Para lo bueno y lo malo, los equipos de Caparros resultan incómodos. Aburren al contrario y en cierto modo al espectador. Resultan más eficaces que estéticos. El Granada consiguió anular el ataque del Villarreal más previsible de lo costumbre. Y se olvidó del suyo. Tampoco el conjunto de Marcelino le concedió espacios para el contragolpe que tanto le gusta al técnico de Utrera. Y ante la escasa voluntad local y la falta de precisión en el pase final del visitante, el partido terminó como empezó: con poco, sin apenas ocasiones y dejadas para el tramo final, sobretodo para el Granada, dominado sin ardor por un aseado Villarreal. El empate a nada fue el resultado lógico.
Granada, 0-Villarreal, 0
Granada: Roberto; Nyon, Babin, Murillo, Juan Carlos; Iturra, Fran Rico; Piti (Javi Márquez, m. 56), Success (Machís, m. 46), Rochina; y Ortuño (John Córdoba, m. 83). No utilizados: Oier; Mainz, Héctor y Foulquier.
Villarreal: Asenjo, Mario, Musacchio, Gabriel, Adrián Marín (Rukavina, m. 75); Moi Gómez, Trigueros, Bruno, Espinosa (Cani, m. 64); Vietto y Gerard Moreno (Cheryshev, m. 63). No utilizados: Juan Carlos; Víctor Ruiz, Pina y Jonathan Dos Santos.
Árbitro: Del Cerro Grande. Amonestó a Machís, Vietto, Manu Trigueros, John Córdoba y Nyon.
Unos 20.000 espectadores en el estadio Nuevo los Cármenes.
Sin la delantera titular, lesionados Uche y Giovani, Marcelino renovó la punta de ataque con lo disponible, Vietto y Gerard Moreno, este último debutante en Primera al igual que Adrián Marín, un chaval de 17 años que suplía las ausencias de Jaume Costa y Jokic, los dos laterales izquierdos del conjunto amarillo que alineo, de salida, a siete jugadores formados en casa. Por el costado derecho del ataque, el Granada probó de primeras las cualidades del imberbe defensor del filial amarillo que apenas fue exigido. La baja de El Arabi la remplazó Caparrós por Ortuño acompañado en la punta por el nigeriano de 18 primaveras Success.
Imponer el estilo sobre el contrario era la clave del partido. El orden y la salida rápida a la contra el Granada. Nada nuevo en los equipos que dirige Caparrós a los cuales hace muy suyos; a partir del esférico el Villarreal, como siempre y con algo de más dinamismo desde que Marcelino es el técnico amarillo. El balón, por tanto, fue del conjunto castellonense elaborando con paciencia cada acercamiento al área de Roberto escoltado por nueve compañeros cuando el Villarreal pasaba a terreno contrario (la mayor parte del partido), que se encontró en numerosas ocasiones masticando en demasía su ataque de derecha a izquierda cual si fuese un partido de balonmano. A arrebatos, con saques de esquina y faltas laterales se asomaba el Granada a las cercanías de Asenjo. Ambos técnicos sabían de antemano qué guión iban a utilizar cada cual. Marcelino pensando que mientras barajaba no perdía; y Caparrós esperando el error amarillo y la sorpresa. Y en esas pasó medio encuentro con alguna intención y ninguna incidencia.
El primer remate entre los tres palos no llegó hasta el minuto 53 de partido tras un cabezazo de Gabriel tras un córner y que Roberto evitó que fuese gol. El portero lucense la pifió después en un mal despeje con los pies que a punto estuvo de aprovechar Cheryshev. Para entonces, el Villarreal había incrementado la velocidad de circulación. Y siguió sin encontrar un metro libre. Y el Granada una carrera limpia.
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