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Las siete vidas de Ronaldo

Por primera vez en la historia un Mundial no se disputaba en Europa o América y también por primera vez compartía sede. Corea y Japón llevaron la Copa del Mundo a Asia. Ganó Brasil imponiéndose en la final a una Alemania mediocre, con Ronaldo resucitado tras sus graves lesiones de rodilla, con un gran Rivaldo y un emergente Ronaldinho. Con Scolari en el banquillo no deslumbró, pero era la selección con mejores individualidades y se alzó con su quinto título. Fue un campeonato del mundo extraño, poco vistoso, marcado por los favores arbitrales a Corea, que llegó hasta semifinales. La Francia de Zidane, que defendía el título, y la Argentina de Bielsa eran las grandes favoritas, pero no pasaron de la primera fase. Turquía, con su tercer puesto, fue la gran revelación.

Ladislao J. Moñino
Ronaldo celebra el título.
Ronaldo celebra el título.

JOSÉ ANTONIO CAMACHO |

Internacional español y seleccionador

"No ganamos porque no nos dejaron"

Las camisas empapadas en sudor de José Antonio Camacho forman parte de las imágenes más recurrentes de ese Mundial. La humedad y la tensión con la que vivió los partidos se resumieron en ese último partido con Corea en cuartos de final. Parecía que España, tras haber hecho una brillante primera fase y eliminar en octavos a Irlanda, rebasaría la barrera maldita de los cuartos de final. Sin embargo, la actuación del colegiado egipcio Al-Ghandour y de sus asistentes impidieron la victoria de España ante el anfitrión.

Camacho, en una imagen de archivo.
Camacho, en una imagen de archivo.AS

Pregunta. Acudieron a Corea como una de las grandes favoritas junto a Francia, Argentina y Brasil.

Respuesta. Formamos una selección competitiva, con muy buenos jugadores para poder resolver cualquier problema que nos plantearan los partidos y la competición. Teníamos defensas duros como Puyol, otros que la sacaban bien como Hierro y Helguera, gente que centraba bien como Joaquín y De Pedro, Valerón para jugar por dentro… Y arriba un rematador como Morientes… Raúl, que estaba en plenitud… Era una buena base, una mezcla de jugadores ingeniosos, otros eran especialistas y creo que logramos una buena selección, bien organizada alrededor de una idea de juego.

P. ¿Les condicionó mucho el exotismo de la sede?

R. Fue una concentración diferente a las demás por la peculiaridad de estar en Corea. Vinieron las esposas de los jugadores porque creímos que era lo mejor. Fue muy familiar, hay que ponerse en la piel de los futbolistas, en la tensión, en la lejanía que podían sentir con los suyos. También era importante la comida, que llevamos desde aquí… Recuerdo que tuvimos hasta una inspección.

P. También fue diferente que usted dejara pasar a la prensa en una de sus charlas.

R. Fue una manera de enseñar cómo trabajábamos. La prensa estaba falta de información y lo creímos conveniente.

P. No dudó en darle la titularidad a Casillas, que era un niño, tras la lesión de Cañizares.

R. Lo de Cañete, cortarse el pie con un frasco de colonia en la concentración previa de Montecastillo fue una desgracia, pero cuando un jugador se te lesiona, sea quién sea, no puede afectarte. Iker venía de ganar la Copa de Europa con el Madrid, de una temporada que no fue fácil porque había perdido la titularidad con César. Era joven, nunca había estado en un Mundial, pero tenía plena confianza en él. Ya le había llevado a la Eurocopa del 2000.

P. La primera fase desbordó el optimismo.

R. Empezamos muy bien. Fue la primera vez que España ganaba todos los partidos de la primera fase en un Mundial. Ganamos bien a los eslovenos, Paraguay, que era la más peligrosa, nos creó problemas, pero también la superamos con cierta holgura. Contra Sudáfrica, ya clasificados, también nos saló un buen partido pese a los cambios introducidos. Ganar esos tres partidos nos dio mucha confianza.

P. Irlanda en octavo les hizo sufrir más de lo esperado

R. Fue un partido que se complicó más de lo previsto. Empezamos marcando pronto con un gol de Morientes, pero no terminamos de dominar el partido. Ellos con Duff, que era muy habilidoso en la banda, nos dieron problemas cuando también metieron a Quinn, un delantero muy alto. Nos encajonaron al final y empataron de penalti en el último minuto. Nos fuimos a la prórroga y nos quedamos con diez porque habíamos hecho los tres cambios cuando Albelda se lesionó. En la tanda de penaltis, Iker estuvo sensacional. Hubo muchas críticas al juego, pero en un Mundial hay partidos que se ganan así.

P. La lesión de Albelda, el famoso huevo torcido, dio para mucha literatura.

R. Sí, hubo hasta cachondeo, pero ya le aseguro yo, que por lo que me han contado y por lo que vi en el chico, una torsión en un testículo duele mucho.

P. Contra Corea dejó a Raúl fuera, con una lesión muscular, pero él que quería jugar y le insistió mucho.

R. Le dije que no iba a jugar y es lógico que se enfadara, pero no podíamos arriesgar a perderle porque podíamos tener una semifinal y una final por delante. Le esperé hasta el último momento, habíamos traído a algunos de los fisioterapeutas de los clubes, que fue una novedad porque queríamos que los jugadores se sintieran como en sus equipos. Intentamos recuperarle, aunque fue imposible. Se quedó jodido, pero había que tomar una decisión.

P. ¿Temían ya la encerrona de Al-Ghandour y sus asistentes?

R. Sí, Corea había eliminado a Italia y habían pasado cosas raras, favores que vio todo el mundo. Llamamos a Villar para avisarle, pero no pudo cambiar la decisión. No ganamos porque no nos dejaron. La gente dice que a Corea tuvimos que meterle cuatro, pero para eso antes hay que meter el primero. Nosotros hicimos dos goles legales y nos los anularon. Uno de los líneas estaba muy comprometido con la causa, en la prórroga se me fue la olla. Estaba todo el rato encima de mí y a Hiddink no le decía nada. Luego, el propio Hiddink vino a pedirme disculpas porque se dio cuenta de todo lo que había pasado.

P. Sin embargo, al final fue de los más tranquilos.

R. Sí, porque yo tenía experiencia y sabía que cualquier cosa que hiciera luego hay que justificarla ante la FIFA y te arriesgas a las sanciones. Traté de calmar a los jugadores porque ya daba igual. No puedes hacer nada cuando el partido ha terminado.

P. Alemania les esperaba en las semifinales.

R. Tenían a Stielike, que fue compañero mío en el Madrid, en su cuerpo técnico y hablabámos mucho. Me dijo que respiraron hondo cuando nos eliminó Corea.

P. Y usted dejó la selección por sorpresa.

R. Sí, creía que se había terminado un ciclo y me apetecía más el trabajo de entrenador que de seleccionador.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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