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Froome no gana para sustos

El británico se cae en la primera mitad de la etapa que consiente la primera escapada y el triunfo del italiano De Marchi

 De Marchi celebra su victoria tras cruzar la meta.
De Marchi celebra su victoria tras cruzar la meta. JOSE JORDAN (AFP)

En las etapas de transición, que las hay, aunque los ciclistas siempre reivindiquen el valor del esfuerzo, la alegría está en las aceras. Sobre todo cuando la carrera llega a poblaciones pequeñas en las que la vieja serpiente multicolor se rejuvenece y se mueve con la alegría en el cuerpo movilizando a la población y alegrándole un viernes cualquiera, ya distinto a cualquier viernes. La chica de al lado, esperando el primer paso por Alcaudete, rompe a reír, cuando ve pasar un coche previo: "Mira, ahí va Currito, haciendo publicidad junto a la Guardia Civil. ¡Ay mañana cuando le vea...!, ¡Ya le voy a decir.". Y la risa, poderosa y amplia, no le cabía en la cara. Después, la chica de al lado se enfadó cuando vio, enfrente, a dos conciudadanos llegando a pie de acera con dos cubatas y un refresco: "¡Mírales, con dos cubatas bien fresquitos. Y eso que estamos en crisis total! ¡Desde luego..!. El paso de la carrera acalla su risa y su rabia (llámenle envidia si quieren). En los bares de al lado se práctica la conversación unívoca, algo muy genuino en la Vuelta: se trata de dos, tres, cuatro personas, que mientras ven la carrera van relatando por qué lugares de la localidad están pasando los ciclistas. Los cuatro, tres o dos conversadores saben perfectamente por dónde están pasando, aunque quizás el número dos no sabe que por ese sitio por el que están pasando, vive una cuñada del número tres o por aquel otro el número cuatro no sabe que una vez se salió de la carretera un sobrino del número dos. ¡Vaya susto!

Clasificaciones

ETAPA

1. Alessandro De Marchi (ITA/Cannondale) los 169 km en 4h 01m 52s

2. Ryder Hesjedal (CAN/Garmin-Sharp) a 1m 35s

3. Hubert Dupont (FRA/Ag2R) m. t.

4. Johan Tschopp (SUI/IAM) m. t.

5. Philippe Gilbert (BEL/BMC) a 2m 17s

GENERAL

1. Alejandro Valverde (Movistar) en 26h 52m 20s

2. Nairo Quintana (COL/Movistar) a 15s

3. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) a 18s

4. Christopher Froome (GBR/Sky) a 19s

5. Esteban Chaves (COL/Orica) a 41s

Y mientras en las aceras reina la alegría, en la carretera duelen las piernas y se instala la rabia, por ejemplo. La rabia de Froome, que a eso de las dos de la tarde se cayó, siete minutos después cazó al pelotón, pero se volvió a quedar y llegó a perder un minuto. El Tinkoff de Contador tira y tira porque intuye que al herido no solo le duele la caída sino el infortunio, pero 19 minutos después el británico vuelve a la residencia del pelotón. El susto queda en dolor. En Alcaudete, la chica del al lado estaría comiendo sin saber aún que Currito iba a pasar haciendo publicidad junto a la Guardia Civil.

Más información
Sexta etapa: Primera subida, primeros daños
Quinta etapa: Duelo de bandoleros
Cuarta etapa: Valverde se da un garbeo
Tercera etapa: Entre la felicidad y el alivio
Segunda etapa: Bouhanni, el rey del sol
Primera etapa: El Movistar toma la palabra

Las caídas, como los besos, crean adicción. Y caído Froome, cayeron otros y se produjeron los primeros abandonos de la Vuelta. Y por delante circulaban cuatro escapados, ajenos al pelotón y a la chica del al lado, con más ánimo que convicción. Hesjedal, el cabecilla destronado, junto a Tschopp, De Marchi y Dupont. La mala y la buena suerte jugaban al mus, venga a pasar señas: se cae Froome, abandonan cuatro ciclistas, Cancellara se pone a abortar la fuga y... sufre una avería que le obliga a hacer una contrarreloj por detrás.

Cuando los fugados ven cercana la libertad y se preparan para ajustar cuentas entre ellos, Hesjedal, el más renombrado, el que llevaba el peso de la escapada, se cae en una curva hacia la izquierda. Antes había dimitido Dupont. Y los dos que quedaban se van, pero De Marchi prefiere a los lobos esteparios y arranca hacia Alcaudete donde la chica del al lado acaba de molestarse por los chicos de los cubatas en plena crisis. El italiano se sabe ganador, sabe que ha elegido bien la etapa, los compañeros y el recorrido y sobre todo, a elegido el día de la mala suerte, que para él era la buena suerte. Al final el pelotón era como la chica de al lado: capaz de pasar de la risa a la rabia en apenas unos minutos. Hasta Barguil se cayó en el intrascendente esprín. Todo en un pueblo que huele a oliva, la de los olivares y la de la almazara. Un olor penetrante. Un olor que tiene la belleza de la humildad. Como el de Di Marchi. Como el de la chica del al lado.

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