Equipo castizo, espíritu japonés
Honda ha construido desde enero una Moto3 capaz de pelear con KTM: los pilotos, los técnicos y los patrocinadores son españoles pero la lógica de trabajo es nipona
En el circuito de Montmeló, hace menos de dos semanas, Álex Márquez logró la primera victoria del año. Ganó como ganan los mayores: sacó medio segundo en la primera vuelta, uno en la segunda, y así hasta que llegó a cuatro segundos de distancia con el pelotón, una brecha insalvable, un margen que conservó con la calma de un piloto de MotoGP. Y con una moto que sale de la fábrica de HRC (Honda Racing Corporation) para competir con las KTM por el título mundial y arrebatarle a la firma austriaca el dominio de la categoría pequeña. Ha costado, pero las pocas dudas que asomaron hace unos meses, en pleno invierno, se han tornado confianza ciega. No es extraño: la fábrica más poderosa del paddock se ha volcado en un proyecto singular, alejado de los focos de MotoGP. Y lo agradece un equipo íntegramente español, comandado por Emilio Alzamora y salido directamente de la escuela catalana Monlau, manantial de mecánicos e ingenieros para el Mundial. El pequeño de los Márquez les ha dado la primera victoria. Pero esperan que no sea la única.
La alianza hispano-nipona se selló a finales del curso pasado. Parecía una locura cambiar KTM por Honda cuando la moto japonesa (en pista desde 2012 con el cambio de reglamento y la extinción de las 125cc de dos tiempos) no había dado más que disgustos a pilotos como Fenati (ahora con KTM). Pero Alzamora confió su suerte (y la de sus pilotos, Márquez y Rins, aspirantes al título) al vicepresidente de Honda, Shuhei Nakamoto y su proyecto. Las primeras motos llegaron en noviembre. El motor estaba hecho sobre la base que había. Le faltaba potencia. El primer prototipo lo probaron en enero. Fue algo mejor, pero no lo suficiente.
El pequeño de los Márquez les ha dado la primera victoria. Pero esperan que no sea la única.
“Lo que teníamos muy claro desde el primer momento es que el chasis iba muy bien, pero en Moto3 si no tienes motor estás perdido. El año pasado las FTR también iban muy bien de chasis, mejor que las KTM, pero sin motor no podían hacer nada”, explica Àlex Márquez. “Y Honda se metió de lleno”, tercia Jordi Arqué, jefe del equipo, que admite que las piezas nuevas, entre ellas el esperado motor, llegaron más tarde de lo prometido: “Quieren dar siempre pasos muy seguros y dotar de fiabilidad al proyecto, así que decidieron esperar”; y el motor llegó para el último entrenamiento de pretemporada, en marzo. “Nunca se precipitaron con un motor que, por ejemplo, corriera el riesgo de romperse”. No se rompió. Es más, fue lo que esperaban.
“Desde entonces la moto ha cambiado mucho: hasta el chasis es diferente. Comparado con la KTM del año pasado me siento mucho mejor con esta moto, más seguro; y soy más constante. Además, la Honda se adapta a todos los estilos”, añade el piloto. La moto que llevan ahora Márquez y Rins no se parece en nada a la que la misma fábrica puso en pista en 2013. “No se ha salvado ni la maneta del embrague”, bromea Xavi Palacín, técnico del primero. Hoy compiten carenado con carenado con la KTM, la moto más fiable de los últimos años, con una máquina que empezó a construirse en enero y que ha ido mejorándose incluso empezada la temporada. “Estamos trabajando continuamente y probando cosas nuevas. El desarrollo de un proyecto comporta que a veces escoges caminos erróneos y otras buenos y que si no tienes mucho tiempo las pruebas las haces en la pista. Por eso ha parecido en ocasiones que la distancia con los rivales era mayor”, explica Palacín. El piloto es el primer convencido de lo que tiene entre manos: “La inquietud venía más desde fuera que del propio equipo”.
No en vano el español es el único equipo de la categoría que tiene a una fábrica de MotoGP a su disposición. Es más, han instaurado hasta su modus operandi, y no solo porque tengan, siempre, mínimo, a un par de ingenieros japoneses en el box. Dentro del garaje la manera de trabajar es la misma, fuera ha cambiado: “Hay más cosas que analizar, hay que hacer informes e intentar ayudar al máximo a los japoneses apuntando dónde creemos nosotros que se puede mejorar”, cuenta Palacín, que reconoce que al principio tenían dudas por cómo se entenderían. “Siempre pensamos que con los de Honda, al venir de una fábrica como HRC, habría cierta falta de comunicación. Pero ha sido completamente al revés”. “Trabajamos como un equipo de MotoGP. Los japoneses que tenemos en el box han estado involucrados durante muchos años en proyectos de MotoGP y tienen un sistema de trabajo, quieren que sea el mismo en Moto3”, cierra Arqué. No solo la moto es japonesa en el equipo patrocinado por Estrella Galicia, también el espíritu de trabajo.
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