblado el tobillo... Primero ha pedido el cambio y luego quería seguir jugando pero como ya teníamos previsto administrar minutos, le cambié". No tiene nada serio el delantero, según las pruebas, pero ayer no se entrenó con la plantilla.

El enfado del jugador fue evidente y su discusión con el doctor Ricard Pruna, que temblaba ante el desafio de Neymar, la recogió las cámaras de Canal +. Pero acabó en el banquillo. Ayer le hicieron pruebas. Está por ver si mañana jugará en Málaga o después de la zanahoria vuelve el palo; en este equipo, el que no corre vuela. Incluso Munir, hasta el domingo titular en todos los partidos con Messi, vio el partido desde el banquillo.

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