Muere Huracán Carter, el boxeador víctima de la justicia
El mitificado boxeador negro de vida tormentosa, que rozó el título mundial de los pesos medios, pasó 20 años en la cárcel por un error judicial
“Disparos de pistola resuenan por la noche en el bar. Llega Patty Valentine desde el piso de arriba. Ve al encargado en un charco de sangre. Grita: “Dios mío, los han matado a todos”. Aquí viene la historia del Huracán. El hombre al que las autoridades culparon de algo que nunca hizo. Lo pusieron en una celda, pero pudo haber sido campeón del mundo”….
Así comienza la canción Hurricane, con la que Bob Dylan, en ocho minutos y medio, quiso denunciar en su álbum Desire el caso del boxeador que llevaba diez años en la cárcel tras ser condenado en 1966 a tres cadenas perpetuas por un triple homicidio. Aún tuvo que pasar casi otra década hasta que Rubin “Hurricane” Carter fue liberado en 1985 después de demostrarse las evidencias de racismo, coacciones y manipulaciones previas en el primer juicio. Pero se había pasado casi 20 años en prisión. No era un santo, había cometido otros delitos en su vida y estaba marcado. Era negro y aún no había logrado el título mundial del peso medio cuando perdió por puntos en 1964 contra Joey Giardello. Quizá estaba ya de vuelta al perder después con otros aspirantes. De vuelta de todo. Duro precio para convertirse en otro mito.
Libros, incluida su autobiografía, o la película The Hurricane, dirigida por Norman Jewison y protagonizada por el premiado Denzel Washington en 1999, acabaron de inmortalizar su historia. Carter dedicó el resto de su vida a defender casos como el suyo. Vivió en Toronto y llegó a dirigir la fundación AIDWYC de ayuda a los condenados injustamente. Murió este domingo de cáncer de próstata en la ciudad canadiense, a orillas del lago Ontario, apenas 15 días antes de cumplir los 77 años
Boxeador, negro y vida turbulenta desde la infancia. Ingredientes perfectos para convertirse en otra variante más de juguete roto que ha dado la vida entre las 12 cuerdas y el racismo estadounidense. Carter, junto a Muhammad Ali, ex Casius Clay, han formado la pareja más procelosa surgida con el pugilismo como fondo. Incluso coqueteó con el Islam, pero no por mucho tiempo. Y con la gran diferencia de que Ali pudo demostrar todo su talento pese a las tormentas. Carter fue derribado por huracanes más fuertes.
Nació en Paterson (New Jersey) el 6 de mayo de 1937. Fue el cuarto de siete hermanos y ya pareció ennegrecerse con él la justicia a los 14 años. Fue enviado a un reformatorio acusado de asalto y robo pese a que él dijo que había tratado de defender de un pedófilo a uno de sus amigos con una navaja. Hasta le costaba defenderse él mismo con su tartamudez. Lo que le sobraba era agilidad y se fugó de la prisión juvenil tres años más tarde para ingresar en el ejército. Era una salida, que incluso le ayudó a hablar mejor. Pero no le sirvió para ir por primera vez a la cárcel nada más dejar su periodo militar, que duró menos de dos años. Fue condenado a nueve meses por su huida del reformatorio. Su vida volvía a ser casi una ruleta rusa. Hasta 1961 volvió a estar en prisión por varios asaltos. El boxeo, refugio de tantos personajes con vidas borrascosas, vino a salvarle. Pero tampoco le duró demasiado. Apenas hasta 1966, cuando aún estaba entre los mejores pesos medios y entre sus derrotados habían estado nada menos que el también legendario Emile Griffith o Jimmy Ellis, luego campeón mundial de los pesados.
Como sigue diciendo la letra de “Hurricane”: “Tres cuerpos allí tirados y Patty ve a otro hombre llamado Bello andando por allí misteriosamente. “Yo no lo hice”, dice él y levanta las manos. “Solamente estaba robando la caja, espero que me comprendan. Los vi irse”……”Mientras tanto, muy lejos, en la otra parte de la ciudad, Rubin Carter y un par de amigos, van conduciendo por allí. El aspirante número uno a la corona de los pesos medios no tenía ni idea de la clase de mierda que le iba a caer cuando un poli lo empujó a un lado del camino. Como la vez anterior y la anterior. En Paterson así son las cosas. Si eres negro es mejor que no salgas a la calle a menos que quieras caldear el ambiente….”
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