“Creo en los políticos. Alguien tiene que tirar de este tren”
Entrenador de la selección española de fútbol. Ganó un Mundial y se enfrenta a otro
¿Cómo se lleva un vestuario de egos? Son chavales, todos de su padre y de su madre. Cuanto mejor se lleven, más éxito. Lo mejor es humanizar el grupo, recordarles que son gente modesta, vienen de ahí.
Habrá celos. Sólo pueden jugar once y son 23. Celillos hay. Un vestuario sano es importante. Si les ofreces una estrategia deportiva se fijan un objetivo y se acaban los celos.
¿En su tiempo se peleó con alguno? Estuve años sin hablarme con Chupete Guerini, un compañero de vestuario. Pero nos buscábamos, nos vestíamos juntos. ¡En el campo éramos la leche, pero no nos hablábamos!
¿Se llevan bien ahora los chicos? Son gente maja. Ahora bien, los del Barça se sientan juntos a cenar, los del Madrid también se buscan… Eso ya pasaba en mi tiempo. No es síntoma de nada.
Pone y quita. ¡Menudos cabreos! No lo expresan. Hay educación y respeto. Subyace el cabreo, se ve en las caras de algunos. Todos son titulares. Imagínate: ¡vienen y no juegan!
¿Usted se cabreó por no jugar en la selección? 1978. Mundial de Argentina. No me puso Kubala; de los hombres más generoso del fútbol. No dije nada. Es un dolor tremendo.
No se piden explicaciones. Ni cuando te ponen ni cuando te quitan. Y se producen situaciones incómodas.
He de ser moderado en los gestos. En el banquillo y en el campo hay que huir de la chulería
Habla usted de la gente sana del fútbol. Un vestuario sano vale más que cien horas de táctica. Es bueno en cualquier empresa que el empleado esté contento; en el fútbol si los chavales están contentos, ganamos.
Le emocionó que, tras el gol de Iniesta en Sudáfrica, los suplentes lo abrazaran.¡Imagínate! ¡Una final y no habían jugado! Gente sana, gente buena…
Dicen de usted que es tierno, decente… ¡Santo del todo no será! Nadie en la vida debe ser elogiado por su bondad. Todos somos imperfectos. Naturalmente no voy a hacer todos los días ejercicios para demostrar lo contrario. ¡Pero es mejor que tengan esa opinión! También tenemos nuestra mala leche.
¿Gente sana alrededor? Los que me rodean, mi familia; por la discapacidad de mi hijo Álvaro conozco mucha gente de ese mundo, y veo muchísimos jóvenes voluntarios que se dedican a ayudar. Dice que los jóvenes están en retroceso. ¡No se enteran de los sanos que son!
¿Se cabrea? Como todo el mundo, pero sé que una mirada basta para expresarlo. Una bronca en público es un atraso. Y, además, el liderazgo de un tío cabreado no conduce a nada, no vale para nada. Has de convencer.
¿Con qué se lleva mal? Con que los futbolistas no sean correctos. El fútbol nos dio una buena posición. Tenemos que ser más cariños con el fútbol.
La incorrección está en las redes sociales, también. No prohibimos nada. Aconsejamos que durante el Mundial no se usen, por los malentendidos; no debemos buscar la crispación. Entiendo las redes sociales. ¡Pero el anonimato es cruel, malísimo! Mira lo que han dicho de los judíos. ¡Una barbaridad!
Decía que los futbolistas vienen de origen modesto. ¿Les afecta el dinero? Yo les digo que no se olviden de sus orígenes. Hay gente con mucha cabeza, que la vida es larga y da muchas vueltas.
¿Qué no se ve de lo que usted siente en el banquillo? Soy ese. No puedo estar alterado, porque debo tomar decisiones rápidas. Y he de ser moderado en los gestos; en el banquillo y en el campo hay que huir de la chulería.
¿Nos resuelve la vida que la selección gane? ¡Qué va! A nadie que esté en una situación incómoda le va a solventar nada un éxito de España. Parece que todo es ganar. Que los chicos se esfuercen es suficiente.
¿Vamos a ganar? Mi hijo Álvaro dice que sí. Dentro de su inocencia eso es posible.
¿Sentirá miedo? Responsabilidad. La soberbia nos puede perjudicar. En todo.
Está rodeado de gente sana. ¿También en la política? Creo en la política, en los políticos. Ganarían más en lo privado. No se debe generalizar sobre sus defectos. Alguien tiene que tirar de este tren. Alguien tiene que tirar.
¿Es feliz, ahora, Del Bosque? Tengo las preocupaciones de la edad. La vida es más corta, el kilómetro final está cerca, no sabemos dónde está. Por ejemplo, estuve en León, con la política asesinada. Me llevó a un centro de discapacitados graves; la conocían todos, iba allí muchísimo; era severa, la criticaban por eso. Pero era admirable con aquellos chicos. Y dos se vuelven locas y la matan. Es un mundo sin sentido. ¿Cómo va a ser uno del todo feliz?
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