El Deportivo despide a Fernando Vázquez
Unas palabras del técnico en un campus de niños sobre la política de fichajes del club precipitan la sorprendente destitución
“Me echan por unas palabras mal interpretadas. Es como si por robar un chorizo me condenaran a 50 años de cárcel”, atinó a explicar, al borde del llanto Fernando Vázquez. Tras un año y medio al frente del Deportivo recibió esta mañana la noticia de su destitución, seis días antes de iniciar la pretemporada. El entrenador que rescató al equipo coruñés cuando era colista en Primera División para llevarlo a pelear por la permanencia hasta el último minuto, el mismo que pilotó luego el regreso del equipo a la máxima categoría, se marcha del Deportivo por la interpretación que hacen sus directivos de unas palabras suyas en un campus para niños el pasado viernes. Allí, relajado y en un tono excesivamente coloquial, habló sobre los desvelos del club por reforzarse y la televisión autonómica extractó varios cortes que incomodaron a sus superiores.
“La opción uno podría ser la bomba, pero generalmente vamos siempre a la opción seis, siete… Ese es un poco el problema”, apuntó el técnico, que añadió que quería incorporar al barcelonista Isaac Cuenca y dio por cerradas las incorporaciones de futbolistas como Enoh, mundialista camerunés, y el coruñés del Paok de Salónica, Lucas Pérez, mientras el presidente Tino Fernández reclamaba discreción y advertía que nada estaba cerrado hasta que se firmase.
Trabajé casi gratis, aposté por el club y el club por mí. ¿Qué hice mal? ¿Ser barato?"
Las palabras de Vázquez desataron varias chubascos que parecía que se iban a quedar en tormentas de verano. Ayer llamó a Lucas Pérez y su representante para aclararles que no les consideraba una “quinta opción” y en todo caso ofrecerles un argumento. “¿Cómo creen que funciona esto? Ellos también eligen y descartan clubes. Y en todo caso las opciones de refuerzos son siempre paralelas”. Pero donde realmente tenía el problema Fernando Vázquez era en la que creía su casa, en la sede del club. “Sólo te pueden traicionar aquellos que crees tus amigos. Cuando el presidente me dijo que me tenía que ir sentí como si me clavara algo”, explica.
Su relación con Tino Fernández era correcta, pero no era tan fluida como con Augusto César Lendoiro, en el sentido de que el nuevo mandamás deportivista gusta de delegar funciones. Por eso trataba más con un directivo, Fernando Vidal, y con los integrantes de la secretaría técnica. Que no había la interlocución adecuada se comprobó cuando tras sus palabras del viernes el presidente le cita para el martes y ni siquiera abrió la posibilidad de un diálogo; simplemente le anunció que prescindía de él.
“Llevaba una copia con todas las palabras que dije el viernes en el campus porque también dije que sólo Madrid y Barça fichan aquello que quieren, pero ya ni tuve opción de sacarlas”, lamenta Vázquez, que además había convocado a los medios para aclarar la situación públicamente. Al final tuvo que hablar sobre su destitución mientras la web del club anunciaba que el presidente volaba a Madrid para representar a la entidad en la capilla ardiente de Di Stéfano. Lo hizo con la franqueza de un hombre tocado y desde la emoción. “Me dicen que se ha producido un corte tras esas palabras y que han perdido la confianza en mí. No me echan los resultados, ni tampoco motivos disciplinarios, que lo sepa el mundo del fútbol. ¿En que fallé? ¿Qué hice yo mal en el Deportivo? Creo que me gané la posibilidad de entrenar al equipo en Primera. Trabajé casi gratis, aposté por el club y el club por mí. ¿Qué hice mal? ¿Ser barato? Me están robando algo que me he ganado. Niego que haya fallado al club. Mis palabras no eran tampoco una manera de buscar una excusa para el futuro”.
El club baraja como relevos a Claudio Barragán y, sobre todo, a Djukic
La trayectoria de Vázquez en el Deportivo ha trascendido más allá de la pelota. Llegó a un club derrumbado en lo futbolístico y en lo institucional, en proceso concursal y con un emblema en la presidencia que estaba en apuros y que finalmente tuvo que renunciar a continuar al frente del club. El discurso del técnico fue siempre positivo, su actitud motivadora, las críticas hacia él de una parte minoritaria de la grada tuvieron que ver, como con tantos otros técnicos, con su querencia por taparse demasiado en la táctica, una consecuencia de su convencimiento de que los equipos se comienzan a construir desde atrás, desde una zaga inexpugnable. A punto de cumplir los 60 años, tras regresar de las tinieblas de cinco campañas sin entrenar, no cierra ninguna puerta, ni siquiera la de volver al Deportivo, su destino más anhelado. “Quiero trabajar, estoy súper animado para hacerlo. Tenía la ilusión de crecer con el Depor y me la cortaron de raíz, pero me voy con el orgullo de mirar a todos a los ojos y seguiré con fuerza para algún día poder volver”. El club coruñés busca ahora un entrenador que se haga cargo del equipo el lunes en la vuelta al trabajo. Las opciones de recurrir a algún exjugador de su primera época gloriosa como Claudio Barragán y, sobre todo, Miroslav Djukic, están abiertas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.