El Murcia suspende el examen
El organismo multa al equipo con 180.000 euros y anuncia que el Mirandés cubrirá su plaza en la Liga Adelante
La Liga de Fútbol Profesional (LFP) anunció el descenso del Murcia a Segunda B por infringir los ratios de deuda e ingresos que exigen sus estatutos y por sus incumplimientos “reiterados” con Hacienda, a la que el club presidido por Jesús Samper debía a finales de julio más de 12 millones de euros, lo que le costó una multa de 180.303, impuesta por el juez único de la Liga. El puesto en Segunda del equipo pimentonero lo ocupará el Mirandés.
Más de un centenar de aficionados desplazados desde Murcia en autobuses y acompañados por los capitanes del equipo y el técnico José Manuel Aira conocieron la noticia en la puerta de la Liga, en Madrid, frente a la que se pasaron la mañana protestando. El Racing de Santander, que estaba en una situación parecida, sí competirá en Segunda tras aprovechar la prórroga que le había concedido la LFP para presentar la documentación que garantiza, de momento, su sostenibilidad financiera.
El Mirandés, con 13 jugadores y sin estadio
A poco más de 15 días para que comience la temporada de Segunda, en la que debutará contra el Lugo, el Mirandés supo ayer que ocupará la plaza del Murcia pese a que por el momento solo tiene 13 jugadores en la plantilla y a que su estadio todavía no cumple con los requerimientos de la categoría. Así, el club tendrá que acometer una intervención que permita habilitar espacios para 3.250 espectadores sentados, que se sumarán a las 391 plazas ya existentes en el fondo norte del estadio, a las 495 de la sección de grada sur del recinto y los 750 asientos de la tribuna principal. En su día, esas obras se presupuestaron en más de un millón de euros, pero el proyecto fue abandonado cuando el equipo burgalés supo que jugaría en Segunda B, lo que no sucederá tras el descenso administrativo del Murcia.
“Hay dos motivos en el caso del Murcia: no cumple los requisitos de ratios económicos y además hoy el juez único ha resuelto con la sanción de descenso de categoría un expediente disciplinario que tenía abierto por impagos a Hacienda”, explicó Javier Tebas, presidente de la LFP, en rueda de prensa. “No es un tema de deuda cuantitativa, sino de plazos de pago y volumen de ingresos. Hay clubes con más deudas, pero las tienen aplazadas con Hacienda, tienen un acuerdo”, añadió el dirigente. “El Racing, para cumplir los ratios, ha procedido a una renegociación de su deuda privada y ha entrado, justo, pero ha podido cumplir los ratios. Pasa este plazo, pero es fundamental que suscriba una ampliación de capital antes de final de temporada, porque si no tendrá problemas económicos importantes”, avisó.
Durante la mañana, se sucedieron los cánticos de los aficionados del Murcia, que precedieron al anuncio de que su equipo abandonaría las categorías profesionales del fútbol español: “La sede de la Liga, la vamos a quemar”, gritaba el gentío mientras dos policías como dos torres vigilaban la entrada. Alguien contestaba: “¡Gasolina hay!”. Estallaban los aplausos. Los silbidos. Se mezclaban, casi todos con sus camisetas rojas del Murcia, adultos, madres y niños, asombrados frente al humo de una bengala prendida sobre el asfalto. Muchos llegaban con sus carteles escritos a mano y sus pancartas serigrafiadas. “SOS Murcia”, se leía. Otros acusaban a la Liga de querer que su plaza en Segunda la ocupara el Castilla, filial del Real Madrid descendido a Segunda B el pasado curso (en realidad, lo hará el Mirandés; “No tendrá ningún problema”, dijo Tebas). Los pocos conductores que circulaban en la mañana de agosto por Madrid miraban atónitos la escena, que parecía sacada directamente de un estadio de fútbol.
“¡Acciari písalos! ¡Acciari písalos!”, animaban los más radicales al jugador argentino del Murcia. “¡La Liga es una mafia!”, gritaban otros, a los que pronto se unió el resto cuando comenzaron a entonar el himno de más éxito de la mañana, una adaptación del “Resistiré” que popularizó el Dúo Dinámico. Mientras los aficionados cantaban fuera, sufriendo bajo el sol y acercándose cuanto podían a la entrada del edificio, los ejecutivos se reunían dentro.
Entonces se conoció la noticia del descenso del Murcia. Hubo lágrimas. Más cánticos de protesta. Y, finalmente, el adiós.
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