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Froome mira al frente

El británico se escapa del trío español, recorta 20s a Contador y presenta su candidatura para la batalla de Ancares

Fabio cruza, por delante de Froome.
Fabio cruza, por delante de Froome.JAvier Lizón (EFE)

Hay ataques que se hacen mirando hacia atrás y ataque que miran hacia adelante. Los primeros son tácticos, medrosos, calculados; los segundos, son firmes y desesperados, con el tono romántico que siempre mira al infinito. Purito Rodríguez, Contador y Valverde atacaban con dolor de cuello, siempre girando la cabeza a la décima pedalada: lo importante no era dónde estaban ellos, sino dónde se quedaban los demás. Froome, impagable en su actitud, solo miró hacia atrás cuando supo que Fabio Aru ganaría la etapa y que su reto era el tiempo que robaría a la trilogía española. Fue su único giro de cuello. Había una curva y no les vio. Y resopló con una cierta satisfacción. No fueron muchos segundos (12), pero el golpe de autoridad del ciclista británico fue como un desfibrilador para una Vuelta en estado de shock por el dominio matemático y físico de Contador.

Clasificaciones

ETAPA

1. Fabio Aru (ITA/Astana) en 3h 47m 17s

2. Christopher Froome (R. U./Sky) a 1s

3. Alejandro Valverde (Movistar) a 13s

4. Joaquím Rodríguez (Katusha) a 13s

5. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) a 13s

GENERAL

1. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) en 71h38m 37s

2. Christopher Froome (R.U./Sky) a 1m 19s

3. Alejandro Valverde (Movistar) a 1m 32s

4. Joaquím Rodríguez (Katusha) a 2m 29s

5. Fabio Aru (ITA/Astana) a 3m 15s

Miraban hacia atrás los tres españoles en cada ataque, en la segunda y última subida a Monte Castrove, esperando ver cadáveres en la contienda. Y vieron que Froome sacaba los codos más de lo que su estilo le caracteriza. Parecía que se quedaba, que le costaba seguir los ataques intrépidos de sus tres rivales. Ataques cortos, de reojo, ataques que miden más a los demás que a uno mismo, ataques que mueren más que matan. Por delante, otros interpretes secundarios buscaban un papel en la película. Hasta que saltó Fabio Aru. Eso ya eran palabras mayores, no tanto porque el italiano fuera un peligro para la general, como porque mermaba la posibilidad de gozar la principal bonificación.

Y desde la cueva apareció el chico de los codos desgarbados, sentado en su sillín y pedaleando como un esprínter cuesta arriba. Un ataque más, parecía. Pero había una diferencia: Froome no miraba hacia atrás sino hacia adelante. Era su apuesta definitiva, su penúltimo reto para mermar la diferencia con Contador, y sobre todo, su apuesta anímica para decirles a todos que la Vuelta no ha terminado. Vale que queda una sola etapa definitiva (la del sábado con final en Ancares, después de pasar otros tres puertos); vale que Contador esconde en su cuerpo menudo un ciclista muy grande; vale que queda un suspiro y que 1,19 minutos es un distancia más que importante en el ciclismo de los igualitarios.

Pero Froome echó una firma en Monte Castrove (un puerto de 2ª) perfectamente legible, con nombre y apellido, aunque ganara Fabio Aru (el mismo que venció en San Miguel de Aralar), un ciclista con un futuro por explorar. Diríase que se juntaron el hambre y las ganas de comer. El hambre de Froome por devorar segundos, hasta 15 llegó a tener aunque finalmente obtuvo 12 (más seis de bonificación en la meta), y las ganas de comer que pone Aru en un año "increíble y emocionante para mí".

Tanta hambre tenía el británico que compitió en el sprint intermedio para tomar un aperitivo de dos segundos de bonificación

Tanta hambre tenía el británico que compitió en el sprint intermedio para tomar un aperitivo de dos segundos de bonificación, porque el tercero se lo impidió Gorka Izagirre, protegiendo a Valverde. Cuando hay hambre, un segundo, dos, tienen sabrosura. Todo un síntoma. El hecho de que el Sky tirase a morir era otro síntoma de que la hambruna buscaba un pesebre con lo que fuera.

Y todo se cumplió. Cuando Froome parecía quedarse, estaba tomando impulso. Contador, prefirió resguardarse al abrigo de Valverde y Purito, concediéndoles el honor de encabezar la caza. El desacuerdo entre los tres es histórico. Y Contador quizás calculó que la ventaja que maneja es suficiente. Valverde y Purito no pudieron seguir la estela poderosa de Froome. Y en ese debate sin palabras, ese debate de cuellos, Froome se fue y se fue en un puerto que se adaptaba a sus características. La lectura de la etapa se explicará el sábado en Ancares. Si Froome gastó lo que tenía o solo enseñó un poco de lo que le queda; si Contador calculó bien o mal; si Valverde y Purito están al límite de sus piernas. De momento, Froome dormirá feliz. Al menos no tendrá dolor de cuello. Es lo bueno de mirar al frente al éxito o al fracaso.

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