Una goleada de primera
El Celta abruma a un Valladolid inoperante y sella su permanencia entre los grandes
El Celta ha llegado a la meta con el estruendo de una goleada y el regusto de haber armado un bloque competitivo del que se aprecia margen de mejora siempre que la economía propia y la ambición ajena permita la continuidad del actual grupo técnico y de futbolistas. El equipo tiene una línea, es grata para el espectador y además victoriosa. Es fácil decirlo o escribirlo, pero no tan sencillo edificarlo. Luis Enrique lo ha conseguido y el Celta seguirá otra campaña entre los grandes. Las dudas son para otros, por ejemplo para el Valladolid, que tiene la salvación en su mano con tres partidos en casa y uno en el feudo del descendido Betis, pero que es penúltimo.
CELTA, 4 - VALLADOLID, 1
Celta: Yoel; Hugo Mallo (Aurtenetxe, m. 22), Cabral, Fontàs, Jonny; Krohn-Dehli, Madinda, Rafinha (Augusto, m. 60), Orellana; Nolito y Charles (Bermejo, m. 67). No utilizados: Íñigo López; Oubiña y Santi Mina.
Valladolid: Jaime; Rukavina, Rueda, Mitrovic, Peña; Álvaro Rubio (Víctor Pérez, m. 63), Rossi; Larsson (Manucho, m. 46), Óscar, Bergdich (Jeffren, m. 72); y Javi Guerra. No utilizados: Mariño; Valiente y Ramos.
Goles: 1-0. M. 38. Nolito. 2-0. M. 39. Charles. 3-0. M. 46. Nolito. 4-0. M. 49. Mitrovic, en propia puerta. 4-1. M. 74. Manucho.
Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes. Amonestó a Álvaro Rubio, Rueda, Bergdich, Rafinha, Javi Guerra
17.106 espectadores en el estadio de Balaídos.
Al Valladolid le cayó un chaparrón justo cuando parecía haber cerrado los caminos hacia su portería, después de no encajar gol en sus últimos tres partidos y recibir uno en cada uno de los dos anteriores; justo cuando tenía que ser más impermeable. No necesitó el Celta recurrir a su mejor versión, detalle que pone el foco sobre las imprecisiones del equipo castellano, que penó en un partido en el que fue de desastre en desastre. A los doce minutos ya le habían rematado dos veces a los palos, sin grandes alardes, con tanta simpleza como un balón largo del meta Yoel para que Charles encarase en solitario la portería contraria o un cómodo centro de Jonny, con tiempo para acomodarse la pelota en la diestra desde el flanco izquierdo y poner la pelota en la testa de Nolito.
El Valladolid no dejó de sufrir porque por más que tratase de armarse con la pelota siempre dejó señales inquietantes en cuanto se le exigió en la zaga. Había avisado por duplicado el Celta y acabó por matar dos veces con dos disparos, una descarga que le dolió al Valladolid porque estuvo precedida de un mano a mano de Larsson ante Yoel que sacó el meta gallego. Justo cuando más se acercó a la meta acabó por derrumbarse el equipo de JIM, incapaz de sujetar a un Orellana estelar. Futbolista de claros y oscuros, con un punto que remite a la ciclotimia, el chileno ha pasado de descartado a pieza de máxima confianza para Luis Enrique. Fabricó para Nolito y Charles los tantos que iniciaron la demolición del rival, que se fue al descanso tocado y se marchó a la lona nada más regresar con dos nuevas andanadas. Porque el Valladolid se había puesto en evidencia primero en el centro de la zaga y luego concedió el visado para la salvación del Celta por su banda derecha y dos goles, uno en propia puerta, en los tres primeros minutos de la segunda parte.
Con tres cuartos de hora para que disfrutar de la fiesta, Balaídos paladeó la consecución del objetivo y en el relajo colectivo encontró el Valladolid un postrero gol de Manucho. Atrás quedan para el celtismo finales de temporada en los que los objetivos se sustanciaron con foto finish. Este año el verano en Vigo comienza a finales de abril.
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