Misterios del fútbol
Brasil y Alemania, que se enfrentan en semifinales, son dos clásicos casi desconocidos Pasado el tiempo, resulta que ambas selecciones han intercambiado sus roles futbolísticos Messi ha decidido encargar el gol
El fútbol es un cúmulo de hados y chiripas, de tantas certidumbres como desmentidos. Abundan los misterios trinitarios. En Brasil 2014 se han dado ya muchos episodios imprevistos, casualidades, estadísticas que alejan al aficionado de cualquier evidencia precipitada. James y Neymar caen un mismo día; un Messi borroso se acerca a Maradona mientras que a Argentina se le derrumba el mejor andamio, un ataque ya sin Agüero y Di María, y se sostiene con su dudoso mecano defensivo; los centrales ganan los cuartos a los delanteros; la única eliminatoria resuelta en los penaltis, en principio era la menos cerrada —Holanda-Costa Rica—; Van Gaal por fin puede subastar al alza su libreta; y no solo se iluminan porteros modestos sino hasta los que llegaron a Brasil como últimos de la fila, caso de Krul. Y, de inmediato, dos semifinales con una historia desconcertante: hay más cuentas pendientes entre argentinos y holandeses que entre brasileños y alemanes, las dos selecciones más enciclopédicas.
Brasil y Alemania ni se conocen. Cosa de brujas, los dos equipos con más partidos en la historia de los Mundiales se cruzarán mañana sólo por segunda vez. En el imaginario popular podría ser el clásico entre los clásicos de este campeonato, pero resulta que los guiños del destino los han separado casi de por vida. Los datos son contundentes: entre brasileños y alemanes han disputado 196 encuentros mundialistas y solo echaron un pulso en la final de Corea y Japón de 2002, cuando Ronaldo tuvo guasa con Kahn. Más azaroso todavía, Brasil se ha medido con esta Alemania tantas veces como lo hizo con la RDA, a la que se enfrentó precisamente en Hannover, el 26 de junio de 1974, y a la que derrotó con un gol de Rivelino.
Brasil ha jugado 97 partidos (67 ganados —el 74%—, 15 empatados y 15 perdidos) y Alemania, 99 (60 victorias —67%—, 19 igualados y 20 derrotas). Es chocante que los germanos hayan tenido más duelos, puesto que han participado en 18 ediciones por 20 los canarinhos. En contra de lo que aparenta ser dogmático, el virtuoso jogo bonito hasta estos tiempos, solo le ha producido a Brasil siete goles más (210 por 203 tantos alemanes). En cambio, la supuesta consistencia defensiva de la Mannschaft no ha sido superior al presunto destape brasilero: 117 goles ha encajado Alemania por apenas 88 Brasil. ¿Será que con la pelota anudada se defiende mejor? Misterios del fútbol, con sus bombos caprichosos y falsos clichés.
Un pasado apabullante. El choque germano-brasileño de mañana acentúa el peso de la historia en el devenir de los Mundiales, donde las cenicientas resisten como mucho hasta las semifinales. A partir de ahí, paso a las superpotencias. Con mejores o peores factorías de jugadores, Brasil y Alemania casi monopolizan el éxito de forma abrumadora. Desde 1950, y como va a ocurrir de nuevo en esta edición, una u otra han estado en todas las finales, a excepción de las de 1978 (Argentina-Holanda), 2006 (Italia-Francia) y 2010 (España-Holanda). El país de Pelé ha llegado siete veces al último partido, las mismas que el de Beckenbauer, aunque los sudamericanos cantaron bingo en cinco ocasiones y los europeos sólo en tres. Tan arrolladoras han sido siempre estas dos selecciones que, salvo hace 84 años, cuando ninguna de las dos avanzó hasta la final, una al menos fue tercera. Brasil, en el 38 y el 78; Alemania, en 2006 y 2010. Un poderío demoledor. Misterios del fútbol y sus cromosomas.
La Alemania carioca y el Brasil del Ruhr. El germano no siempre fue un equipo gris y tenaz. Desbordaba talento en los 60 y principios de los 70, hasta que se industrializó y dio preponderancia a los atletas antes que a los futbolistas. Como el podio suele cargar de razones, el triunfo en el peor Mundial de la historia, en 1990 con una selección mediocre, hizo que profundizara en su idea de imponer el físico. Rectificó cuando el torneo regresó a su casa en 2006 y, pese a caer en una prórroga frente a Italia en semifinales, Löw, entonces ayudante de Klinsmann, mantuvo el pensamiento propio. Con ese manual de estilo, mucho centrocampista sutil, el juego geométrico y no directo, aterrizó en Brasil. Fulminada España, ningún conjunto puede presumir de una columna semejante de volantes e interiores. Löw ha pegado algún bandazo, como frente a Francia, pero es lo más aproximado que queda al genuino modelo brasileño. Nada es lo mismo y ahora quien juega con una sonrisa es Neuer. Quién lo diría con antepasados como Maier, Kahn, Schumacher o Lehmann, todos con cara de sabuesos y vinagre en la sangre. En cambio, el Brasil del sargento Scolari ha perdido la jarana de Ronaldo, Roberto Carlos y Ronaldinho en beneficio del gesto constreñido de fernandinhos y luiz gustavos. De la alegría de jugar por jugar para ganar a la ansiedad de vencer, vencer o vencer. Misterios del fútbol y sus cambios de humor.
