La exigencia empieza con Luis Enrique
El Barcelona contrata al técnico asturiano y a su equipo por su destreza táctica y conocimiento del club y del equipo
No se valoró a Klopp ni a Löw ni a Eusebio ni a Vilas-Boas como en el curso anterior. El área deportiva del Barcelona tenía claro que quería a Ernesto Valverde —que rechazó el cargo porque tenía un compromiso con el Athletic— o a Luis Enrique, para el banquillo. Y no había más opciones ni alternativas porque entienden desde el club que el proceso de selección del Tata Martino estuvo viciado, sobre todo porque lo impuso el expresidente Sandro Rosell. Un error que desde la secretaría técnica exigieron no repetir, obtenida después la aquiescencia del ahora presidente Josep Maria Bartomeu y del vicepresidente deportivo Jordi Mestres. “En la sesión extraordinaria de esta tarde [por ayer] se ha acordado el nombramiento de Luis Enrique como nuevo entrenador del primer equipo a propuesta del director deportivo Andoni Zubizarreta”, comunicó la directiva. El técnico, liberado ayer por el Celta, será presentado mañana y firmará por las dos próximas temporadas, sin opción a desvincularse al final del primer año, como sí ocurrió con Martino.
El apretón de manos, en cualquier caso, se hizo hace dos semanas en la casa que Luis Enrique tiene en Gavà. Pero en ese día ni siquiera se hablaron de cifras, obsesionada como está el área deportiva en mantener el modelo, el estilo. “El Barcelona es un club diferente y hay que dominarlo, cosa que no ocurrió con Martino porque trató a los jugadores desde el respeto y la admiración”, explican desde las altas esferas azulgrana. Ocurre, sin embargo, que Luis Enrique es reconocido por su mano dura —el ejemplo es que sentó a Totti en el Roma durante una parte de la temporada—, lejos de casarse con nadie. “Tiene energía y determinación para enfrentarse a todo, al entorno de dentro y de fuera”, cuentan desde el club; “y confiamos en él porque además ha demostrado en todos sus equipos que domina el método científico de cómo se trabaja la idea Barça”. Otras fuentes añaden: “Conoce al club y tiene el fútbol Barça en su cabeza. Algo clave en este equipo porque cuando el primer día entras al vestuario, los jugadores te miran y evalúan para que les des soluciones. Y si fallas en eso, has perdido la partida y el año”.
El técnico será presentado mañana y firmará para las dos próximas temporadas
En Gavà y en posteriores llamadas telefónicas también se habló del equipo de trabajo que llega junto a Luis Enrique, toda vez que viene con su segundo Juan Carlos Unzue —entrenador de porteros del Barça con Rijkaard y Guardiola, también encargado de la estrategia—, además del adjunto Roberto Moreno, el preparador físico Rafael Pol y seguramente el psicólogo externo con el que trabaja, Joaquín Valdés. Del mismo modo, se trató la manera de funcionar a nivel interno —de cómo se relaciona con el vestuario y con la directiva y la prensa— y de la valoración de la plantilla, los cambios de quién seguirá y quién no.
Sabedores de que desea trabajar con una plantilla corta, de 21 ó 22 jugadores, el área deportiva se esmera en buscar salidas para Tello, Cuenca, Dos Santos, Song, y Afellay, además de abrir el abanico a posibles compradores para Cesc, Alves y Alexis. Pero la casilla de las ofertas sigue en blanco en Can Barça. Ya se ha comunicado, en cualquier caso, que Pinto no seguirá, despedido ayer definitivamente en las oficinas del club.
En cuanto a las incorporaciones, se ha fichado a Ter Stegen a Barcelona —portero avalado por Unzue porque participó en el proceso de seguimiento de hace dos años— y están entusiasmados por la proyección de Halilovic (empezará en el filial). Y tal y como constató el club en su comunicado, se oficializó el regreso anunciado de Rafinha y Deulofeu (cedidos al Celta y Everton respectivamente). Asimismo, el área deportiva es consciente de que tiene que fichar a un central de primerísimo nivel —siguen gustando Thiago Silva (PSG), Kompany (Manchester City) y sobre todo Marquinhos, suplente este año con el PSG—, además de un lateral, un medio y un delantero, donde no se descarta a Agüero, por más que lo sugiriera Messi hace un par de años.
Es la hora de Luis Enrique, entrenador al que el área deportiva le seguía la pista desde hace un año. Por eso, el entrenador asturiano pidió esta temporada revisar su contrato con el Celta, que le cambiaran la cláusula de rescisión (de tres millones a una cifra casi simbólica) en caso de que el club azulgrana le llamara durante este verano. Así ha sido y poco importó en esta ocasión que desde una parte de la junta directiva también exigieran a Lucho, sobre todo por la coincidencia de intereses. Ocurre, sin embargo, que esa sección de la junta también reclama crear una comisión deportiva para controlar las acciones de la secretaría técnica. Iniciativa abortada por el presidente Josep Maria Bartomeu, toda vez que afirma que las decisiones se toman en los despachos, con Zubizarreta al frente y en connivencia con Jordi Mestres, vicepresidente deportivo, y él mismo.
Y la elección es Luis Enrique.
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