“Bajamos los brazos antes de tiempo”
Ancelotti dice que regalaron dos goles al Celta y los jugadores del Madrid admiten que descuidaron el campeonato El vestuario se aferra a la cita de Lisboa con optimismo
Frente a un Atlético que hace no mucho se vio ahogado por las deudas, un equipo construido con fragmentos de bajo coste, y frente al Barça más deprimido de la última década, el Madrid parecía un claro favorito al título que premia la regularidad. Por potencialidad, el club más rico del mundo se encontraba ante una ocasión irrepetible de hacerse con el campeonato español. Pero, contra lo que indicaban las apariencias, la propaganda y las cifras en los balances de cuentas, el Madrid perdió la Liga. La desperdició aunque en Vigo el entrenador, Carlo Ancelotti, procuró soslayar la evidencia con un discurso hábilmente dirigido hacia el futuro, hacia la final de la Champions del sábado 24 de mayo en Lisboa.
“Hemos regalado dos goles”, fue lo primero que dijo Ancelotti, que no pudo disimular el gesto de tristeza. “Después hemos intentado marcar y tener el control del juego. Estamos decepcionados porque hemos perdido la Liga y es la primera competición que perdemos. Pero tenemos que mirar adelante porque nos queda la final de la Champions”.
“No hemos hecho bien los últimos tres partidos”, prosiguió el técnico. “Hemos bajado un poco la intensidad y lo hemos pagado muy caro. Ahora debemos recuperar la energía, los jugadores lesionados, y pensar en la final. Pienso que tenemos tiempo para prepararla muy bien”.
La Décima es casi una realidad. Casi. Mientras tanto, el Madrid tiró la Liga a la basura porque ganó dos puntos de los últimos nueve, prueba fehaciente de una inestabilidad impropia de un equipo fiable. Como dijo Ramos al salir del estadio: “El Madrid es capaz de todo. Tanto de lo bueno como de lo malo”.
Arbeloa, que reapareció en Vigo con una barba negra y poblada, semejante a la de James Harden, se mostró consternado. “Ha sido una semana difícil”, dijo el lateral, “el empate con el Valencia nos afectó psicológicamente. Hemos bajado los brazos antes de tiempo. Pero la Champions servirá para valorar la temporada”.
Los jugadores ganan tiempo apelando a la Champions, conscientes de que allí, en el torneo europeo, han encontrado una especie de santuario de tranquilidad. En España, frente a adversarios directos como el Atlético o el Barcelona, o contra modestos como el Elche, el Celta, Osasuna o el Valladolid, la vida del equipo ha sido bastante más accidentada. Esta tendencia ha sembrado de optimismo a la plantilla, al punto de que son mayoría los convencidos de que el Atlético no soportará la presión de la final de Lisboa, donde, creen, se impondrá la calidad de los madridistas. Tanta fe ha hecho divagar a los futbolistas proyectando su imaginación al 24 de mayo, descuidando lo que sucedía en estos días, en estos partidos contra el Valencia, el Valladolid o el Celta en los que, sin advertirlo, se estaban jugando todo el esfuerzo del año en una Liga que habrían tenido a mano.
“Puede ser que hayamos bajado los brazos antes de tiempo”, reconoció Isco Alarcón. “¿Quién nos iba a decir que ganando al Celta hubiésemos tenido opciones? A toro pasado pues… ¡Nada! Solo queda levantarnos. Somos el Madrid. Estamos obligados a luchar por todo siempre”.
“Tenemos una final que es un sueño para todos y esperamos conseguirla”, prosiguió el malagueño. “Pero sí. Hemos dejado escapar una Liga que teníamos difícil pero que luego, viendo los resultados que ha habido, sólo habríamos tenido que ganar contra el Celta. Yo creo que en algunos partidos hemos estado pensando en lo que hacían otros equipos y hemos bajado los brazos”.
