El orden de Busquets no basta
El medio se impone en el centro del campo, pero el Barça se ahoga por las bandas
Le ganó la primera a Isco y la segunda a Coentrão, de cabeza, cuando no había transcurrido ni siquiera un minuto. A la tercera, interceptó una combinación del Madrid y el Barcelona empezó a tocarla. Nunca perdió Sergio Busquets un pase ni la posición. Y frío como un cubito de hielo, por mucho que se le hubiera calentado la oreja por un supuesto pisotón a Pepe tras el último clásico, el de Badia jugó un partido muy completo. No fue suficiente para su equipo, por mucho que insistiera siempre en darle criterio a cada balón que tocó. Ordenado a su alrededor, el Barcelona jugó a partir de su cadencia, porque siempre le encontraron los laterales en la salida, y como suele hacer, cerró las líneas a la espalda de los volantes. Con Busquets y sin Messi, al Barça no le alcanzó para levantar la Copa.
Busquets entendió el partido desde el balón, pendiente de la salida del Real Madrid. Le cerró líneas de pase a Modric y tapó mucho a Xabi Alonso y a Di María. Corrió en defensa de lado a lado y atrás. Y en una de esas, hasta salvó una contra ejerciendo de guardaespaldas de los centrales. Imponente, evitando por costumbre la épica, jugó fácil para Xavi, especialmente con Iniesta y de manera insistente con Cesc Fàbregas. Supo ver a Alba y a Alves y ante su criterio y su intención el Madrid, que solo hizo daño al Barça cuando se saltó la posición de Busquets encontrando la contra tras un balón largo, no dio con el antídoto.
Busquets jugó al pie en la construcción y puede que no resultara decisivo, pero tuvo el peso en el partido que le exigía su papel, otra vez de secundario y de nuevo trascendente antes por peso que por detalles. De él partió el Barcelona, porque como suele decir Bartra, no hay mejor amigo para los centrales que la presencia de Busquets, siempre dispuesto a ayudarles, especialmente al incomodar a Benzema. Solo una vez, al inicio de la segunda parte, se comió un amago de Bale.
El Barcelona fue tan central como Busquets, porque jamás tuvo bandas. No apareció apenas Neymar, más allá de un rebote que tuvo con Coentrão, que le terminó costando la tarjeta amarilla al brasileño. Por el otro lado, Iniesta siempre se metió por dentro y Alba se desactivó bien pronto, cuando se rompió en la jugada del gol de Di María.
No fue suficiente para su equipo, por más que insistió en darle criterio a cada balón que tocó
En el tremendo juego de errores en el que el Barcelona convirtió el partido, el sentido común lo puso Busquets, con la colaboración de Bartra y de Iniesta. Desaparecido otra vez Leo Messi, insulso Neymar, la única coherencia la puso Busquets, pero con eso no le basta al Barcelona, que nunca le hizo daño al Madrid y si no dijo adiós a la Copa antes fue seguramente porque el Madrid no tuvo sobre el césped de Mestalla a Cristiano Ronaldo. El latigazo de Bale por la izquierda acabó de romper a Bartra, que había sido duda hasta el último momento a causa de molestias musculares, y de decidir el partido.
Con el cambio de Bartra por Alexis, Busquets pasó a jugar de central y el equipo perdió definitivamente el sentido del juego, convirtiéndolo todo en un ataque de ganas que murió en el tiro al poste de Neymar. Terminado el partido, Busquets siguió defendiendo a los suyos, como había hecho todo el tiempo, y se las tuvo con un cámara de televisión. La procesión iba por dentro. Alexis se fue del campo nada más terminar el partido, sin esperar a la ceremonia de entrega de la Copa y a pesar de los requerimientos del delegado del equipo, Carles Naval. El resto de jugadores del Barcelona sí permanecieron en la cancha, mientras los jugadores del Real Madrid celebraron con júbilo el título, incluido el lesionado Cristiano Ronaldo, que presenció el partido desde la banda. Fue la tercera derrota consecutiva del Barcelona, rendido ante su máximo rival, eliminado de la Copa de Europa por el Atlético y poco menos que desahuciado en la Liga tras caer en Granada.
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