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Un estadio por terminar

Los trabajadores brasileños se emplean a fondo para acabar las obras del Fonte Nova, donde España se medirá este viernes a Holanda

Salvador de Bahía -
El estadio, con las favelas al fondo.
El estadio, con las favelas al fondo.ALEJANDRO RUESGA

Mientras Neymar empataba en São Paulo el partido contra Croacia, en el Arena de Fonte Nova de Salvador de Bahia dos empleados colocaban máquinas de Rayos X en una de las puertas de un estadio por acabar. A ojo, debían quedarles por desembalar mas de 50 máquinas. “Tudo bem”, repetía Mauricio Preto mientras pintaba, a ritmo cansino, un muro. A ese paso, sin embargo, da la sensación de que no acabará ni por carnaval. Cae la noche, suenan petardos en la ladera del monte frente a un estadio por acabar a menos de 24 horas de que España y Holanda se enfrenten en el primer partido el grupo B, donce decenas de empleados siguen colocando las cosas en su sitio. Se les acumula la faena y trabajan contra reloj. La cuenta atrás es imparable. “Tudo bem”, repite Mauricio.

La caótica rueda de prensa en la que han comparecido Xavi, Casillas y Del Bosque –se interrumpió varias veces porque no funcionaban los micrófonos y no llegaba la señal de audio a los intérpretes- es solo una anécdota comparado con la frenética actividad que se vive por los pasillos del estadio, donde todo parece por hacer. Las zonas comunes están en su mayoría por señalizar, pero lo peor es el caos que reina en los accesos, llenos de palés, vallas que se acumulan sin sentido, y toros que van de un lado a otro transportando plafones de señalización por colocar.

Desde la grada, el césped se ve espectacular. De hecho, parece lo único que esta a punto en el Arena Fonte Nova, con capacidad para 47.747 espectadores, propiedad del Gobierno del estado de Bahia, donde además del España-Holanda deben disputarse cinco partidos más: Alemania-Portugal, Suiza-Francia, Bosnia-Irán, uno de octavos y otro de cuartos de final. En la llamada capital de la alegría es de noche y el trabajo continúa a destajo. Mauricio sigue pintando. “Tudo bem”, insiste. Aunque no del todo; a este ritmo, no llega a tiempo.

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