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Muguruza y Suárez, eliminadas

Tras un inicio espectacular (6-1 y 5-4), la hispanovenezolana se inclina 6-1, 5-7 y 1-6 ante Sharapova ● Bouchard derrota 7-6, 2-6 y 7-5 a la canaria

J. J. M.
Muguruza, ante Sharapova
Muguruza, ante SharapovaDOMINIQUE FAGET (AFP)

Al final del encuentro, Maria Sharapova ha detenido el vendaval: la rusa se clasifica 1-6, 7-5 y 6-1 para semifinales tras derrotar a Garbiñe Muguruza, que arranca como un cometa y acaba estrellándose en la media pista tras soñar con la victoria. La hispanovenezolana, en sus primeros cuartos, se quedó a un juego de la victoria (6-1 y 5-4). Sharapova, terrible al saque (ocho dobles faltas), se enfrentará ahora por el pase a la final contra Eugenie Bouchard, que eliminó 7-6, 2-6 y 7-5 a Carla Suárez pese a que la canaria mandó 5-2 en la primera manga (la cedió pese a tener punto de set) y 4-1 en la definitiva, aplicando su juego de mezcla de alturas y velocidades hasta que la canadiense impuso sus pesados tiros de futura gran estrella.

El inicio del encuentro entre Sharapova y Muguruza no hace pensar en la derrota de la hispanovenezolana. La apuesta de la pupila de Alejo Mancisidor es la de la fuerza, la potencia y la decisión, porque hay que tener un convencimiento casi de fanático para aplicar la receta de la número 35 mundial: tirar, tirar y tirar; robarle el oxígeno a la contraria; desnudarla de opciones, quitarle cualquier posibilidad de mandar y decidir cómo será el punto, porque todo ya ha acabado, todo ha terminado ya, en apenas un suspiro. Pim, pam, pum, y a por el siguiente peloteo. En 15 minutos, Muguruza gana 4-0 a Sharapova. En 27, ha sumado la primera manga. Para cuando la rusa quiere salir del estado de shock que le provoca el break de entrada, el partido está en peligro. Muguruza le dobla la muñeca a cada pelotazo, y ella le abre la puerta de doble falta en doble falta, totalmente perdida. El arranque de la número 35 es de videoconsola. Tenis del siglo XXII. Cibernético. Línea, línea y línea. Golpe plano tras golpe plano, Muguruza es como el aullido de un lobo en una noche de invierno: estremece a Sharapova, encogida en la línea de fondo como quien busca inútilmente la protección de una hoguera.

Sharapova, ante Muguruza
Sharapova, ante MuguruzaDOMINIQUE FAGET (AFP)

Un fuego invisible, en cualquier caso, ha marcado la carrera de la ganadora de cuatro grandes. Si Sharapova es quien es no es por su drive, ni por su saque o por sus piernas, sino porque en su interior aletea una llama que nunca se apaga y que es fundamental para entender su juego: la rusa vive y respira para ganar, su norte es la victoria, solo en la competición se encuentra consigo misma. Pronto comprobó Muguruza que es ese hambre incuantificable, que no aparece en ninguna estadística, lo que ha hecho de su contraria un icono del deporte en el siglo XXI.

Basta con que Sharapova mejore sus porcentajes de saque para que gane un centímetro dentro de la pista, y ese centímetro se transforma en casi un metro de profundidad para sus tiros. Nace entonces un combate de pesos pesados. La rusa tiene bola para 4-1 y saque en la segunda manga. La número 35 negocia la situación con valentía: se pone a un juego de la victoria (6-1 y 5-4). Llegados al 5-5, empiezan a rebotar los gritos de la número ocho, que se lleva el encuentro al tercer parcial sin cambiar su juego, encontrar un plan b ni hacer ninguna virguería. Simplemente siendo Sharapova. Compitiendo como si en ello le fuera la vida.

El escenario ya es otro. Todo queda resumido en el arranque de la tercera manga, con la rusa ya con break de ventaja. Cinco bolas de break tiene la venezolana en el 1-2. Cinco veces se defiende su rival para evitar que empate la batalla, aprovechando su falta de pericia en la media pista para encontrar los errores que a ella le dan la vida. El marcador doblega entonces la voluntad de la hispanovenezolana, con la cara desencajada, el drive desenfocado y su boca pronunciando venablos contra su raqueta. Tras un inicio épico, el partido se le hace largo. Sharapova, el epítome de la competitividad, es mucha Sharapova.

Suárez: "Estoy dolida"

“He visto que tengo el nivel. Me gusta jugar en las grandes pistas y contra las mejores. He trabajado muy duro para vivir estos momentos. Creo que puedo hacerlo”, dijo Garbiñe Muguruza, que dejó muda a Maria Sharapova durante más de set y medio (6-1 y 5-4). “Salí con la mentalidad de ‘voy a saco’, y estuve muy cerca. Por eso, cuando perdí el segundo set por pocos detalles, entré al tercero pensando que se me había escapado... y ella entró en la autopista”.

“Estoy dolida. Ahora se verá nuestra madurez”, le siguió Carla Suárez, que hoy buscará con Muguruza las semifinales en el dobles. “Yendo por encima en el primer set, se me escapa; yendo por encima en el tercero, también... Debí jugar más valiente. La situación pudo conmigo”.

“Con esa soltura, Garbiñe juega de tú a tú con cualquiera. Quizás perdió un poco la concentración, la intensidad, y...”, valoró Conchita Martínez, la seleccionadora, que vio a dos españolas en cuartos por primera vez desde 2000. “Carla, una lástima”.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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