Chapas vs Chapas
La pregunta no es solo por qué somos del Atleti, sino también y por oposición, por qué otros somos del Madrid
La pregunta no es solo por qué somos del Atleti, sino también y por oposición, por qué otros somos del Madrid. Cada cual encontrará sus razones, normalmente, chapoteando en el agua pre política de la infancia. Con frecuencia he escuchado aquello de no te pega ser del Madrid, como si ser de un equipo le lustrase a uno más la buena conciencia, la gallardía o el pensamiento, que ser de otro. Los motivos que nos unen de manera tan profunda a unos colores determinados, con frecuencia hay que buscarlos, como digo, en otro sitio y varían tanto como la niñez de cada uno de nosotros.
En mi caso sé sin lugar a dudas por qué soy blanco, por la sencilla razón de que mi hermano Francisco era colchonero. Antes de tener eso que viene a llamarse entendimiento, mi hermano mayor ya me esperaba en el parque de la Fuente del Berro con las chapas pintadas. Las mías blancas, las suyas rojiblancas. En ellas había escrito unos nombrecitos que yo entonces no podía leer pero que terminaron siendo parte de su mundo legendario y del mío. Gárate, Capón, Ayala, Leivinha, Pirri, Amancio, Benito… Así empezó todo, y a partir de ese instante ya estaba todo decidido; hermanos durante la semana, enemigos de juego los domingos. Con el correr de los años vivimos suertes dispares, escuadras más o menos afortunadas, héroes distintos, presupuestos injustamente desiguales, gradas igualmente dispares, (siempre envidié la suya), presidentes más o menos disparatados, (de eso cada uno se llevó su ración), galaxias e infiernos, hasta llegar a este sábado, donde por fin volvemos a juntarnos para jugar, ahora sí, el partido de chapas más grande del siglo.
Antes de tener eso que viene a llamarse entendimiento, mi hermano mayor ya me esperaba en el parque de la Fuente del Berro con las chapas pintadas
¿Y qué va a pasar? Solo el cielo lo sabe. Las últimas temporadas del Atleti han sido un ejemplo de fuerza, inteligencia y coraje, que han culminado en la máquina perfecta de hacer sufrir al contrario que han diseñado el Cholo y el Mono Burgos. Mientras tanto y al tran tran de sus carísimas estrellas, el Madrid ha encontrado de cuando en cuando, (la eliminatoria con el Bayern), una punta de velocidad, precisión y arte capaz de asustar a cualquiera.
Los dos equipos son ahora mismo casi inmejorables línea por línea, desde sus imponentes porteros hasta el flequillo de sus delanteros, pasando por las mágicas botas de tipos como Arda Turan y Modric, o Benzema y Koke, que han bordado el fútbol toda la temporada. Puede ganar cualquiera, de lo que no cabe duda es de que esta Champions, se queda en nuestro parque.
Ray Loriga es escritor.
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