A Messi le da un ataque de Xavi. Un genio como Leo puede jugar de lo que le venga en gana. Con Argentina, ha interpretado que sus mejores socios no están donde gravitan Xavi e Iniesta, sino donde él mismo lo hace en el Barça. De anotador a jugar de base. Messi ha decidido encargar el gol, ha dado un paso atrás para gobernar los rondos y el ataque es materia de Higuaín, Agüero y Di María. Con estos dos últimos lesionados, La Pulga tendrá que volver al frente, no sentir que el área no es de su reino. Su mutación es tal, que del Messi que se acercaba a los 100 goles por curso queda un Leo que en este Mundial, según las estadísticas de la FIFA, ha rematado a portería nueve veces en 453 minutos. Lo mismo o menos que otros 14 futbolistas: Benzema (25), Di María (21), Shaqiri (16), Robben (16), James (16), CR (14), Neymar (13), Sneijder (12), Van Persie (11), Schürrle (10) y Luis Suárez, Dempsey, Honda y Origi (9). Salvo Neymar, Robben y su compatriota Sneijder, todos los demás han jugado menos minutos que el crack argentino. Misterios del fútbol y las cosas de sus artistas.
Krul, el positivo de Van Gaal. Los cuatro aspirantes al trono tienen distintas agarraderas. Sin el trapecio de Neymar, Brasil cuelga de su torcida y su condición de local; Alemania, de la veleta de Löw; Argentina, de Messi; y Holanda, de los pendrives de Van Gaal. El técnico holandés es el de mayor repertorio táctico. Contra Costa Rica, el nuevo entrenador del United recuperó los extremos para ensanchar el campo y envidó con tres centrales y dos laterales muy adelantados. El colmo positivo fue cuando reclutó del trastero a su tercer meta, Tim Krul, para el paredón de los penaltis. La lógica de Van Gaal: con 1,93, seis centímetros más que el titular Cillessen, llegaría mejor a los rincones de la portería. El míster no tuvo en cuenta que Krul, que a sus 26 años está afiliado al Newcastle, apenas había calentado en juego. El chico ya ha sufrido dos graves lesiones de ligamentos de rodilla en su carrera y, en ambas desgracias, mientras se rodaba antes de un partido.
Van Gaal tampoco reparó, o le dio lo mismo, que el arquero había parado dos de los últimos 20 penaltis y que para visionar el último hay que rebobinar hasta febrero de 2012. Van Gaal, siempre tozudo, esta vez acertó como nunca. Solo Krul sabía lo que iba a suceder. Pero Krul no desconocía cómo era eso de que tras una tanda todos tus compañeros salgan en estampida hacia tu cuello: “Lo había visto muchas veces, pero por la tele”. Siendo el Mundial de los porteros, parecía una quimera que quedara una gota de gloria hasta para un suplente del suplente como Krul. Misterios del fútbol, filántropo en ocasiones.
A América le faltó Costa Rica. En 84 años, América nunca estuvo tan cerca de contar con tres semifinalistas, lo que no ha vuelto a suceder desde Uruguay 1930. En aquel raquítico y germinal torneo, el anfitrión, Argentina y Estados Unidos compartieron el cartel previo a la final junto a Yugoslavia. Hubiera sido paradójico que la cumbre hubiera llegado por la fantástica Costa Rica, que con 4,8 millones de habitantes era el tercer país menos poblado del campeonato tras Bosnia (3,8) y Uruguay (3,3). Los ticos solo estaban en su cuarta participación y fueron unos jabatos ante tres ganadores mundiales (Inglaterra, Italia y Uruguay), un triple subcampeón (Holanda) y un campeón de Europa (Grecia). Misterios del fútbol, donde a veces golean las hadas.
Barça y Madrid: el galimatías de Suárez y los 450 pases de Kroos. El Barça, al que la FIFA prohibía fichar, está a punto de fichar a un futbolista prohibido por la FIFA. Luis Suárez, todo un galimatías. Por su parte, el Madrid del vértigo de Bale y Cristiano, el que no canta una nana a la pelota sino juega con el turbo a toda mecha, ha tenido un flechazo con el tercer jugador que más toques da del Mundial: Kroos (450), sólo superado por Mascherano (465) y Lahm (471). Misterios del fútbol y sus cuentas del Tesoro.
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