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España se da un lujo asiático

Pau Gasol lidera el espectáculo y la demostración de superioridad ante un dócil e impotente Irán

Robert Álvarez
Gasol intenta lanzar ante la defensa iraní.
Gasol intenta lanzar ante la defensa iraní.Jorge Guerrero (AFP)

La selección española encendió la Copa del Mundo con la elegancia y la desenvoltura que le procura una abismal diferencia de calidad sobre la de Irán. Acolchada por la benignidad del calendario, abriendo el baile primero contra el campeón asiático antes de medirse a Egipto, y por el entusiasta apoyo de un pabellón colmado por una afición entregadísima, se dio a la fiesta que se auguraba en Granada.

Con el estilo que les caracteriza desde hace tres lustros, una vez más Pau Gasol y Navarro ejercieron de líderes y oficiaron la previsible ceremonia. La abultada victoria española se daba por descontada ante la selección número 20 de la clasificación mundial –en el pesaje del duelo directo dio la sensación de estar muy por debajo de ese puesto-, y en consecuencia se demandaba un añadido de espectáculo. Lo brindó. La docena de jugadores españoles que han convergido en esta Copa del Mundo rezuman calidad y son capaces de justificar el pago de una entrada incluso en partidos tan decantados de antemano y a pesar, también, de algunos fallos de más en el tiro de Lull, que se quedó a cero, Ricky y Claver, compensados sobradamente con sus rebotes y asistencias.

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El equipo que ahora dirige Juan Antonio Orenga se ha trazado la misión de certificar su sello de grupo de ensueño. No ganó por aplastamiento. No trató de cebarse con un rival manifiestamente inferior. Se recreó y trató de satisfacer a su afición. Lo consiguió. Fue un lujo asiático, y al mismo tiempo, un ejercicio de equilibrismo porque intentó no perderse en florituras, respetar al rival y mantener la compostura. Algo que no resulta fácil cuando se desea agradar a la hinchada al tiempo que se pone tierra de por medio y se mantiene el mínimo orden y seriedad que evitan sumirse en la anarquía.

Orenga dispuso un primer quinteto con Ricky, Navarro, Llull y los hermanos Gasol. Es decir, no situó en pista a ningún tres o alero puro, tal vez porque Rudy se ha perdido algunos partidos de preparación y no está lo que se suele decir con ritmo competitivo. Tampoco pudo contar con Ibaka y Felipe Reyes, en el banquillo pero descartados por ligeras molestias físicas.

Orenga configuró un equipo de tres pequeños y dos pívots. Un quinteto que se lanzó directamente a un toma y daca, sin apretar ex exceso en defensa. Encajó España nueve puntos en tres minutos. Un pobre balance defensivo ante Irán. Solo era cuestión de tiempo, algún ajuste mínimo, posiblemente un par de gritos para demandar un punto más de intensidad.

Irán compareció con ese añadido de coraje. Pero Sahakian se excedió muy pronto en sus faltas, la única forma que tuvo de frenar ligeramente a un Pau Gasol imponente. El bastión del equipo español tiró del hilo con una majestuosidad deslumbrante. Anotó sus 12 primeros puntos en siete minutos, más que todo el equipo iraní, que se quedó clavado. Pau acabó con 33 puntos y ocho rebotes. Irán no volvió a anotar durante cuatro minutos. España tomó el mando: 21-9. A partir de ahí, difuminó cualquier posibilidad de sobresalto y también de modorra.

Los alardes espectaculares se sucedieron sin prisa pero sin pausa. Un pase sin mirar de Ricky a Marc, con billete de vuelta. Un mate de Marc. Una asistencia de Sergio Rodríguez a Pau desde más de 15 metros finalizada con otro mate. Un mate de Abrines, y otro más de Rudy. Triangulaciones, fantasía. Eso sí, frente a un rival definitivamente dócil en su fofa defensa en zona y reducido en ataque a los lanzamientos exteriores de su base Kamrani y a los balones que embocó Haddadi, el pívot de 2,18 metros que en su día compartió equipo en la NBA con Marc Gasol.

Fue el mejor día para celebrar el 26º aniversario de Víctor Claver, las 200 internacionalidades de Felipe Reyes (pese a estar lesionado constó en acta y solo es superado por Epi, con 239; Buscató, con 224 y Navarro con 217), para que el propio Felipe e Ibaka restañaran unos pequeños achaques físicos, y para que Abrines, con 20 años recién cumplidos, debutara por fin en la cancha tras la lesión que lastró por completo toda su fase de preparación para el campeonato. Y también para que Orenga efectuara varias probaturas, con tres bases en la cancha mucho tiempo y con Claver jugando mucho tiempo en la posición de cuatro. Todo le fue de cara al equipo español que ganó por 30 puntos y cumplió con su compromiso no escrito: ganar holgadamente y divertir.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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