El joven Isco, titular en Balaídos, se convirtió en el portavoz inesperado de un vestuario con gente mucho más veterana que él. “Nos queda levantarnos todos juntos para luchar como equipo”, declaró, expresando la impresión positiva que tiene el grupo de la final de Lisboa. “Esto no nos afectará para la final. Somos profesionales. Todos hemos pasado por malas rachas y en situaciones así se demuestra que somos un gran equipo. ¿Qué mejor que levantando la Champions?”.
Ramos insistió en la visión luminosa que ha encandilado a los madridistas en los últimos días. “Esta temporada se ha conseguido un título y estamos en una final de la Champions”, dijo. “No podemos dejar que moralmente el equipo se venga abajo. Si queremos conseguir ese título tan deseado y reconocer el mérito del equipo en otros trances de la temporada hay que cambiar el chip. Está claro que el fútbol tiene eso. Un día estás arriba y al otro lo ves todo negro. El Madrid es capaz de todo, tanto de lo bueno como de lo malo, y en las últimas jornadas nos queda mucho que reflexionar y sacar conclusiones. El equipo ha tenido muchas bajas. Tenemos que pasar página y pensar en la Champions pero estamos tristes y decepcionados porque hemos dejado escapar una oportunidad única”.
“En el Madrid siempre tienes fe mientras matemáticamente se pueda”, explicó Ramos. “Desgraciadamente ya no podremos ganar esta Liga. Cuando no dependes de ti mismo, como nos sucedió, la mentalidad siempre te cambia. Lo bonito del fútbol es que te puede ganar cualquiera. Nadie esperaba que el Barcelona y el Atlético no ganaran en esta penúltima jornada. Nuestro objetivo era sacar tres puntos al Celta pero no lo conseguimos. Ahora tenemos tiempo para pensar. Ha sido un problema de actitud y desgraciadamente esto no puede pasarnos en la final porque la perderíamos”.
Otra misteriosa suplencia de Bale
La lista de bajas del Madrid es numerosa y, en general, bien justificada. Benzema jugó durante semanas con problemas en un tobillo y ayer descansó. Cristiano jugó meses con una tendinitis rotuliana y ahora lo paga. Pepe sufre una rotura fibrilar. Di María alegó cansancio después de correr más kilómetros que nadie esta temporada. Todos han hecho sacrificios que han puesto a sus cuerpos al límite. En cuanto a Bale, que ayer, como en Zorrilla el pasado miércoles, volvió a quedarse sin jugar, el club no suministra detalles. La versión oficial, enunciada por Ancelotti la semana pasada, señala que el galés “no tiene problemas” pero sufre “molestias” derivadas de un “golpe” sufrido durante el partido contra el Valencia, hace una semana. Los compañeros en el vestuario desconfían al oírlo porque en torno al goleador el Madrid informa poco incluso de puertas para dentro. Los futbolistas hablan de “secretismo”. Rara vez una simple molestia física deja fuera de combate a un profesional cuando hay títulos en juego. Pero Bale, que costó 100 millones de euros el pasado verano convirtiéndose en el jugador más caro de la historia, lleva toda la temporada apuntándose a la lista de bajas de forma más o menos inesperada. Balaídos fue el último capítulo.
“Bale no estaba al cien por cien”, dijo Ancelotti, que lo convocó, lo sentó en el banquillo, pero no lo utilizó. “Lo mismo que Cristiano, pero distinto. Bale sufría un golpe. No quisimos arriesgarlo. He preferido evitar problemas. Cristiano ha hecho un tratamiento esta mañana y está casi recuperado. Ahora tenemos dos semanas para preparar el partido de Lisboa y creo que Cristiano estará al máximo para la final. Veremos si juega contra el Espanyol”.
Ancelotti juzgó que la mejor noticia en Vigo fueron las reapariciones de Arbeloa y Khedira. “Lo han hecho bien, sin problemas”, opinó, “con una buena intensidad. Son la nota más positiva de este partido”.
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