_
_
_
_
_

Neptuno ya tiene la ‘décima’

Miles de seguidores rojiblancos reciben al campeón para festejar un título que el capitán Gabi ve como un “premio al trabajo y al amor a unos colores que no se compran”

Gabi celebra el título de Liga sobre la fuente de NeptunoFoto: atlas | Vídeo: Daniel Ochoa de Olza
Felipe Betim

“¡Espectacular, somos los mejores del mundo!” Así resumió Angélica, de 17 años, su emoción tras ver, por primera vez, al Atlético de Madrid ganar la Liga. Forma parte de una generación larga que no había conocido a su equipo como dominador incontestable del fútbol. Después de 18 años sin ganar la Liga, la fiesta del sábado tenía que continuar. Y continuó. A las 18:00 horas, miles de aficionados rojiblancos ya se aglomeraban en Neptuno para esperar a sus jugadores. A las 20:47 llegó el campeón, con su capitán Gabi a la cabeza para engalanar con su bufanda a Neptuno. “Muchas gracias a todos. Para mí es un honor estar aquí, compartir vestuario con esta gente y conseguir lo que hemos conseguido. Es un premio al trabajo y al sacrificio, al amor por unos colores que no se compran. Esto sólo acaba de empezar”, advirtió el capitán, quizá pensando en un posible reencuentro con el dios mitológico dentro de siete días si el Atlético conquista la Champions.

Uno a uno, todos los integrantes del campeón de Liga fueron desfilando por la plataforma instalada alrededor de la fuente. El clímax se alcanzó cuando el espeaker reclamó a Simeone. Apareció el técnico en vaqueros, con la camiseta de “la historia se escribe latido a latido" y se recreó escuchando corear su nombre de una multitud entregada. El mejor experto en coreografía emocional que ha conocido el Vicente Calderón también fue el que alentó a la masa a corear el “campeones, campeones”.

Como hace en el Calderón, Simeone volvió a ejercer de coreógrafo emocional

Neptuno no cambió de color este fin de semana. Fue rojiblanco el sábado, y permaneció rojiblanco este domingo. Los miles de aficionados que llenaron la plaza después del partido contra el Barcelona, donde el empate logrado otorgó la Liga al Atlético, parecían haberse quedado en Neptuno de guardia, esperando hasta el día siguiente para la celebración oficial. Vestidos con las camisetas de sus ídolos, no paraban de corear y agitar bufadas y banderas en el aire. 18 años después del doblete de la temporada 1995-1996, tenían una energía infinita. “Esta temporada ha sido de mucho sufrimiento, pero también de mucha pasión. Y seguro que el fin de semana que viene [cuando se celebra la final de la Champions contra el Real Madrid] estaremos aquí de nuevo”, dice Pedro, de 19 años, que espera junto a un amigo a los jugadores. Cerca de ellos está Ildefonso, que se acuerda bien de las victorias de 1971, 1976 y 1996. “Pero esta ha sido una temporada muy especial. Estoy muy feliz ahora mismo”, resume el hombre de 53 años, mientras agita una bandera de su equipo.

Los jugadores del Atlético, durante el paseo en el autocar por las calles de Madrid
Los jugadores del Atlético, durante el paseo en el autocar por las calles de MadridJULIÁN ROJAS

El club preparó este domingo una estructura para conmemorar la victoria junto a los aficionados y recibir a los jugadores. Alrededor de la fuente, que seguía rodeada de vallas, había una inmensa tela azul que rezaba campeones Liga 2013-2014. Inmensas torres de luz, cubiertas de una tela roja en la que también se leía “campeones”, completaban el escenario montado. Había también un pinchadiscos, llamado para animar a la hinchada durante la espera. Al contrario de la celebración de 1996, cuando el club montó una inmensa fiesta para festejar el título, con elefantes paseando por las calles de Madrid incluidos, esta vez eran los aficionados quienes comandaban la celebración.

El gentío coreaba sin parar: “Campeones, campeones”, “Luis Aragonés, Luis Aragonés”, "Atleti, Atleti, Atlético de Madrid", entre otras muchas canciones del repertorio colchonero. Bufanda en mano, no paraban de entonar himnos hasta componer un mar de gente que cantó como una sola voz. “Es una satisfacción inmensa. Después de una temporada de lucha, nos lo merecíamos”, decía tan convencido como eufórico José Miguel, de 58 años. “Pero aunque no hubiéramos ganado, lo más importante ha sido la Liga que hicimos, con mucha emoción”, concluye.

Carlos, que lleva a su hijo pequeño en los brazos, se encuentra muy emocionado. Se le intuye orgulloso, por sus palabras se deduce que quizá pensó que no podría volver a vivir un momento como el que vivió 18 años atrás. “Soy socio del Atleti desde hace 34 años y pensaba que la temporada 1995-1996 era irrepetible. El tiempo pasa y ahora estoy aquí con mi hijo. Y para mí esto es lo mejor del mundo”. Lo mismo que debió pensar Germán Burgos, cuando liderando al equipo de trabajo de Simeone empezaron a atronar los acordes del Thunderstruck de AC/DC Al fin y al cabo, este Atlético juega como una tormenta eléctrica.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Felipe Betim
Nacido en Río de Janeiro, ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Escribe sobre política, temas sociales y derechos humanos entre otros asuntos. Es licenciado en Relaciones Internacionales por la PUC-Río y Máster de periodismo de EL PAÍS/Universidad Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_