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Se fuga el jefe de la trama de reventa de entradas

El responsable del escándalo que salpica a la FIFA huye 15 minutos antes de que los policías procedieran a detenerlo

Ray Whelan, después de ser detenido el pasado lunes.
Ray Whelan, después de ser detenido el pasado lunes.TASSO MARCELO (AFP)

Ray Whelan, director de Match Services y presunto jefe de la banda de reventa ilegal de entradas desarticulada la semana pasada por la policía de Brasil, se escapó esta tarde del lujoso hotel Copacabana Palace, donde residía, 15 minutos antes de que agentes de la Policía ingresaran en el inmueble para proceder a su detención. Whelan, que había sido liberado horas después de su primer arresto, el lunes (efectuado también en el citado hotel), es considerado prófugo por la policía brasileña después de que la juez Joana Cortes decretase prisión preventiva para él y los otros diez detenidos en la Operación Jules Rimet. Match Services es una empresa asociada a FIFA que gestiona exclusivamente los paquetes de entradas VIP y es controlada por Infront, una compañía en la que es accionista Phillip Blatter, sobrino del actual presidente de la entidad que dirige el fútbol mundial.

Según el comisario Fabio Barúcke, responsable de la investigación, las cámaras del hotel captaron el momento de la huida de Whelan, que hasta el momento había negado cualquier relación con el empresario argelino Lamine Fofana, considerado el segundo de la red y también detenido, y había incluso entregado su pasaporte británico a las autoridades como muestra de buena voluntad para conseguir el habeas corpus que le permitió salir del calabozo el martes a las cinco de la mañana. Según Associated Press, fuentes de la investigación afirman que la revisión de las 50.000 conversaciones registradas por la policía (con autorización judicial) permite anticipar conexiones más estrechas de este caso con la FIFA y la Confederación Brasileña de Fútbol.

La policía considera probado que Whelan y Fofana organizaron un negocio ilegal de reventa de entradas a los partidos de la Copa cuyos beneficios por partido podían ascender a dos millones de reales (640.000 euros) y en el que participaban unas treinta personas. Este es el cuarto Mundial en que ejercían esta actividad. La operación, iniciada hace tres meses, ha causado enorme malestar en la FIFA (que no fue informada por la policía para evitar filtraciones) y ha motivado acusaciones de la propia empresa Match contra el Gobierno brasileño por supuestas “motivaciones políticas” del caso. El Ejecutivo, sin embargo, respalda la operación policial en curso durante la semana crucial de la Copa.

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