La tiene Messi
Tras una temporada envuelto en polémicas, desde los vómitos a los líos fiscales, la pegada del argentino, con el Mundial a la vista, es la esperanza del Barcelona para retener la Liga
Entendió Martino que en las semifinales europeas contra el Atlético, equipo solidario como pocos en las ayudas defensivas, Leo debía quedar orillado. “No queríamos que tocase tanto la pelota”, llegó a decir el técnico del Barcelona al acabar el duelo, perdido sin apenas decir ni pío; “preferíamos que encarara a su lateral izquierdo”. Pero La Pulga no probó en ocasión alguna a Filipe Luis del mismo modo que tampoco bajó a recibir, ausente hasta el punto de que apenas corrió un kilómetro y medio más que Pinto, el portero. Resulta que Martino quería que no descendiera tanto a la sala de máquinas para resaltar su definición cara a puerta. Pero no llegó y a Messi se le señaló de rezongón como tantas veces a lo largo de esta temporada.
Es, en cualquier caso, La Pulga el mejor reflejo de este Barça, dado por vencido y ahora con la Liga a tiro gracias a la bola extra que le entregaron los batacazos del Atlético y del Madrid. Elche a domicilio y Atlético en casa, los últimos escollos para recomponerse y festejar la Liga, por más que desde el vestuario ya tiraron la toalla y desde el club admiten que se debe renovar la plantilla profundamente.
No ha habido un curso más tumultuoso que este para Messi, que a los 26 años las ha pasado canutas en todos los sentidos. Todo empezó con tres presuntos delitos sobre Hacienda, inicialmente resuelto con los cinco millones que el padre, Jorge, depositó en agosto en un juzgado de Gavà. Pero no llegó la calma; el delantero, ya quebradizo desde los cuartos de final del curso anterior, encadenó lesiones musculares hasta tener que retirarse en diciembre a Argentina, donde realizó una pretemporada a su medida. Una decisión aprobada por el club, que se tiró de los pelos porque entendían que le habían dado todo —como la renovación de Pinto en el ejercicio pasado, el técnico y jugar como quería— sin obtener su entrega a cambio. Por todo ello, no fueron pocos los que resaltaron su desidia, expresada en el campo porque no ha recobrado su alegría futbolística, por más que siempre tenga chispazos y fútbol de sobra, aunque Ronaldo le arrebatara el último Balón de Oro. “Salieron muchísimas cosas durante el año. Muchas barbaridades, casi todas mentiras”, resolvió el 10 esta semana.
Con un nuevo contrato por firmar y respaldado por la afición, ha llegado a los 40 goles
Le molestó al entorno de Messi, entre otras cosas, el enfoque que se dio en los medios de comunicación a dos capítulos de este año. El primero fue la supuesta conexión de la fundación del jugador, focalizada en su padre, con los narcotraficantes colombianos, que podrían haber ganado grandes cantidades de dinero con los partidos veraniegos amistosos del 10. Exculpados por la justicia, la familia Messi quedó marcada. “Nunca dejaremos de estar expuestos porque somos buena presa”, analizaban desde su círculo. Un sentimiento que reforzaron meses después, cuando a Leo le recriminaron unos extraños vómitos que se repetían durante la disputa de los partidos. Ocurre, sin embargo, que ese regurgitar era simplemente por los nervios y una mala digestión, todo solucionable con bicarbonato. “Es como cuando trataron la medicación de los factores de crecimiento como anabólicos, cuando se dijo de todo…”, se defendieron desde su entorno. A lo que no quisieron replicar es a los contratos paralelos de Neymar, que dispararon la escala salarial del equipo y del que se desprendió que Leo estaba enfurruñado.
Sucede con Messi, en cualquier caso, que el jugador nunca salió a la palestra para defenderse, desaparecido ante los micros a no ser que se ponga el brazalete de Argentina. “Leo no habla, no se defiende con la boca sino que lo hace con el fútbol”, dijo Martino. Pero se acumularon las críticas porque no ha alcanzado su mejor versión en toda la temporada, aunque sí alcanzara por quinta vez consecutiva la cifra de las 40 goles —28 en la Liga, a solo tres de Ronaldo, que suma un partido más—. El Camp Nou es, sin embargo, el mejor alimento para Messi; en los últimos encuentros siempre hubo un referéndum para el 10 y siempre salió victorioso. “Eso le ha dado mucha paz”, esgrimen desde el club, confiados a su pegada para reconquistar la Liga.
El club, tras mucho ruido institucional, parece más pendiente del próximo curso
En el sprint final del azaroso curso, Messi se ha encontrado con un marco idílico —aunque le preocupa que Cesc y Pinto, sus grandes amigos, puedan irse al final del año—, respaldado por la afición y por el club, que le ha propuesto una renovación de contrato para ser el mejor pagado del mundo. Se pretende anunciar el día antes o después de que acabe la temporada para que se pueda centrar en Brasil y el Mundial, una obsesión suya porque es lo único que le falta por ganar.
“Se ve la posibilidad de tener opciones en la Liga y depender de nosotros mismos. Hay que aprovechar este momento y no dejarlo escapar”, explicó Messi esta semana. En la temporada de los líos, porque también está en el fisco el contrato de Neymar, la FIFA sancionó al club para luego aplicar la cautelar por contratos irregulares a menores, y el presidente Rosell hizo mutis por el foro, el Barça ya negocia con Luis Enrique (Celta) para definir el nuevo proyecto. Justo lo que le preocupa a Messi. Pero antes de todo, del Mundial y del próximo Barça, hay dos partidos que pueden darle la Liga. Y Messi, como siempre, es quien tiene la pelota delante del portero rival.
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