El final de los ‘goles fantasma’
La FIFA implanta un sistema de 14 cámaras, 7 por cada portería, que será utilizado por primera vez en una Copa del Mundo
El choque de octavos de final entre Alemania e Inglaterra del último Mundial (4-1) pasó a la historia como una humillación de la selección dirigida entonces por Fabio Capello, pero también por un golazo injustamente anulado a Frank Lampard cuando los ingleses acababan de recortar distancias (2-1) y disfrutaban de sus únicos 10 buenos minutos de juego. El error flagrante llevó a la FIFA a replantearse definitivamente el espinoso asunto de los ‘goles fantasma’ y a adoptar la Tecnología de Línea de Gol (TLG), un sistema de 14 cámaras (7 por cada portería) que será utilizado por primera vez en una Copa del Mundo a partir del Brasil-Croacia de este jueves.
El objetivo de la TLG “es apoyar a los árbitros en la toma de decisiones”, explica Johannes Holzmüller, Coordinador del Programa de Calidad de la FIFA: “No siempre es tan obvio si una pelota ha entrado, ni siquiera en las repeticiones por televisión”. Esta zona de error, que en la historia del fútbol ha generado episodios legendarios y ha llegado incluso a coronar campeones mundiales (como en Inglaterra 1966), desaparecerá al menos de las Copas del Mundo: el nuevo sistema, conocido como GoalControl-4D y comercializado por la empresa alemana GoalControl GmBH, sustituye los 16 planos por segundo que percibe el ojo humano y el “único punto de vista que tiene el árbitro” de la jugada por cámaras de alta velocidad que registran 500 planos por segundo y cubren “todos los ángulos posibles de visión del balón”, según explicó ayer en el césped del estadio Maracaná Dirk Broichhausen, consejero delegado de la empresa. Las cámaras, localizadas alrededor del campo a la mayor altura posible, captan continua y automáticamente la posición del balón en tres dimensiones cuando se aproxima a la portería, enviando inmediatamente los datos por fibra óptica a un software instalado en un servidor de la unidad de evaluación ubicada en el estadio. Si un balón traspasa por completo la línea de gol, el trío arbitral y el cuarto árbitro reciben una señal encriptada en un reloj digital que llevan en la muñeca antes de que transcurra un segundo. No hay margen para la duda.
“Lo importante no es el número de incidentes, sino el posible impacto de un solo incidente en la competición”, insistió Holzmüller para justificar la adopción de esta tecnología, de uso voluntario en el resto de las competiciones nacionales e internacionales, cuyo coste “confidencial” no ha sido revelado por la FIFA y será empleada en los 12 estadios mundialistas. Es sabido que los partidos del Mundial moverán cientos de millones de euros en apuestas, cuyo destino puede depender de un gol mal anulado o no cobrado. Los sistemas, que son verificados por agencias independientes antes de recibir una licencia FIFA, son también revisados por el árbitro antes de cada partido: el colegiado puede decidir no utilizar el sistema si encuentra cualquier anomalía o le ofrece cualquier género de duda, avisando de ello a ambos equipos. “El margen de error es de unos milímetros, menos de un centímetro y medio”, afirmó Broichhausen, que habló de “momento histórico” para su empresa y calificó la tecnología de “absolutamente precisa y fiable”.
“El margen de error es de unos milímetros, menos de un centímetro y medio”, afirmó un responsable de la empresa alemana que ha desarrollado el sistema
Los equipos funcionan offline, de manera que no pueden ser manipulados a través de Internet por ningún agente exterior. Probada ya en la última Copa Confederaciones y en competiciones de Inglaterra y Holanda, la tecnología se aplicará exclusivamente a la línea de gol, y solo para resolver casos de goles dudosos. La posibilidad de incluir en el fútbol vídeos para esclarecer jugadas o situaciones dudosas sigue siendo objeto de debate en el seno de la International Football Association Board, responsable de posibles enmiendas a las reglas del juego, donde las resistencias provienen del temor a que pueda ralentizar excesivamente el ritmo de los partidos y a que la automatización de determinadas decisiones elimine el carácter imprevisible (a veces por meros errores arbitrales) del deporte más seguido del mundo.
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