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Un pelotón tan amoroso

Victoria de Gallopin en una etapa con un final de pequeña clásica

Carlos Arribas
El francés Tony Gallopin, ganador de la etapa.
El francés Tony Gallopin, ganador de la etapa. Christophe Ena (AP)

Hace unas semanas murió Jacques Hochart, el farolillo rojo del Tour del 73, el Tour de Ocaña. Lo corrió con el maillot rosa del De Kova-Lejeune, un equipo nacido de las dotes de persuasión de Geminiani y del vizconde De Gribaldy, imparables en la barra del cabaret parisiense El Alcázar, y del capricho de Myriam de Kova, cantante y bailarina del cabaret, setentona viuda de un millonario griego que acaba de sacar un disco: Sobre el amor y el dinero.La aventura de este equipo, en el que también corrieron Lucien Aimar y Andrés Gandarias, duró solo un verano, hasta que la cabaretera se cansó de ordeñar su bolsillo, pero es un antecedente limpio de cómo la moda tan extendida de ahora de millonarios financiando equipos por capricho juguetón, y algunos, como Oleg Tinkov, hasta bautizándolos con su nombre, no ha nacido ahora, porque, como bien se sabe, todo en el Tour ha existido de siempre.

Tinkov hace de millonario a lo grande. Se viste de ciclista y se entrena con sus ciclistas, que no dejan de ser sus empleados, como lo es el mánager, Bjarne Riis, a quien también obliga a salir a entrenarse vestido de arriba abajo con el amarillo del equipo, y a todos a les deja subir en su avión privado, como cuando los llevó a Leeds para el comienzo del Tour después de hacer una excursión en bicicleta por el pavés de Roubaix, o como cuando hizo transportar a Contador herido de Besançon a Madrid para no perder tiempo. Y como un forofo tuitea sus ideas, y grita que Contador habría ganado el Tour con una sola pierna.

El francés atacó por razones familiares y amorosas, y por ambas ganó

Pero por debajo de los antojos del millonario ruso que les paga, el Tinkoff, sus corredores, respira sobre todo como una familia con familia. En el día de descanso, en el bar de al lado del hotel, se puede ver a la hora de comer en la terraza a Riis y su esposa, y un hijo pequeño que devora postres de chocolate, negociando casi en grupo con Giovanni Lombardi, el mánager italiano de Peter Sagan que termina de afinar su contrato y que también le muestra su preocupación por Roman Kreuziger, a quien igualmente representa, el ciclista del que los expertos de la UCI dicen que no tiene un buen pasaporte hematológico. Como buen checo, Kreuziger, que no está en el Tour, se siente protagonista de una pesadilla kafkiana, pues no sabe cómo defenderse de una acusación que no comprende y que no ven por ninguna parte ni los más reputados expertos. Y un poco más allá, Nicolas Roche, también corredor del Tinkoff a quien le preocupa que se rayen los cristales de sus gafas, se toma un café con su padre, el famoso Stephen, el irlandés que en el 87 ganó Giro, Tour y Mundial.

Atacó subiendo, un poco a lo Fignon, el más admirado ciclista de su tío

Al día siguiente, por las pequeñas colinas del Jura que descienden abruptamente hasta Oyonnax, la capital de la plasturgia, plagada de fábricas de objetos de plástico, tanto Roche como Sagan se exhiben. El hijo del irlandés se escapa en el col de la Col (o del Repollo: por ambas verduras se puede traducir Choux, su nombre en francés), un empinado y estrecho tercera, y se puede pensar que lo hace tanto por consejo de su padre como por amor a Contador, su líder caído, pues el Tinkoff es una familia y todos buscan la fuga y la victoria terapéutica o de complacencia. Y Sagan, una vez resueltos los próximos años de su futuro, confesó tras una nueva derrota, pues su fuga no llegó al final (“nadie quiere colaborar conmigo, porque saben que los gano a todos al sprint”, se lamentó el eslovaco), que si atacó fue por amor a su novia (no dijo si se llamaba Carmen), que era su cumpleaños y que quería regalarle la victoria. “Se tendrá que conformar con las flores que me dan todos los días por llevar el maillot verde”, dijo.

Clasificaciones

Etapa

1. Tony Gallopin (FRA/LTB)    4h 25m 45s

2. John Degenkolb (GER/GIA)         a m.t.

3. Matteo Trentin (ITA/OPQ)            a m.t.

General

1. Vincenzo Nibali (ITA/AST)   46h 59m 23s.

2. Richie Porte (AUS/SKY)          a 2m 23s.

3. Alejandro Valverde (ESP/MOV) a 2m 47s.

4. Romain Bardet (FRA/ALM)        a 3m 1s.

5. Tony Gallopin (FRA/LTB)          a 3m 12s

El ramo bueno, el de ganador de etapa, la victoria que genera las sensaciones más fuertes, más vividas del día, más orgásmicas, se lo llevará la espléndida ciclista Marion Rousse, que es la novia de Tony Gallopin, quien también atacó por razones familiares y amorosas, y por ambos sentimientos ganó. En un final en dientes de sierra, en el que cada repecho era como un molar, Gallopin, el mismo que vistió de amarillo el 14 de julio hasta la Planche des Belles Filles, atacó en el último diente, el del lago de Genin, justo uno que no puntuaba. “Estuve concentrado antes del Tour al lado, en la estación de Les Rousses, con Marion, y con ella y con mi padre me vine a ver este final de etapa”, dijo Gallopin. “Y supe al verlo que para ganar habría que atacar donde lo hice. Y así lo hice”. Atacó subiendo, un poco a lo Fignon, el más admirado ciclista de su tío, transformando el final de la etapa en una pequeña clásica, pero ganó bajando, resistiendo la llegada de un pelotón desencadenado y roto (Rui Costa perdió 1m 36s). Ganó Gallopin, pero el gran beso de su novia, quien es también la azafata que entrega el premio de la combatividad, se lo llevó Roche, tan combativo, tan familiar y amoroso.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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